TERCERO D E LOS NUEVE
Promesa duodécima: En el exceso de la misericordia de mi Corazón.
Meditación
Punto 1.En el exceso de mi misericordia...¡Cuántos excesos de amor y misericordia vamos meditando, en la que nos prodigó el Señor, para redimirnos y salvarnos¡ ¡Ah, Señor, cuánto os abajaisteis, siendo como sois, la grandeza infinita¡¡ Y todo para levantar y engrandecer al hombre, envilecido por el pecado de origen, y degradado con las ofensas personales, con las cuales, no sólo se manifiesta ingrato a vuestros excesos de amor y misericordia, sino que se declara enemigo vuestro, y os desprecia, os ultraja y os ofende¡ ¡Y vos, Señor, conteniendo vuestra justicia infinita, todavía os abajaís, y usando para con él, por compasión de vuestra misericordia le esperaís, más aún, le llamaís, y si responde a vuestras llamadas amorosas, y se arrepiente de veras, y viene a Vos por la penitencia, salís a su encuentro, y le perdonáis y le dáis el ósculo de la paz, y todavía hacéis que se celebre en el Cielo, la conversión de este pobre pecador¡ Ah, Señor, qué exceso de misericordia, qué extremo de amor, cuánto hacéis para engrandecer al hombre¡ ¡ Cuánto os compadecéis de sus miserias¡¡Cuánto le dáis para que se salve¡¡Y para llegar aquí, qué uso tan excesivo tenéis que hacer de vuestro amor y misericordia¡.
¡Ah, Señor, pudisteis salvar al mundo con solo sacrificar vuestra vida, pero preferisteis sacrificarlo todo antes de morir¡ Sacrificasteis vuestra sabiduría infinita, apareciendo como necio e insensato ante Herodes, el cual os hizo volver a Pilatos, vestido de blanco por las calles de Jerusalén, como si fueseis imbécil, o falto de juicio y razón. Sacrificasteis, vuestro poder infinito, dejandoos atar, escupir, golpear, cayendo tres veces como exhausto de fuerzas bajo el peso de la Cruz. Sacrificasteis vuestro honor, dejandoos clavar en la Cruz, apareciendo en ella como infame, sedicioso, malhechor, blasfemo y hasta como endemoniado. Y como hicisteis estos y muchos más sacrificios por mi amor, con razón podéis decir desde la Cruz al mundo: Mirad, hombres, hasta que exceso he tenido misericordia de vosotros y os ha amado mi corazón...
Devoto del divino Corazón,¿has aprendido tú a amar así, sacrificando todas tus cosas por amor de aquél que lo sacrificó todo por el tuyo?.
Punto 2.En el exceso de mi misericordia... No solo aparece excesiva la misericordia amorosa del Corazón de Jesús en haber sacrificado para redimir al mundo su sangre, su honor y su vida en la ignominia de la Cruz, sino que aparece aún más exceso de amor y misericordia, en haber querido perpetuar estos mismos sacrificios y su preciosa muerte en el santo sacrificio de la Misa, en el cual ha prometido estar con nosotros hasta la consumación de los siglos, mediante el santísimo sacramento de la Comunión, y para cumplir esta promesa, ¡Cuántos excesos de misericordia y amor¡ Porque si ya hay exceso de amor en haber padecido tanto por nosotros, si le hubo mayor en morir en la ignominia de la Cruz una sola vez, ¡cuánto mayor exceso de misericordia y amor habrá en reproducir todos los dias, a todas horas y en todos los momentos, y multitud de veces , el mismo sacrificio de la Cruz, sobre nuestras aras, con sola la diferencia que allí le ofreció derramando toda su sangre, o sea de una manera cruenta, como dicen los teólogos, y sobre nuestros altares se ofrece y consuma el sacrificio mismo de la Cruz, aunque de manera incruenta¡¡Qué exceso de amor y misericordia tan propio del Dios sacramentado¡ Y, devoto del divino Corazón, dime, ¿no hay exceso de misericordia y amor para contigo al dispensarte la gracia, ó que tú mismo celebres aquel mismo sacrificio, o que se celebre a tu vista, no una, sino muchas veces? ¿Y no es más exceso de amor, el que puedas comer y alimentarte con aquella victima santa, para consuelo y salud de tu alma?.