Y ciertamente que es en todo grande: el que la hace es el divino Corazón de Jesús; a quien se hace es a los verdaderos devotos del mismo sagrado Corazón; es además grande por los medios para conseguirla, que son, nueve comuniones hechas por sus distinguidos devotos y en nueve viernes, dias en que conmemoran los fieles el amor que nos manifestó el Salvador, padeciendo y muriendo por nosotros; día en que se conmemoran y adoran con la Beata Margarita (hoy Santa) los triunfos de la Cruz, y en ella el reinado del amor del Corazón de Jesús, establecido en la Cruz. Dominus regnavit a ligno: grande por el primer viernes de mes , pues aunque no sabemos por qué prefirió el Salvador, de los viernes el primero de mes; sabemos que cuando hizo a la bienaventurada la segunda revelación de las llamadas principales, le mandó comulgar todos los primeros viernes de mes; sabemos que todos los primeros viernes de mes se renovaba en la misma el dolor de la llaga que, aunque milagrosamente cicatrizada según la predicción del Salvador, ni se extinguiría el dolor, ni siquiera se aliviaría en él; y el dolor era tanto, que no la dejaba dormir, según dice la paciente; y los vivos ardores que la causaba, la consumían y abrazaban viva. Son sus palabras, como también lo son que con este sufrir se sentía henchida de Dios. Sabemos, finalmente, que este dolor y ardores se renovaban todos los primeros viernes de cada mes, lo cual dice ella así: ¨ Se manifestaba el divino Corazón como un sol resplandeciente, cuyos rayos, del todo abrazadores, caían sobre mi corazón tan directamente, que le sentía al punto inflamado con tan ardoroso fuego, que parecía me iba a reducir a pavesas. Y en este tiempo me enseñaba especialmente mi divino Maestro lo que había de hacer y me revelaba secretos de su amable Corazón¨ . ¡Qué claro se vé que al dolor y sufrimiento seguía siempre en Margarita el gozo y el premio¡. Así lo haría contigo el divino Corazón si supieras sufrir por su amor.
Punto 3.Nueve primeros viernes de mes consecutivos...Designios admirables son por cierto todos los relacionados con la duodécima promesa.Designa el Salvador para hacer las comuniones nueve viernes, no cualesquiera, sino nueve primeros de mes. Y no los deja a elección de cada cual, sino que una vez empezados han de ser consecutivos, y de tal manera, que si se interrumpe uno, es necesario empezarlos de nuevo. ¡Qué precisión, qué pequeñeces al parecer¡ Qué vió en esta continuidad y precisión el Corazón divino, no quiso manifestarlo; pero podemos considerar, que tanto la grandeza de la gracia prometida, cuanto los medios para alcanzarla convenía que estuvieran sometidos a la obediencia divina, no solo en general, sino en todos sus pormenores, para que todo en esta promesa fuera grande y divino, como lo es todo lo que está autorizado para su certidumbre y mérito, por la obediencia a nuestro Salvador, Cristo Jesús. ¡Oh, cuánta gloria dan y cuánto santifican las obras hechas por obediencia al divino Corazón¡.
Además podemos considerar que como es tan del agrado de Cristo Jesús el orden y constancia en el bien obrar, estableció el orden periódico en el tiempo y la constancia en la empresa continuada por nueve meses, y como en el orden divino adquiere el alma aumento de gracia, de paz y bienaventuranza, y en la perseverancia de nueve meses aumento para la gloria, así quiso prevenirlo todo, para que aún estos mandatos , al parecer pequeños, engrandecidos por la obediencia , correspondieran a la promesa, la cual es ciertamente grande, y muy grande.
También es de considerar que habiendo distinguido tanto el divino Corazón los primeros viernes de mes, eligió los de los nueve meses, no solo para confirmar el espíritu de su esposa, la Iglesia Santa, en la institución de octavas y novenas , sino mas particularmente, para que con estas
(Continua)