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P R I M E R   VI ER NES  DE M ES
QUINTO  DE  LOS NUEVE


Promesa duodécima: Concederá a  todos los que comulguen  nueve primeros viernes de mes consecutivos...

Meditación
Punto 1.Concederá a  todos los que comulguen ...

Alma devota del divino Corazón, mira con qué aseveración y generosidad hace la concesión. Responde de su cumplimiento la omnipotencia de su amor, y a la omnipotencia nada resiste; responde y manifiesta su generosidad, el hacerla a todos los que se presten a cumplir lo que se manda en la promesa, y la manifiesta aún mayor, lo mismo que se manda para alcnzarla, que es la sagrada comunión, en la cual se ofrece en comida y alimento para el alma el mismo que en la promesa ofrece la gracia y la gloria; y más generosidad muestra  en darse a Sí en alimento, que dar su gloria, porque vale más el Dios y el Señor de la gloria, que la gloria misma. Bendito seáis Corazón divino, por el exceso de vuestra misericordia, y bendito mil veces por la generosidad que manifestáis en vuestra duodécima promesa.

Y es de considerar, que el conceder de Jesús, supone la súplica de parte del devoto, porque este es el plan general del orden divino en la distribución de las gracias, las cuales están ligadas generalmente a la petición.
Petite et accipietis: pedid y recibiréis, dice el mismo Salvador por San Juan (16 y 24). ¿No pedís?, pues no recibiréis.¿Eres tú de los que no piden la gracia de experimentar en tí la divina promesa, o lo pides sin instancia y perseverancia en la petición?Pues considera atento: a quién se pide;  quién pide; qué se pide, por qué medios, y para qué fines, y tal vez activarás tu petición. A quien pides es al divino Corazón, fuente de vida, de gracia y dador de gloria.
Quien pide es el devoto suyo, eres tú, tan necesitado de la divina gracia para todo, tú, devoto suyo. ¿Lo eres en espíritu y en verdad? Lo que se pide es la gracia de la penitencia o de la perseverancia final, a la cual corresponde la gloria. Pides la gracia más grande que hay para tí en la tierra y en los cielos. Los medios para pedirla además de la oración y la penitencia, son las nueve comuniones seguidas, en nueve primeros viernes del mes, designados por el mismo Salvador, es la recepción de los últimos sacramentos, según la misma promesa, es el ser recibido en la última hora en su  divino Corazón, como en asilo seguro. El fin último, es conquistar con cierta seguridad, aunque siempre por la gracia y con la gracia divina, la corona eterna de la gloria. ¡Qué cúmulo de gracias¡ Devoto del Corazón divino, procura asegurarlas para tu salvación, repitiéndolas mientras puedas cumplirlas.

Punto 2.Nueve primeros viernes de mes...
Grande fue, sin duda, en el aprecio del divino Corazón la duodécima promesa, a juzgar por lo que en ella pidió para alcanzarla. Pidió por medio de la bienaventurada Margarita a sus devotos, para celebrar su fiesta principal, una comunión y un acto de desagravio, además de la fiesta particular en honor de todo su sagrado Corazón, y prometió a todos los que le rindieran este honor y procuraran atraer a otros para lo mismo, que dilataría su Corazón para derramar en abundancia las influencias de su amor. Es decir, que para celebrar su fiesta principalísima el viernes después de la octava del Corpus Christi, y hacerse acreedor el devoto a la abundancia de sus influencias de amor, basta comulgar una sola vez; mas para alcanzar las gracias de la duodécima promesa son necesarias nueve comuniones consecutivas, y en nueve primeros viernes de mes, lo cual realza sobremanera la excelencia y grandeza  de la promesa llamada ya generalmente la gran promesa, y no sólo la realzan las comuniones por ser nueve, sino por que ellas consagran los nueve meses seguidos que se

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Carátula Bulteno
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