Recuerdos  de la Republica Checa

En  el  mes  de  agosto  me  encontre  en  la  Republica Checa durante tres semanas. Visite siete lugares diversos en Bohemia - la mitad occidental del pais - ademas  de  Praga,  la  capital.  En  cuatro  me  pude  contactar  con esperantistas. Yo  planee  especialmente  un  viaje  a  la ciudad de Teplice, donde   vive   Jan  Navratil,  esperantista  checo  que  estuvo  de  visita  en Colombia y Peru hace seis meses (al momento de escribir esto).

Teplice  se ubica  a  80 Km. al noroccidente de la capital. Facilmente pude viajar alli por tren. La  mayor  parte  del  viaje  de  dos  horas transcurrio junto a hermosos rios. Frecuentemente  era posible  ver  grandes fabricas, lo que caracteriza  a la parte norte del pais. Pero al mismo tiempo quedan muchos campos con heno recien segado o maiz de pronta cosecha.

Hace cien aņos  Teplice era un famoso balneario adonde llegaban muchos hombres   para   curarse  gracias  a  las   fuentes  de   aguas   medicinales. Posteriormente, debido  a   la  industrializacion  de  la  region,  perdio  su encanto  y  muchas  casas  se  descuidaron  y  comenzaron  a  envejecer  y decaer . Pero en los ultimos aņos se ha tratado de repararlas y embellecer toda  la  ciudad,  la   cual   actualmente   comienza  a  recobrar su belleza anterior. La  arquitectura  es  muy  agradable  y  las  casas  que  han  sido renovadas  son  muy  imponentes.  De  otro lado, en  los lugares ubicados junto a los grandes hoteles, hermosos jardines  florecen devuelta. Ademas de  los  baņos  se  encuentra  un   palacio   con  jardines  y lago propios y algunas iglesias historicas.

Pude  ver a muchas mujeres vestidas a la manera islamica junto a niņos y ancianos  en sillas de ruedas. Aparentemente se encontraban en la ciudad para aprovechar  las  aguas  medicinales,  sin  embargo la poblacion de la ciudad incluye a muchos sudasiaticos y otras etnias.

Lamentablemente,   debido   a   problemas   de   comunicacion,  no  pude contactar a Jan hasta la noche, lo que  solo  nos  permitio  solo dos horas para conocernos. El, con  una  amiga que  no  era  esperantista  pero  que voluntariamente quiso estar  para constatar  como funciona el Esperanto, y yo bebimos vino en un cafe acogedor  y  conversamos  sobre  su viaje  y nuestros amigos comunes en sudamerica.

Caratula

En Esperanto

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