LA
SENADORA
María de los Angeles Moreno, mujer patriota y de ideas avanzadas,
comprometida con las causas justas de la Nación y del pueblo, latinoamericanista
por convicción, envió su texto a la Primera Conferencia Juarista
Bolivariana por la soberanía y la unidad de los pueblos de América
Latina y el Caribe. Su conferencia fue leída, con la representación
de la autora, por la licenciada María Emilia Farías Mackey. Las
primeras líneas del texto de la senadora Moreno fueron dedicadas
al Partido Popular Socialista, sabedora la presidenta de la Mesa
Directiva y de la Junta de Coordinación Política del Senado de la
República, y presidenta también del Mecanismo Permanente de Género
de la COPPPAL que varios de los principales cuadros del PPS también
se han comprometido decididamente en esta tarea estrechamente vinculada
a sus principios y concepciones, la defensa de la soberanía y la
lucha por la unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños.
"La
historia de este partido está marcada por las luchas que han librado
en todos los frentes por la defensa de la soberanía y la autodeterminación
y asimismo, reconozco, las aportaciones hechas a México con sus
tesis e iniciativas legislativas, que han contribuido a fortalecer
nuestra vida constitucional y democrática", empieza diciendo la
senadora Moreno en su texto.
"Surgido
a la vida política en una coyuntura en que se debatía el perfil
económico de nuestro país, este partido asumió con visión de futuro,
la defensa de nuestros recursos, junto con la reivindicación de
los derechos de los campesinos y los obreros para lograr una sociedad
más justa y democrática.
"El
liderazgo moral de Vicente Lombardo Toledano, mexicano ilustre,
ideólogo brillante, luchador social y lúcido parlamentario, le permitió
convocar en 1948, a las fuerzas políticas simpatizantes del socialismo,
construyendo una opción política que vino a imprimir a la lucha
de partidos, un impulso dinámico y renovador.
"Desde
entonces, han transcurrido más de cinco décadas y la competencia
electoral, regulada por un orden jurídico que le da certeza, legalidad,
independencia, imparcialidad y objetividad es, finalmente, el resultado
de esta gran movilización en la cual todos los mexicanos hemos sabido
asumir una conducta responsable y resuelta".
Juárez,
férreo defensor de la soberanía y la autodeterminación.
La
democracia ha echado raíces en la vida de los mexicanos, porque
queremos vivir según el ideal de Juárez, en un gobierno de libertades
que ve en la democracia el único camino para alcanzar la justicia
como un sistema de vida.
Hoy,
de cara a las elecciones del próximo 2 de julio, vivimos momentos
de gran intensidad política.
Lo
que se debate no es únicamente quién debe ejercer el poder, sino
quién cuenta con las mejores propuestas que reafirmen el futuro
de nuestra democracia como un régimen de gobierno eficaz, estable
y legítimo.
Más
que nunca, los mexicanos tenemos que comprometernos a observar los
principios y valores de la democracia, si queremos seguir avanzando
firmemente hacia la consolidación de un Estado fuerte y soberano.
Este
es el principal desafío que tiene México ante un nuevo orden internacional
que se transforma vertiginosamente hacia la globalización.
La
globalización es un fenómeno cuyas consecuencias son análogas a
las que tuvo que afrontar Benito Juárez en aquella época crucial
en que se jugaba el destino de México, por la intervención de otras
potencias.
Hoy,
como en el pasado, la unidad nacional y la capacidad soberana no
son negociables.
Como
estadista y líder de una corriente histórica, Benito Juárez defendió
la soberanía y la autodeterminación, frente al expansionismo de
otras potencias, porque estaba consciente de que sólo mediante la
cohesión y la fortaleza de sus instituciones, México puede contar
con atributos y capacidades suficientes en su trato con otras naciones.
De
aquí la vigencia de la doctrina juarista que hoy sustenta la política
exterior de México y que se rige por los principios universalmente
reconocidos de autodeterminación de los pueblos, no intervención,
solución pacífica de controversias, proscripción de la amenaza o
uso de la fuerza en las relaciones internacionales, igualdad jurídica
de los Estados, cooperación internacional para el desarrollo y la
lucha por la paz y la seguridad internacionales.
Compartidos
por la comunidad de naciones, estos principios han contribuido a
consolidar el derecho internacional contemporáneo, asegurando que
las relaciones entre países se desarrollen, cada vez más, en términos
de igualdad y reciprocidad.
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