ANNUAL (22 de julio de 1921, viernes)
Durante cinco dias las fuerzas españolas concentradas en Annual fueron impotentes para liberar la posición de Igueriben, asediada desde el 17 de julio. Finalmente, Igueriben cayó en manos rifeñas la tarde del 21 de
julio. Aquella noche las tropas de Annual fueron testigos de la acumulación de fuerzas rifeñas a sus alrededor. Annual no podía resistir un ataque, y el general Silvestre, consciente de esta debilidad, ordenó evacuar la posición. A las 11:00 horas del 22 de julio las tropas españolas iniciaron la retirada. A esa misma hora los rifeños comenzaron el asalto a Annual. El pánico prendió entre los españoles, que comenzaron una huida desenfrenada sin que sus oficiales fuesen capaces de organizar ningún tipo de resistencia.
Fuerzas presentes en Annual ![]() Fuerzas presentes en Annual Al comenzar el asedio de Igueriben el domingo 17 de julio había unos 3.100 hombres presentes en Annual. Dos días más tarde se incorporaron 1.000 más, y dos días después lo hicieron otros 900. Así pues, el viernes 22 de julio se alojaban en la posición de Annual unos 5.000 hombres (3.000 españoles y 2.000 indígenas), con una fuerza de combate de 3 batallones y 18 compañías de infantería, 3 escuadrones de caballería y 5 baterías de artillería, encuadrados de la siguiente manera:
El campamento tenía víveres para cuatro días, municiones para un día de combate no muy intenso y carecía de reservas de agua. Sobre ellos iban a lanzarse unos 18.000 rifeños armados con fusiles (un total de unos 8.000, de los que 3.450 serían Mauser) y espingardas. Por la mañana del día siguiente, 20 de julio, se presentó el general segundo de la Comandancia General de Melilla, general Navarro, quien traía refuerzos de la Policía Indígena. Tras tomar el mando de manos del coronel Manella, decidió no hacer ningún intento de socorrer a Igueriben aquel día, dado el escaso espíritu de lucha que había observado en las tropas. No obstante, pasó el día organizando el siguiente intento, que tuvo lugar al amanecer del día 21. La operación comenzó al despuntar el día con una fuerte preparación artillera. Se dió la orden de avance y pronto se puso de manifiesto que el espíritu combativo de los soldados dejaba mucho que desear. La tropa estaba desmoralizada y combatía sin nervio. Las columnas de socorro tuvieron que retroceder.
Tarde-noche del 21 de julio - madrugada del 22 de julio
Tras cinco días de intensos combates
contra la harka enemiga, las tropas de Annual habían sido incapaces
de romper el cerco de Igueriben y estaban a punto a presenciar impotentes
la
caída de aquella posición. El Comandante General ordenó al general
Navarro que regrese a Melilla para organizar y enviar al frente los
refuerzos que ha pedido a Madrid. El general Navarro se resiste a
abandonar Annual en aquellos momentos, pero el Comandante General
insistió. El general Navarro salió de Annual a las 15:30 horas del
día 21 de julio, acompañado por el comandante Fernández Mulero,
jefe del servicio de automóviles, con todos los camiones disponibles
en Annual llevando a los heridos y enfermos. A las
19:30 horas del dia 21 de julio el general Silvestre comunicó al
Alto Comisario la caída de Igueriben y el asedio de Annual.
Telegrama del general Silvestre de las 19:30 horas del 21 de julio Tras la caída de
Igueriben, en Annual se
presiente la inminente amenaza. La tropa se encuentra agotaba y
desmoralizada despues de cinco días de infructuosos combates y con
la visión de los espectrales y horrorizados supervivientes de
Igueriben. Se presiente que al día siguiente algo importante va a
ocurrir. El general Silvestre sigue esperando la llegada de refuerzos procedentes de Tetuán.
Telegrama del general Silvestre de las 22:35 horas del 21 de julio
Al anochecer los rifeños comenzaron un paqueo sistemático que no cesó
hasta bien entrada la noche, momento en el que un extraño silencio
se cernió sobre Annual.
La posición Intermedia C pidió auxilia esa misma
noche, pero no se le pudo socorrer desde Annual ni desde Izumar, pues
ambas posiciones estaban cercadas. Las líneas telefónicas estaban
cortadas. Solo existía comunicación radio vía HF con Madrid,
Tetuán, Melilla y el cañonero Laya.
A las 00:30 horas de la madrugada del
22 de julio tuvo lugar una primera reunión de jefes, en la que el
general Silvestre decidió la evacuación de Annual para el día
siguiente.
Detalle sobre la primera
reunión de jefes
A las 03:45 horas de la madrugada el general Berenguer radió un mensaje al general Silvestre desde Tetuán dándole cuenta de las tropas de refuerzo que proyectaba enviar a la Comandancia General de Melilla. Debe tenerse en cuenta que la mente del general Berenguer estaba inmersa en su ofensiva sobre Beni Arós, por lo que posiblemente no valoró en justa medida el desastre que estaba originándose en la zona oriental del Protectorado. Una hora más tarde el general Silvestre comunicó de nuevo al general Berenguer y al Ministro de la Guerra su desesperada situación y su decisión de tomar "urgentes determinaciones".
Telegrama del general Berenguer de las 03:45 horas del 22 de julio
A
las 04:55 horas el general Silvestre se dirigió por radio al Ministerio
de la Guerra para comunicar su desesperada situación y su decisión de
"tomar urgentes determinaciones". Al
despuntar el día tuvo lugar una segunda reunión de jefes, en la que el
general Silvestre contradijo la orden de evacuación, si bien según
avanzaba la reunión se puso de manifiesto que el general dudaba entre
retirarse o aguardar la llegada de refuerzos procedentes de la
Península. Las dudas se despejaron cuando el capitán Carrasco, de la
Policía Indígena, entró en la tienda donde se estaba realizando la
reunión para informar que se veía a la harka avanzar sobre Annual en
tres columnas organizadas de unos 2.000 hombres cada una. Ante esta
información, en lugar de aprestarse para la defensa, el general
Silvestre ordenó la inmediata evacuación.
Detalle
sobre la segunda reunión de jefes
Inicio de la retirada y de la huida
Dos compañías del Rgto. Ceriñola desplegarían
en el campamento de Regulares, a la izquierda del sentido de retirada. Una fuerza formada por la Policía Indígena y las
cuatro compañías de fusiles del Rgto. San Fernando, con misión de
proteger el camino viejo por la izquierda (en dirección a
retaguardia) de la Posición C. Los tabores y escuadrones de Regulares, con misión
de proteger el camino viejo por la derecha (en dirección a
retaguardia), para lo cual debían de desplegar en las lomas donde lo
hacían todos los días para proteger los convoyes y la aguada. Por el camino viejo se retirarían los mulos con la
impedimenta. Por el camino nuevo se retirarían el grueso, los
heridos y el material pesado. La vanguardia del camino nuevo, al mando del
comandante Alzugaray, estaría formada por las compañías de
ingenieros, una compañía de fusiles del Rgto. de África y una
batería de montaña (no pudo recogerla, pues era la 5° Batería del
capitán Blanco, que se había retirado a Izumar el día anterior). La retaguardia del camino nuevo estaría formada
por las compañías del Rgto. Ceriñola. A las 10:20 horas el general Silvestre comunicó por
radio al Alto Comisario la decisión de evacuar la posición sobre Ben
Tieb, y sobre las 10:55 horas pasó el mismo mensaje a Melilla, donde se
entregó al general Navarro a su llegada a la plaza aquel mismo día.
Telegrama del general Silvestre de las 10:20 horas del 22 de julio
A continuación mandó llamar a su hijo Manuel, teniente de Estado Mayor en prácticas que estaba presente en Annual. Se despidió de él y lo mandó con su vehículo a Melilla, acompañado por el teniente coronel de Estado Mayor Tulio López.
Aquí se pierde la pista sobre el destino final del
general Silvestre. Mientras una versión dice que se suicidó en una de
las tiendas de campaña de Annual, otra versión dice que fué abatido a
tiros por los rifeños junto con el coronel Manella y varios oficiales
que trataban de defenderse. No faltan historias sobre la posible localización de
la tumba del general Silvestre en una caseta de mampostería situada a
unos 4 kilómetros de Annual, ni la hipotética presencia anónima del
general Silvestre en un poblado árabe de la zona francesa, que originó
una expedición de búsqueda al mando del comandante Capaz y en la iba
encuadrado su hijo, el teniente Silvestre. Mientras tanto, en el campamento de Annual los
oficiales trataban de formar las columnas de retirada antes de que
llegasen los rifeños. La actividad era frenética. A las 11:00 horas el
coronel Manella dió la orden de iniciar la marcha. Para entonces ya
estaba a las puertas de Annual. Nada más salir comenzaron a caer los
soldados españoles, abatidos desde las alturas situadas a su izquierda
(en dirección a retaguardia). En efecto, mientras se formaban las columnas de
retirada, la harka enemiga ya había atacado por la izquierda (en
dirección a retaguardia) u había desbordado las dos compañías del
Rgto. Ceriñola que defendían en campamento de Regulares. El empuje
rifeño fue tal que la Policía Indígena perdió las alturas que
dominaban el camino viejo por la izquierda. Una gran mayoría de los
policías indígenas se pasaron al enemigo: mataron a sus oficiales
españoles y comenzaron a disparar sobre las compañías del Rgto. San
Fernando, obligando a éstas y al convoy de mulos a abandonar el camino
viejo y a meterse en el camino nuevo, arrollando con ello a su paso a la
vanguardia de la columna principal. En ese momento se pedió el control de la
situación: la unión de los dos convoyes provocó la mezcla sin
ningún tipo de orden de hombres, mulos y material. Los gritos de los
oficiales tratando de controlar a sus hombres pistola en mano se
mezclaban con los ayes de los heridos y el fuego de fusilería de los
rifeños. Sin una fuerza de combate que les protegiera del ataque
rifeños, los hombres trataron de ponerse a cubierto de las balas
corriendo hacia delante. Algunos descargaban los mulos para montarse en
ellos. Otros desenganchaban los carros para avanzar más rápido. Los
heridos eran abandonados a su suerte. Unos pocos contestaban el fuego con
sus fusiles. Su produjo una situación de pánico colectivo que
originó una huida descontrolada para salvar la vida a cualquier precio.
Los rifeños tiroteaban a placer por el flanco izquierdo a los españoles
que corrían hacia la posición de Izumar. En su carrera iban dejando un
reguero de muertos y heridos mezclados con armamento y material
abandonado. Aquellos desgraciados que quedaron en el camino serían
posteriormente rematados a cuchilladas por las mujeres y viejos de los
poblados cercanos, que se acercaban a robarles sus pertenencias. El desastre pudo haber sido mayor si los Regulares no
hubiesen resistido. En efecto, la harka enemiga tenía en su poder casi
todo el campamento de Annual y las alturas que dominaban la izquierda del
camino de repliegue. Pero las alturas de la derecha estaban siendo
defendidas por los Regulares al mando del comandante Llamas. Los rifeños,
viendo que no podían quebrar su defensa, decidieron dar un rodeo y
dirigirse hacia Izumar por Igueriben. El tiempo ganado por el comandante
Llamas y sus Regulares fue precioso, pues fue suficiente para que los que
huían de Annual pudiesen pasar por el angosto paso de Izumar. Mientras tanto, el comandante Llamas replegaba
ordenadamente sus Regulares por escalones, retrocediendo monte a través
paralelamente a la carretera, tratando de no mezclarse con aquella riada
humana de soldados huyendo a la desbandada. Retirada entre Izumar y Ben Tieb
Cuando la cabeza de la desordenada columna llegó al
angosto paso de Izumar los soldados comprobaron desolados que la
posición que protegía el paso había sido abandonada y que recibían
fuego enemigo desde ella. Espoleados por las balas de los rifeños, se
metieron en el paso y se agolparon en él, cayendo muchos muertos y
heridos mezclados con mulos y cargas. Las bajas españolas en el
paso fueron muchas. En su huida, los soldados tropezaron con un convoy de 12 camiones que habían salido con los elementos necesarios para establecer una posición intermedia entre Yebel Uddia e Izumar. Vista la situación, los camiones regresaron a Ben Tieb.
Conforme
la riada humana se acercaba a la posición Intermedia A el acoso de los
rifeños disminuía. Aparte de que allí encontraron a los jinetes del
Regimiento de Caballería Alcántara protegiendo eficazmente sus flancos,
los rifeños que perseguían a los soldados españoles cesaron su
persecución; no habían previsto la desbandada española, estaban
cansados de tanto correr y decidieron regresar a Annual a festejar la
victoria y recoger el botín antes de que se quedasen sin el. No
obstante, los grupos de rezagados que iban saliendo del paso de Izumar
como un goteo incesante lo hacían agotados y aterrorizados, pues eran
asaltados por los desertores de la Policía Indígena y los lugareños de
los alrededores, personados en el lugar de la huida en busca de cuantos
objetos pudieron servirles de valor. Sobre las 13:00
horas los primeros grupos de la riada en desbandada llegaron a la
posición de Ben Tieb, y los últimos lo hicieron sobre las 15:00 horas.
En estas cuatro trágicas horas un total aproximado de 2.500 hombres
fueron muertos por los rifeños. A estas bajas hay que sumar los 1.500
hombres de las posiciones de Talilit, Dar Buymeyan, Intermedias B y C,
Izumar, Yebel Uddia, Mehayast, Axdir Asus, Tuguntz, Yemaa de Nador, Halaun
y Morabo de Sidi Mohamed. |