DERISI, OCTAVIO N.


Octavio Nicolás Derisi nació en Pergamino (Provincia de Buenos Aires, Argentina) el 27 de Abril de 1907. Hijo de un italiano Giusseppe Derisi, nacido en Montemurro (Potenza, hoy Basilicata), carpintero de oficio que había llegado a tener un pequeño aserradero, tiempo después de haberse afincado en Pergamino en 1880, y de Angela Lomanto, también italiana, nacida en Marsico Nuovo (Matera). Octavio era el séptimo hijo de ocho: Elena, Ana María, Cristina, María Aída, Domingo, José, Octavio Nicolás y Ernestina Angélica.


Sus hermanas mujeres fueron todas docentes, llegando algunas a directoras de escuela. Domingo y José estudiaron en el Colegio Nacional de Buenos Aires y en la Universidad de Buenos Aires: el primero fue abogado y el segundo, médico pediatra.


Su padre, Don José, como era conocido en el pago, fue presidente de la comunidad italiana y tendrá a su cargo las celebraciones de la patrona de la Parroquia de Pergamino, la Virgen del Carmen.
Mientras sus hermanas mayores militaban en la Acción Católica, él cursaba sus primeros grados en la Escuela de Aplicación de la Escuela Normal de Pergamino. El 8 de diciembre de 1915, Octavio Nicolás toma su primera Comunión en la iglesia parroquial. 


A los doce años, finalizado el quinto grado, bajo la dirección espiritual del padre Ildefonso Abundarain, párroco de Pergamino, ingresó al Seminario Conciliar de Villa Devoto, en marzo de 1919. En el seminario menor cursó durante cinco años en los cuales definió su vocación, mientras hacía amigos como el futuro padre Juan Tumini. 


En el seminario mayor cursó los tres años de filosofía y los cuatro de teología, obteniendo en ambos el doctorado. Su tesis doctoral en Sagrada Teología, La Constitución Esencial del Sacrificio Eucarístico de la Misa, le valió la más alta calificación y su publicación un año después en 1930. Entre los profesores que más lo influyeron se destacaron los padres Herman Rinche, Fernando Pérez Acosta, Juan Rosanas, Juan Planellas y, sobre todo, José Lloverola, rector del seminario. Entre sus compañeros y amigos se encontraban los padres Julio Meinvielle, Juan Sepich y Fernando Garay, su mejor amigo, fallecido muy joven.


El 20 de noviembre de 1930 fue ordenado sacerdote del clero secular por el cardenal Santiago Luis Copello en la iglesia del seminario. Pocos días después, predicó su primera misa en la iglesia de la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced ante el gozo de sus amigos, familiares y el padre Abundarain, el párroco.


Inmediatamente después fue recomendado por el rector R.P. José Lloverola para cursar el magisterio en teología en Roma; sin embargo, el obispo de La Plata, Mons. Francisco Alberti, lo requirió para su recientemente fundado seminario diocesano. A partir del 1 de febrero de 1931, comenzó a enseñar en el Seminario San José de La Plata. En 1935 asume la cátedra de Historia de la Filosofía, y en 1936, la de Filosofía. Posteriormente, dictará Metafísica durante casi medio siglo.


A sus doctorados en Filosofía y en Teología, unió sus estudios en la Universidad de Buenos Aires, por propia decisión (en 1934), donde se recibió de Profesor en Filosofía y Letras. 


Mientras estudiaba en la Universidad de Buenos Aires, comenzó a colaborar en Criterio, la primera publicación cultural latinoamericana. Desde sus primeros artículos, llamó la atención de un laico, abogado y filósofo, quien sería su profesor y amigo, el Dr. Tomás Darío Casares. Éste lo convocaría para los Cursos de Cultura Católica, encargándole la fundación de la Escuela de Filosofía. Durante esos años, trabó amistad con pensadores como Alberini, Guerrero, Franceschi, Vassallo, entre otros.


En 1938 concluiría sus estudios en la UBA con el doctorado en Filosofía y Letras, obteniendo su tesis, Los Fundamentos Metafísicos del Orden Moral, la más alta calificación. En 1938 obtiene el Premio Universidad de Buenos Aires al Mejor Alumno de su Promoción, y el Premio Antonino Lamberti al Mejor Egresado de su Facultad. En 1940, luego de la defensa de su tesis, recibió el Premio Carlos Octavio Bunge a la Mejor Tesis en Filosofía y Letras del Bienio 1940-1941. La misma será publicada por el Instituto de Filosofía de la UBA un año más tarde. Para este tiempo, colaboraba en Sol y Luna, otra publicación periódica de enorme prestigio en esos años. En 1943 gana el concurso como profesor adjunto de Filosofía Medieval de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, cátedra a cargo del Dr. Tomás D. Casares.


En 1939 su obra Estructura Noética de la Sociología fue traducida al italiano por el profesor Amintore Fanfani, quien le antepuso un prólogo. En 1945 recibió el Primer Premio Nacional de Filosofía por su obra Filosofía Moderna y Filosofía Tomista. En 1946 es nombrado profesor titular interino de Gnoseología y Metafísica de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata.


Tuvo entre sus discípulos a Eduardo F. Pironio (futuro cardenal y presidente del Pontificio Consejo para los Laicos), Guillermo P. Blanco (futuro obispo y segundo rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina), Juan A. González, Manuel Guirao (futuro obispo) y Eugenio S. Melo. 


En esos años de oro del seminario de La Plata enseñaban simultáneamente Derisi, Rau, Straubinger, Trota, Plaza, Gil Rosas, Garay y Elgar.


En estos años, tradujo y supervisó la traducción de gran cantidad de trabajos de tomistas, entre ellos Martin Grabmann, Reginald Garrigou - Lagrange y Jacques Maritain.


En julio de 1946 aparece el primer número de Sapientia, su original creación y de la que fue primer director. Esta publicación periódica ha sido publicada en forma regular durante más de cincuenta años hasta el día de hoy, difundiendo el tomismo en todo el mundo de habla hispana y con el respeto de los principales centros tomistas del mundo entero. Años después funda también la Revista de Filosofía en el ámbito de la Universidad de La Plata, de la que será director hasta 1955.


En 1948 fundó junto con varios sacerdotes, religiosos y laicos la Sociedad Tomista Argentina con el objeto de estudiar y difundir el tomismo en la Argentina y en el mundo. La STA fue constituida el 9 de noviembre de 1948 y su primer organismo superior, la Comisión Directiva, estuvo integrado por el presidente Dr. Tomás Casares, los vicepresidentes Pbro. Dr. Octavio Nicolás Derisi y Dr. Nimio de Anquín. También estuvieron presentes el secretario general, Pbro. Julio Meinvielle y pro- secretario, Dr. Abelardo Rossi y los vocales R. P. Fr. Marcolino Páez, O.P., y el Dr. Benito Raffo Magnasco. La Sociedad Tomista Argentina se adhirió a la Unión Mondiale des Sociétés Catholiques de Philosophie, en Francia el 16 de diciembre de 1948. 


En 1949 tuvo lugar en la ciudad de Mendoza el Primer Congreso Nacional de Filosofía. El Congreso fue organizado por la Universidad Nacional de Cuyo, una de las universidades jóvenes que se habían creado con el objeto de descentralizar la hegemonía de las Universidades nacionales de Buenos Aires y Córdoba y avanzar en una política de real federalismo cultural y educativo. Su rector era el filósofo Dr. Ireneo Fernando Cruz, quien fue acompañado en la organización y conducción del Congreso por filósofos argentinos de prestigio internacional como el Dr. Coriolano Alberini (decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires), Prof. Eugenio Pucciarelli; R.P. Dr. Octavio Nicolás Derisi; Dr. Carlos Astrada; Prof. Nimio de Anquin; Prof. Miguel Angel Virasoro; R. P. Juan R. Sepich; Prof. Humberto M. Lucero y Dr. Angel Vasallo, entre otros. Asistieron más de 50 filósofos de los continentes europeo y americano; adhirieron más de 30 personalidades del campo de la filosofía de Italia, España, Portugal, Estados Unidos y países de Latinoamérica; pronunciaron discursos y enviaron comunicaciones más de un centenar y medio de relevantes personalidades de nombradía universal, entre ellos Benedetto Croce, Réginald Garrigou - Lagrange, Martín Heidegger, Karl Jaspers, Gabriel Marcel, Jacques Maritain, Francisco Miró Quesada, Bertrand Russell, Michele - Federico Sciacca, José Vasconcelos, Alberto Wagner de Reyna, Julián Marías, Carlos Vaz Ferreyra, los argentinos ya citados y otros de reconocido prestigio como Hernán Benítez, Tomás D. Casares, Carlos Cossio, Luis Juan Guerrero e Ismael Quiles. La clausura estudo a cargo del presidente, el Gral. Juan D. Perón, en un discurso magistral, cuyos borradores estuvieron a cargo de Nimio de Anquín y Carlos Astrada. 


En 1950 se celebró, en Roma, en la Academia Pontificia Santo Tomás de Aquino, un congreso internacional que contó con la participación de ilustres pensadores católicos y el papa Pío XII. Durante el congreso, monseñor Gian Battista Montini, encargado de la Secretaría de Estado del Vaticano (más tarde papa Pablo VI) ofreció a los congresistas un vino de honor. Departiendo con los dos sacerdotes argentinos presentes, Octavio Nicolás Derisi y Gustavo Eloy Ponferrada, recordó amablemente (hablando en francés) que la Argentina estaba en deuda con la Santa Sede, que deseaba la fundación de una Universidad Católica en Buenos Aires. El padre Derisi se comprometió en empeñarse para el logro de ese pedido. El futuro papa lo derivó al encargado de Asuntos Extraordinarios, monseñor Tardini. Al regresar a la Argentina, Derisi no obtuvo el necesario apoyo del cardenal Copello, arzobispo de Buenos Aires, que creía más urgente crear parroquias con sus respectivos templos en la ciudad capital. Con todo, designó al padre Juan Etcheverry Boneo para ayudar a Derisi en sus gestiones. 


Por el prestigio con el que contaba, en 1953 Su Santidad Pío XII lo designó Prelado Doméstico de Su Santidad con derecho al tratamiento de Monseñor.


Durante el choque del gobierno de Juan D. Perón con la Iglesia Católica en 1955, Mons. Derisi debió abandonar su cátedra en la Universidad de La Plata.


Cuando el cardenal Caggiano ocupó la sede primada de Buenos Aires, Derisi obtuvo del Episcopado el decreto de fundación de la Universidad Católica Argentina. Desde entonces dedicó su vida y su talento al engrandeciemiento de una magnífica obra que quienes lo hemos acompañado consideramos obra suya, tanto en lo organizativo como en lo material.


El 7 de marzo de 1958, en reunión del Episcopado Argentino convocada para la festividad de Santo Tomás de Aquino, se decidió la fundación de una Universidad Católica Argentina (la UCA), bajo la advocación de Santa María de los Buenos Aires. Por decreto fechado el día siguiente, fue designado Mons. Derisi (quien recientemente había sido designado obispo auxiliar de Buenos Aires) para encargarse del rectorado de la naciente institución. 


Fue uno de los principales reactivadores del tomismo en Argentina, especialmente en los Cursos y en el Seminario de La Plata, y posteriormente en la UCA, desde donde proyectó su influencia por todo el Cono Sur, algunos países de América Latina (Perú, México, entre otros) e, inclusive, Europa (Bélgica, Francia, Italia y España). Su labor ha llegado a los más diversos lugares: sus obras aparecieron citadas en trabajos publicadoes en América Latina, Europa, Norteamérica, Filipinas y Australia. 


Promovió una crítica penetrante y erudita de los fundamentos gnoseológicos del pensamiento moderno, para en su lugar establecer la doctrina tomista del ser, alcanzado directamente en su realidad exterior en relación al pensamiento. Combatió sobretodo las doctrinas alogicistas. Tiene un profundo conocimiento de la fenomenología y el existencialismo mordenos: Husserl, M. Scheler, J. - P. Sartre y Heidegger. También estudió a B. Croce y a la filosofía del lenguaje moderna. Conoce a fondo a los tomistas Hugon, Gredt, S. Ramírez, Del Prado, Garrigou - Lagrange, Maritain, Gilson, Fabro y Geiger, manteniendo en todo momento su independencia de criterio, lo cual hace difícil clasificar su original pensamiento.


Organizar la UCA fue una obra faraónica a la que se sumaron luego sus ocupaciones en ODUCAL (Organización de Universidades Católicas de América Latina) y en el Consejo de Rectores de Universidades Privadas de la República Argentina, instituciones que presidió. También fue consejero de la Federación Internacional de Universidades Católicas en 1963 y 1970. 


Desde la fundación de la UCA, Sapientia, la revista de la Sociedad Tomista Argentina, será incorporada como órgano oficial de la Facultad de Filosofía. En 1960 la UCA obtuvo el reconocimiento de Pontificia, única en el país hasta la actualidad. Años después, en 1972 se decidió la incorporación de los Cursos de Cultura Católica a la UCA con un estatuto especial. También incorporó la Facultad de Teología de la Arquidiócesis de Buenos Aires.


El 19 de diciembre de 1970, Mons. Derisi es creado obispo titular de Raso y auxiliar de La Plata. En 1976 la Universidad Nacional de Buenos Aires salda su deuda contraída en 1955 y lo designa profesor emérito; un año después se le ofrece la cátedra de Filosofía del curso de doctorado de la Facultad de Ciencias Económicas de dicha Universidad.


En 1979 se organizó bajo la dirección de Monseñor Derisi el Primer Congreso Mundial de Filosofía Cristiana que tuvo lugar en Embalse (Provincia de Córdoba, Argentina) en la celebración del centenario de la Encíclica Aeterni Patris de León XIII. En este congreso participaron 671 personas, 121 de los cuales eran extranjeros. S.S. Juan Pablo II envió delegados y un afectuoso mensaje a los participantes.


En 1980 se aceptó su retiro al frente de la UCA a partir del 1 de enero de 1981. La Conferencia Episcopal Argentina decidió nombrar, con aprobación de la Sagrada Congregación de Educación Católica, a Mons. Guillermo Blanco, discípulo y amigo de Derisi, como continuador de la obra. En el homenaje que se le hizo el 2 de diciembre de 1980, se leyó una afectuosa carta de S. S. Juan Pablo II. Al año siguiente, el Papa lo designó Asistente al Solio Pontificio, y a fines de ese año 1981, Consultor de la Sagrada Congregación para la Educación Católica.


Monseñor Antonio Piolanti lo invitó a participar en el tercer volumen dedicado a la filosofía, San Tomasso e il Pensiero Moderno, de la colección Studi Tomistici, con su artículo "Dos Concepciones Antagónicas del Ser: Sartre y Santo Tomás".


El papa Juan Pablo II lo tiene en tan alta estima que cada vez que una delegación procedente de la U.C.A. h a tenido alguna entrevista con el Sumo Pontífice, lo primero que éste pregunta es sobre la salud del alma máter de esa Universidad. Sobre todo se destaca el afecto de quienes fueron sus alumnos --ya varias generaciones--, para quienes tuvo siempre las puertas y el corazón abierto. 


El especial reconocimiento que su figura le merece a Su Santidad Juan Pablo II se advirtió en un hecho muy poco común: cuando en 1984 se retiró como obispo auxiliar de La Plata, fue nombrado arzobispo "ad personam", es decir, como distinción personal y no por el ejercicio de algún cargo eclesiástico.

A pesar de su "retiro", siguió participando en congresos, conferencias, clases abiertas, los Cursos de Cultura Católica, etc. Durante el XIIIº Coloquio Filosófico Internacional, reunido en Sao Paulo (Brasil), la Asociación Católica Interamericana de Filosofía lo desginó Presidente Honorario. En el IIº Congreso Católico Argentino de Filosofía, celebrado en San Antonio (Provincia de Córdoba, Argentina), la Sociedad Católica Argentina de Filosofía lo nombró Presidente Honorario Vitalicio.

Conferencista, lector, expositor en innumerables congresos y jornadas, entre otros:

 

 

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Actualizado: Domingo, 05 de Diciembre de 2004