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Reencarnación Esta palabra como sinónimo de filogenia o herencia de los caracteres adquiridos, etnia, raza, transmisión generacional, no presenta ningún inconveniente, es verificada en todo organismo vivo y aplicada por el criterio de la praxis. Todo organismo vivo es una encarnación filogénica, e. una semilla de naranja, genera un naranjo, una de manzana, un manzano, los hombres producen seres humanos, los gatos, gatos, los perros, perros, etc.; esto es tan evidente y reiterado que se utiliza como base del mito de la reencarnación del alma inmortal o espíritu absoluto, -vs. nota: Anila, alma-. En el ser humano no solo reencarnan órganos y funciones, como en los vegetales y animales y conductas, usos, costumbres, como en los animales, sino el espíritu, pensamiento, cultura, artes, ciencias, el legado cultural de generaciones anteriores, transmitido a los hijos por los ancestros. Este es el único espíritu que reencarna, la base real del mito. La filogenia o transmisión generacional es relativa, condicionada y condicionante, nunca los organismos generadores son exactamente igual a los generados, todo cambia, se transforma, nada permanece “en sí mismo’, nada es eterno o inmutable. Esto se verifica constantemente, el mito de la reencarnación del “alma inmortal”,se elabora falsificando el lenguaje. La reencarnación de los organismos evolucionados es la reproducción sexual, los hijos conservan los caracteres de los padres, pero nunca son exactamente iguales, nada permanece igual a sí mismo, ni siquierea en dos instantes sucesivos. No existe ningún pensamiento “en sí”, ninguna idea absoluta, todo concepto es generado por el cerebro, trasciende a través del lenguaje oral o escrito y tiene que ser recibido por otros individuos para que reencarne, solo así el verbo (vs. vak y vakia) encarna. Desde el emisor al receptor, no es exactamente igual, ni totalmente distinto; así trasciende toda clase de ideas políticas, culturales, religiosas, económicas, morales, etc. Esta es la forma condicionada, relativa, dependiente e insubstancial de tascendencia o reencarnación de los organismos y las ideas. Este concepto podría ser entendido además como sinónimo de la ley de conservación de la materia: cuando un cuerpo muere sus elemetos se descomponen para formar nuevos cuerpos, en la naturaleza nada se crea, ni nada se pierde, todo se transforma; la nada es una abstracción metafísica, antítesis del ser en sí; de la nada, nada adviene, ningún ente existente se disuelve en la nada. Nótese que entre los principios fundamentales del budismo está la reencarnación, en la forma descripta precedentemente, sin embargo es conveniente no usar este concepto, para no confundir a la gente, por las connotaciones que implica su empleo en el lenguaje, existe la costumbre de asociar reencarnación con alma inmortal, espíritu absoluto, etc. Este diálogo entre el rey Milinda o Menandro(G) y el monje budista Nagaseno, tomado del Milindapanja (vs.), esclarece el tema: “M. ¿hay algo que a la hora de la muerte transmigre de un cuerpo a otro?, N., no rey, M., pero si esto es así, ¿quiere decir que uno puede escapar a los efectos de sus acciones?, N., en el devenir condicionado, nada es independiente al efecto de la acción, M., explícame mejor esto, si un hombre roba mangos a otro, ¿merece castigo?, N., seguramente señor, M., pero ¿cómo?, si él no robó los mismos mangos que el otro plantó, N., porque los mangos robados crecieron de los mangos plantados por eso el ladrón merece castigo. De igual manera, ¡oh rey! a través de conformaciones estructurales -vs. kjandza y namarrupa- se generan acciones -vs. karma-, que determinan nuevas conformaciones estructurales.” Extraído de El Budismo de A.B.A |
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