El Anarquismo es un compendio de teorías diferentes que comparten una serie de componentes. Separación teórica clara entre lo que es el Estado y lo que es la Sociedad, renegando del primero y buscando en la libertad individual la forma definitoria de la Sociedad, negando cualquier tipo de relación de subordinación-mando, y de las jerarquías que de estas relaciones autoritarias se infieren..
El mejor exponente de la filosofía anarquista en la antigua Grecia fue Zenón (342-267 o 270 a. C.), cretense, fundador de la escuela estoica, que opuso una concepción clara de comunidad libre sin gobierno a la utopía estatista de Platón. Repudió la omnipotencia del Estado, su carácter intervencionista y reglamentador, y proclamó la soberanía de la ley moral del individuo, subrayando ya que, aunque el necesario instinto de autodefensa lleva al hombre al egoísmo, la naturaleza ha proporcionado un correctivo dando al hombre otro instinto: el social. Cuando los hombres sean lo bastante razonables para seguir sus instintos naturales, se unirán por encima de las fronteras y constituirán el Cosmos. No necesitarán ya tribunales de justicia ni policía, no tendrán templos ni cultos públicos, no utilizarán moneda alguna: habrá donaciones libres en vez de intercambios.
Por desgracia, no han llegado hasta nosotros las obras de Zenón y sólo conocemos citas fragmentarias. Sin embargo, el hecho de que su misma formulación sea similar a la formulación utilizada hoy, muestra hasta qué punto es profunda la tendencia de la naturaleza humana de la que fue portavoz.
Despues de la
Revolucion Francesa
los
primeros en autodenominarse anarquistas lo hacían de forma provocativa
contestando a sus detractores que si sus propuestas de igualdad social y
libertad llevaban, como esgrimían los detractores, a la "anarquía",
eran entonces ellos anarquistas. No obstante desde los inicios del movimiento
–y aun en la actualidad- son muchos los que prefieren llamarse de diferentes
formas o no catalogarse con ninguna etiqueta.
Veamos
a grandes rasgos las principales corrientes.
ANARQUISMO
INDIVIDUALISTA: Max Stirner.
Max
Stirner, pensador alemán del ala izquierda hegeliana, jamás se autoproclamó
anarquista, no obstante su obra fundamental "El Único y su propiedad"
sienta las bases del anarquismo individualista y, al mismo tiempo, antecede al
pensamiento nietzschiano. Stirner en el 1846 gritaba: "¡Dios ha muerto! ¡Matemos
al Hombre" Para el la alienación religiosa basada en un dios antropomórfico
había dado lugar en la modernidad al culto, no menos teológico y alienante,
del abstractum Humanidad: el culto a una pretendida representación del ser
humano con unos pretendidos derechos naturales en base a una supuesta
idiosincrasia humana que homogenizaba bajo su bota a los individuos. Para
Stirner el individuo debe ser supremo de sí, reclamando explícitamente la
Soberanía Individual anti-teológico y reapropiadora del yo. Para Stirner el
individuo es una persona egoísta y solo siendo consciente de esto y actuando en
consecuencia, jamás dejándose embaucar y someter física y psíquicamente por
las diversas teologías, podría llegar a ser feliz; este individuo
auto-liberado sería el que llamase el Único o el Egoísta –precediendo al
concepto nietzschiano de superhombre.
Stirner
en "El Único y su propiedad" lanzará punzantes críticas a
instituciones como la escuela, el estado, la sociedad... que siguen
completamente vigentes hoy. Stirner en su crítica contra el Estado a favor del
individuo también legitimará el derecho del individuo a defenderse del estado:
"Cuando un estado utiliza la violencia se llama orden. Cuando la usa el
individuo, delincuencia", defendiendo la lucha contra este monopolio de la
violencia pues Según Stirner "la libertad no se otorga, se
conquista", es algo de lo que el individuo debe apropiarse él mismo.
SOCIALISMO
ANARQUISTA: Proudhon, Bakunin, Kropotkin.
Si
bien las concepciones individualistas y socialistas anarquistas buscaban el
conseguir un marco social de igualdad donde, a diferencia del socialismo
autoritario o marxista, el individuo tuviese las cuotas máximas de libertad,
uno y otro harán especial hincapié en diferentes esferas. Si para los
individualistas el principal problema era la alienación del individuo y por
tanto lo más imperioso era la reapropiación de sí mismo en fin a conseguir
que todos los individuos fuesen plenamente libres y de ahí se crease una
sociedad asociativa libre, el socialismo anarquista se centrará en el problema
de la dimensión social. Es por esto que la corriente individualista pondrá
como piedra angular de sus tesis la filosofía mientras que la socialista la
economía y la política (en el sentido de cosa pública).
El
"padre" del socialismo anarquista suele considerarse J-P Proudhon que
daría lugar a la corriente llamada mutualista. Proudhon defenderá al grito de
la "¡propiedad es el robo!" el abandono del asalarialismo y la
autogestión desde los talleres organizados en sindicatos revolucionarios y
estableciendo un "Banco del Pueblo" que extendiese préstamos
sin intereses a fin de conseguir las mayores cuotas de igualdad económica y
democracia. No menos importante de Proudhon es su defensa a ultranza del
Federalismo en contra de las tendencias hacia el centralismo político que por
aquella época se imponían en países como Italia.
"Hacer
anarquía pura es algo que les parece inconcebible, ridículo, un complot contra
la república y la nacionalidad. ¡Vamos! ¿Qué ponen en lugar del gobierno,
dicen, los que hablan de suprimirlo?
"Responder
a esto no nos incomoda en absoluto.
Ya
hemos hecho ver lo que oponemos al gobierno: la organización industrial.
"Lo
que ponemos en lugar de las leyes son los contratos. Basta de leyes votadas en
mayoría o unánimemente, cada ciudadano, cada comunidad o corporación hace la
suya.
"Lo
que ponemos en lugar de los poderes políticos, son las organizaciones económicas.
"Lo
que ponemos en lugar de las antiguas clases de ciudadanos, nobleza, estado
llano, burguesía y proletariado, son las categorías y especialidades de función,
Agricultura, Industria, Comercio, etc.
"Lo
que ponemos en lugar de los ejércitos permanentes, son las compañías
industriales.
"Lo
que ponemos en lugar de la policía, es la identidad de intereses.
"Lo
que ponemos en lugar de la centralización política, es la centralización económica,(Centralizada
mediante federalismo)".
En
este sentido se manifestaría también el posterior anarcosindicalismo, y de no
muy diversa manera las otras dos corrientes del socialismo anarquista: la
colectivista y la comunista.
Bakunin superará las ambigüedades del proyecto proudhoniano. Construirá su edifico social en principio a la libre asociación que se culmina –por necesidades de coordinación y económicas- en federaciones de índole libertarias. Esto es, federaciones donde el poder va de abajo arriba, o dicho de otro modo, de la circunferencia al centro, estando sujeto cada estrato de la federación al estrato inmediato anterior que es quien elige –mediante votación- los componentes de este. Este esquema Bakunin, en su afán internacionalista, pretende llevarlo hasta el nivel global: la confederación internacional. Bakunin bosqueja en sus escritos esta sociedad socialista y federal, proclama que "la unidad básica de toda organización política en cada país debe ser la comunidad completamente autónoma constituida por el voto mayoritario de todos los adultos de ambos sexos". La unidad básica de la economía será la colectividad obrera. Y estas dos, política y economía confluirán en un sistema federal integral.
“Soy
un amante fanático de la libertad, considero que es la única condición bajo
la cual la inteligencia, la dignidad y la felicidad humana pueden desarrollarse
y crecer; no la libertad puramente formal concedida, delimitada y regulada por
el Estado, un eterno engaño que en realidad no representa otra cosa que el
privilegio de algunos fundado en la esclavitud del resto; no la libertad
individualista, egoísta, mezquina y ficticia ensalzada por la Escuela de J.J.
Rousseau y otras escuelas del liberalismo burgués, que entiende que el Estado,
limitando los derechos de cada uno, representa la condición de posibilidad de
los derechos de todos, una idea que por necesidad conduce a la reducción de los
derechos de cada uno a cero. No, yo me refiero a la única clase de libertad que
merece tal nombre, la libertad que consiste en el completo desarrollo de todas
las capacidades materiales, intelectuales y morales que permanecen latentes en
cada persona; libertad que no conoce más restricciones que aquellas que vienen
determinadas por las leyes de nuestra propia naturaleza individual, y que no
pueden ser consideradas propiamente restricciones, puesto que no se trata de
leyes impuestas por un legislador externo, ya se halle a la par o por encima de
nosotros, sino que son inmanentes e inherentes a nosotros mismos, constituyendo
la propia base de nuestro ser material, intelectual y moral: no nos limitan sino
que son las condiciones reales e inmediatas de nuestra libertad.”
"Ningún
Estado, ya sea democrático, ni siquiera la república más roja podrá nunca
proporcionar al pueblo lo que éste realmente quiere, es decir, la libre
autoorganización y administración de sus propios asuntos, de abajo hacia
arriba, sin interferencias o violencias provenientes de arriba. Pues todo
Estado, incluso el Estado pseudopopular inventado por el Sr. Marx, no es en
esencia más que una maquinaria para que las masas sean gobernadas desde arriba
por una minoría privilegiada de intelectuales presuntuosos que creen saber
mejor que el propio pueblo lo que el pueblo necesita y desea..." "Pero
el pueblo no se sentirá mejor por que la vara con que se le golpea lleve el rótulo
de 'vara del pueblo'."
Bakunin
en este sentido no escapa de las ideas proudhonianas de democracia semi-directa,
defendiendo la existencia de parlamentos, si bien basándose en una organización
social inversa a la democracia burguesa donde el poder va de arriba hacia abajo,
la economía es privada (y privativa), y la libertad individual es castrada
constantemente al negarse la libre asociación y para mantener la asociación
obligada (Estado) se recurrir a atroces métodos como las cárceles.
Kropotkin,
sin lugar a dudas no tan puntillista y esquematizante como Bakunin, dará paso a
la corriente anarco-comunista, centrándose de igual modo en la economía pero
para intentar humanizarla, y preocupándose de igual modo por temas como
urbanismo y ecología. Kropotkin defiende una reducción drástica de la jornada de
trabajo (3 o 4 horas diarias) en La conquista del pan, y en Fábricas Campos y
Talleres abogará por una acabar con la confrontación campo-ciudad, del agro y
lo urbano. En cuanto a teoría económica el Kropotkin considerará el
colectivismo con su remuneración por partes (según horas de trabajo...) como
una persistencia de la mentalidad asalariada y propone la llamada "toma del
montón" siguiendo la máxima de "cada cual según sus capacidades, a
cada cual según sus necesidades." Para esto Kropotkin aboga por
instituciones comunitarias como comedores populares y tan solo un racionamiento
(por partes e igualitario) en los bienes más escasos.
Las
discusiones entre colectivistas y comunistas se alargarían por décadas
llenando las columnas de los periódicos anarquistas. A principios del siglo XX
autores como Ricardo Mella, tras defender las tesis colectivistas, con el fin de
superar esta polémica, prefirió denominarse "anarquista sin
adjetivos": las dos corrientes no son antagónicas, pueden coexistir; será
la práctica la cual dictamine cual es más idónea.
El
anarquismo en los EEUU: Chomski, Boochkin, Zerzan.
En
las últimas décadas los intelectuales anarquistas con más repercusión mediática
parecen salir de los EE.UU. Entre estos destacar Chomski, Boochkin y Zerzan que
definen tres corrientes diferentes. Chomski podría escribirse dentro de los cánones
de pensamiento del socialismo anarquista clásico –con salvedades en cuanto a
cómo llegar a la sociedad libertaria-, si bien su postura es ciertamente
institucionalista. Los otros dos representan posturas no del todo originales
dentro del movimiento pero si alternativas a los socialismos anarquistas basados
en la confrontación trabajo-capital.
Murray
Boochkin, partidario del municipalismo libertario y fundador de la Ecología
Social, ha tenido desde los 70 una considerable importancia ya no solo en el
movimiento anarquista sino también en el movimiento ecologista que trasciende
el mero ambientalismo y propone cambios sociales cualitativamente apreciables.
Para Boochkin la Ecología Social no es una disciplina científica sino una
categoría transdisciplinar que aúna la Historia, la Antropología Cultural, la
Filosofía y la Ecología en un intento de explicar la evolución del ser humano
y desenmarañar las raíces de la las jerarquías sociales con el fin de lograr
su superación. De esta manera hace hincapié en lo importante de la ruptura de
las sociedad orgánicas pre-agrícolas y su relación con los ecosistemas
no-humanos, relacionando la sojuzgación de la naturaleza no-humana a la humana
con la sojuzgación del hombre por el hombre.
Hace también especial hincapié en la distinción entre sociedad y
estado, y el concepto de ciudad y la mentalidad urbanística actual. Su
propuesta es la constitución de una sociedad sin jerarquías sociales y
ecologista cuya base sería el municipio, que aunarían la política con la
economía en sus instituciones, y desde los cuales se primaría la sociabilidad
y no el individualismo burgués, la convivencia ecológica y no el productivismo
económico, si bien no por ello teniendo que renegar de la tecnología ni de la
industrialización pero si apostando por tecnologías benévolas con la
naturaleza.
John Zerzan, el primitivista de Oregón que salió a las palestra pública tras la revuelta anti-globalización de Seattle, va mucho más allá en su crítica, considerando que la "edad de oro" de la humanidad la hemos dejado atrás, la ha destrozado la Civilización. Pone especial énfasis en la crítica a la domesticación. Para Zerzan la ruptura de las sociedades de recolectores-cazadores con el advenimiento del mundo de la abstracción y el poder ha desembocado en una sociedad donde el ser humano se encuentra cada vez más infeliz. Una sociedad cada vez más efectivamente rediseñada por la tecnología, y cada vez más tecnologizada, dando lugar a un sistema industrial como el actual que no es humana ni ecológicamente sostenible. Zerzan considera que debemos retomar nuestro lado salvaje, instintivo, que la civilización ha domesticado y emprender un camino de destecnologización libre de política. En este sentido es partidario de la permacultura (forma de agricultura que casi no necesita de tecnología alguna y un mínimo esfuerzo humano gracias a la disposición de los distintos organismos de forma planificada) como paso intermedio hacia el "futuro primitivo", y es contrario a cualquier forma de democracia directa asamblearia y/o federalista abogando por la libertad absoluta, una vez abolida, por descentralización, la Sociedad de Masas. Zerzan,. Además, considera la división del trabajo como una de las mayores catástrofes de la historia humana, propugnando la abolición de esta división del trabajo, aboliendo el trabajo mismo. Zerzan se muestra contrario a ningún programa de una sociedad futura preconcebido; el primitivismo, en general, se niega a aportar un programa pues considera negativo un movimiento al que la gente se adscriba por una serie de recetas. En este sentido su alegato es luchar contra lo que nos hace seres domesticados y ajenos a la naturaleza.