*Su llegada

*Recital en River

*Los Backstreet Boys en River

*Cattering

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Revivi el show

Oscar Muñoz

Tanta devoción, tanta expectativa, tanta entrega por anticipado tuvo una recompensa paradójica. Faltando media hora para el comienzo anunciado del show de los Backstreet Boys en el estadio de River Plate, cualquier recién llegado podía darse un gusto que a cientos de fans adolescentes les había costado una prueba de resistencia física más digna que "Expedición Robinson". Asegurarse un lugar de privilegio frente al escenario, sin necesidad de pernoctar durante días a la espera de la apertura de las puertas del estadio. Tal vez por esa ansiedad adolescente es que no hubo imprevistos ni corridas de último momento, y el perfil señorial del barrio de Nuñez era una postal de cualquier noche de fin de semana sin partido.

Dentro del estadio, la facilidad para desplazarse en el perímetro de la cancha tenía explicación (a medias) en las tribunas, que resultaron la ubicación preferida por un buen porcentaje del público. En el campo, el target típico del fenómeno BSB reconocía excepciones en novios comprensivos y padres heroicos.

El escenario presentaba un aspecto standard para un show de estas proporciones, representando una incógnita que comenzó a revelarse con el apagón de luces y la caída de los cinco telones triangulares que colgaban del techo como banderines gigantes. Una pantalla circular de cuarzo líquido (del mismo tipo que trajeron los Rolling Stones en su última gira) se instaló en el centro mientras la explosión de bombas con efecto sensorround le ponía dramatismo al coro de aullidos que bajaba de las plateas hacia el campo. No era un bombardeo nuclear, no era un invasión estelar, como reproducían las imágenes... eran los ˇˇˇBackstreet Boys!!! Apareciendo sobre los cilindros camuflados que se elevaban desde la base del escenario.

Todos tienen su primer aproach con la cámara que enfoca sus movimientos, pero es el rubio Nick Carter el que provoca la mayor reacción con su púdico contoneo de pelvis, para que las chicas deliren. Y alguna mayorcita, también. Después de abrir con Everyone y Larger than life, Howie D. asume la responsabilidad de las presentaciones. Confiado en su ascendencia latina, habla en un español bastante decente, pero con un caricaturesco acento de tintorero japonés. Igual se le entiende todo. O no, pero es lo mismo.

Cuando le toca su turno, Kevin mezcla palabras en inglés y en español, hasta que saca un papelito del bolsillo para leer un previsible mensaje donde da cuenta de lo feliz que están de volver a cantar en este país. Nosotros también, Kevin. żNo se nota?

GRAN HERMANO

El primer cambio de ropa los devuelve de inmaculado blanco, como aparecían en la portada de Millenium, bailando una discreta coreografía con un aire a Fred Astaire. Un pasito para acá, un pasito para allá y Nick, que se nota que siente lo que está cantando, arroja su bastón plateado al piso, con un gesto de angustia. Pero lo recupera antes de terminar la canción para no romper el cuadro, antes de que se apaguen las luces.

Cuando vuelven a encenderse, la pantalla es un cielo que clarea, telón de fondo de la tarima sobreelevada en la que chicos cantan como un coro de la iglesia y dos bailarinas ponen el detalle que faltaba. Nuevo apagón.

A mitad de show, la monotonía de las canciones hace difícil diferenciar una de otra, aunque el público aproveche cada invitación de algún BSB para aullar el estribillo del tema de turno. La coreografía también es bastante previsible y reiterativa, pero a esa altura, los chicos tenían preparada una sorpresa. De alguna manera, lo habían anticipado en la conferencia de prensa, cuando declararon que no tendrían prejuicios en mostrar su intimidad a los fans, como sucede en los reality shows tan de moda. Así que, uno por uno, van desapareciendo dentro de un arcón de fondo falso que comunica con camarines, donde la cámara los toma haciéndose todo tipo de bromas, de buenos camaradas que son. Al rato, se encienden las luces y están de vuelta en el escenario para cantar en español la versión de I'll never break you heart.

Cuando llega el momento de señalar la existencia de una banda de músicos, los BSB no juegan a pelearse con ellos ni a robarle los instrumentos (como hicieron en el show de Boca, hace dos años) sino que los presentan con respeto y justicia. Lo mismo para las coristas bailarinas.

Luego del funky de Everybody, la recta final los devuelve vistiendo camisetas de la Selección Argentina y la satisfacción del deber cumplido. Saludan casi al borde del escenario y se van, pero vuelven para los bises, The shape of my heart y el reprise de The Call.

El apagón definitivo y la música de ambiente disparan en malón a muchas fans hacia la salida. A lo mejor, los ven pasar en sus vans privadas camino del hotel. El sueño terminó.

Fuente:El Foco Argentina
Día: 29 de abril de 2001