PODER, DINERO y STRESS
1ª Parte sobre 3
Hace más de una década, en nuestro medio por motivos obvios, se ha puesto de moda en el ámbito empresarial adjudicarle al "stress" toda una gama de responsabilidades. Más recientemente, se estandarizó lo siguiente:
a) Las causas son el desempleo, trabajos precarios o mal remunerados; profesiones de riesgo; exceso de tareas, sea por tener poco tiempo o porque las mismas sobrepasan la capacidad física o mental del trabajador; falta de motivación para trabajar en una labor por debajo de la propia capacidad; tener un jefe muy dominante, mal organizador, injusto o incompetente; discusiones con compañeros; competencia brutal con firmas rivales; fricciones dentro de la misma empresa por el afán de subir puestos en el escalafón; hostigamiento moral (o mobbing) por parte de miembros de la empresa que toman la forma de clan; miedo a las sanciones o a la pérdida del empleo por no cumplir las expectativas de los superiores.
b) Pautas preventivas: localizar el origen del stress a fin de no quedarse pendiente de asuntos menores; modificar la alimentación y atemperar adicciones consensuales (tabaco, café, alcohol); practicar deportes; proponerse ser más extrovertido a fin de que la liberación de las emociones alivie la tensión; reirse y ser optimista; aprender a decir 'no' a las responsabilidades excesivas, diseñando un plan de vida realista que incluya los imprevistos; relajarse y disfrutar de la familia, amistades y diversiones.
c) Los síntomas más citados del stress suelen ser: sudoración, nerviosismo, palpitaciones, temblores musculares, crisis de pánico, mareos, migraña, dolor de espalda, fatiga, alteraciones del sueño, herpes, caída del cabello, indigestiones, úlcera, inapetencia sexual, asma, alergia, dolencias cardíacas, trastornos menstruales, etc.
d) Más que una enfermedad, el stress es una "respuesta física y mental" a las adaptaciones y ajuestes del ser humano frente a acontecimientos vitales. De modo que, cuando las demandas son excesivas, se agotan los recursos para afrontarlas.
e) Hay que batallar contra el stress, porque es causa de ausentismo y accidentes. Para lo cual, se requiere enfrentarlo dentro de la empresa, por ejemplo con un 'mejor trato', una comunicación más fluída entre los miembros de la empresa; favorecer que el personal realice la función para la que esté preparado; evitar reciclar personal de manera brusca; favorecer horarios de trabajo razonables y evitar el concurso de méritos.
f) La gran reivindicación del futuro no será la salarial, sino la de la salud laboral.
Ahora bien, si comenzamos por esto último, es una verdad de perogrullo. Hasta la sabiduría popular se ha encargado de resaltarlo. Quien esté muy enfermo o en estado de agonía, difícilmente pueda trabajar, o en algunas oportunidades no podrá seguir cobrando toda una diversa gama de restantes salarios.
En cuanto a lo restante, aunque cierto, no siempre es acertado.
1) por una cuestión práctica y de sentido común, una empresa no puede ser una terapia de grupo ni individual. Hay cuestiones personales que requieren ser revisadas en otro ámbito.
2) aunque compartan vivencias muy límites, nunca puede ser igual la naturaleza del stress implícito en un desempleado, en un profesional de la salud que trabaja en terapia intensiva o una guardia médica, en lidiar con un jefe o en rivalizar con pares dominantes o acomplejados. Además, tampoco son lo mismo -entre sí- las personalidades desorganizadas, incompetentes, prepotentes o desalentadoras. Por ende, difiere bastante el tipo de tensión emocional que cada una de ellas genera.
3) además de la concurrencia de otras importantes variantes, en la práctica se requiere de todo un cambio de mentalidad individual, y por ende empresarial, para revertir factores tales como -por ejemplo- no realizar horas extras, o, en vez de reciclar, proponerse adaptar a los "veteranos" a otras funciones creativas. Quienes pretenden llevar a cabo tales modificaciones en el entorno empresarial, sin cuestionarse la convicción individual, solo se expondrán a maquillar un rostro cuando lo que urge es una cirugía de menor o mayor envergadura. O, seducirán con ser de avanzada, pero sorpresivamente actuarán de manera diametralmente opuesta.
4) algunos de los factores mencionados, por ejemplo, ser más extrovertido, reirse, relajarse, estar menos pendiente de asuntos menores, por sentido común, cualquier persona lo sabe. Si no puede hacerlo de manera espontánea, es porque está inhibido por otras cuestiones. De hecho, muchas personas suelen repetir cotidianamente diez veces frente al espejo una consigna determinada, y no por ello sólo se transmutan en personalidades diferentes a quienes son.
5) un factor importante podemos esbozarlo con una simple pregunta: Ante la misma situación en diversos ámbitos (un peon, un colectivero, un ejecutivo, un docente, un profesional autónomo, etc) ¿acaso no suelen sufrir todos de stress?. Para cada uno de ellos, lo suyo es único y vital. De modo que, el stress no parece ser exclusivo del ámbito empresarial.
6) Es más, hace poco tiempo se comenzó a hablar -como si fuera un descubrimiento- del síndrome de 'burn out' o 'de la quema' implícito a nivel gerencial. En realidad, parece desconocerse que hace tiempo lo hemos descripto en los profesionales de la salud vinculados con pacientes con inmunodeficiencia adquirida. Cuestión que, quizás por pertenecer a un área laboral tan desprestigiada, se pretende desconocerla o continuar minimizando la importancia que tiene.
7) El stress nunca puede ser 'origen' de patologías tan disímiles entre sí (hipertensión, úlceras, depresión, obesidad, infarto, diabetes, trastornos ginecológicos, etc).
8) En vez de hablar de 'stress' lo adecuado es hablar de 'reacción al stress'. A nivel fisiológico, contamos con un eje (hipotálamo-hipófisis-glándula suprarrenal) cuya interacción de sustancias representa 'prepararnos para un desempeño extraordinario'. En otras palabras, tal reacción es normal y necesaria para vivir. En la medida que las situaciones difíciles existen para todos, el resultado depende de cómo cada persona se posiciona ante lo mismo. Así, ante lo 'estresante' la reacción difiere, lo cual conducirá a resultados diferentes. Dicho de otra manera, de acuerdo a la propia historia emocional y a la manera orgánica familiar de enfermar podemos -o no- reaccionar 'recargando' en exceso la interacción mencionada (eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenales). La reacción a circunstancias estresantes se entreteje con un órgano o sistema específico, de acuerdo a la biografía y antecedentes de enfermedades de cada persona.
9) A nuestro entender el meollo del asunto, y por ende, lo más difícil, radica en establecer un enlace entre la situación estresante y aquellas situaciones personales que han sido gatilladas por el conflicto actual. Para ser más claros, la situación actual es tensionante de por sí. Pero, si se enlaza con equivalentes significativos de nuestra vida personal, 'nuestra reacción' es prepararnos para un desempeño más extraordinario de lo que en sí es. Esto es equivalente a que la situación presente refresca todo un expediente pendiente de resolución. Gracias a la situación actual podríamos resolverlo, pero de acuerdo a las importancias retroactivas en juego -que queman- también podemos creernos que la situación actual justifica nuestra reacción de tensión excesiva. Mientras las personas evitamos, por diversos medios, profundizar en cómo nos posicionamos individualmente en cada situación de su vida, a la larga o a la corta, potenciamos lo que denomino una "implosión emocional". La cual se evidencia, de acuerdo a los antecedentes familiares y personales, en específicos trastornos 'orgánicos'.
En otros términos, es obvio que nuestra vida depende del contexto. Pero también de nosotros mismos. Cuando una persona intenta escabullirse de la propia responsabilidad, se pasa la vida pendiente de comprobar lo verídico de la displacentera realidad en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, aunque se esconda de aquello que requiere ser encarado, a la larga o a la corta, las peripecias de la vida -que incluyen a otras personas- termina por devolverle tanto la oportunidad para hacerse cargo, como las asignaturas pendientes. De tal modo, ante situaciones que naturalmente implican stress, dependerá de cada uno la reacción. Podemos preparamos para el desempeño extraordinario por sí mismo, con lo cual mantenemos la serenidad o el nivel de reacción al stress. En el otro extremo, si no somos conscientes, el riesgo es que lo actual despierte a un sin fin de situaciones equivalentes sin resolver a lo largo de nuestra vida. En este último caso, nos 'sulfuramos', reaccionamos con un exceso de tensión que, a su vez, se manifiesta en el órgano o sistema que mejor representa el repertorio de nuestros conflictos.
En síntesis, existen innumerables situaciones que implican tensión (mudanzas, divorcios, despidos, promoción de un cargo, relaciones paralelas, crecimiento de los hijos, etc). Pero cada persona reacciona a ese stress 'a su manera'. A modo de ejemplo, Ud. puede intentar posicionarse frente 'a la situación en sí'. Con lo cual el gasto de energía que implica la resolución del conflicto, será proporcional a la situación del momento. En el otro extremo, de no ser muy consciente de todo lo que está en juego- sus sentimientos encontrados (presentes y nunca pasados) se expresarán en el órgano o sistema que -por su funcionamiento o interioridad- es el que mejor representa la intensidad de sus conflictos. Con lo cual, Ud. no estaría reaccionando al stress inherente a la situación presente. Más bien, estaría reaccionando a todo el expediente de emociones semejantes. De ahí el riesgo de hacer 'implosión emocional' en un órgano o sistema que, por la función que tiene, por los antecedentes propios y familiares, es el que muestra a las claras la específica fricción emocional que transcurre dentro suyo.
En este sentido, toda 'situación en sí' requiere de tensión o stress para ser resuelta; los cónyuges, hijos o superiores 'gatillan' el conglomerado emocional en un momento específico de la vida. Pero, cada persona reaccionará 'a su manera'.
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