El comportamiento de los caracoles depende
principalmente de los factores abióticos del lugar en que viven y de la
actividad o fase de desarrollo en que se encuentren. Los caracoles juveniles, luego de dos idas de eclosión
comienzan a comerlas cubiertas de los huevos.
Idas después salen del refugio por un túnel inclinado el ángulo de 30º
- 45º . El caracol común es de
costumbres y vida nocturna, durante la ida se refugia en la sombra u oscuridad.
Hay dos períodos de máxima actividad ligados con la duración del foto
período, con las condiciones de temperatura y humedad, uno a la puesta del sol
y otras seis horas después del crepúsculo.
Sin embargo, después de períodos de sequía, cuando la humedad aumenta
puede mostrarse activo durante el día.
En el ritmo diario se presenta el fenómeno de vuelta
a casa que consiste en el retorno del caracol al mismo lugar que ocupaba durante
el día después de su actividad nocturna; esto debe ser tenido en cuenta en la
cría hilicícola. Un hecho similar
sucede en la conducta estacional con el lugar de hibernación como punto de
partida y regreso de la dispersión. El
fenómeno de territorialidad parece que no alcanza un radio mayor de 30 – 35
mts cuadrados, desplazándose a una velocidad de 7 cm por minuto.
En lo referente al Helix Pomatia, al contrario del
Helix Aspersa, no es una especie totalmente nocturna, ya que muestra cierta
actividad diurna, siempre que el grado higrométrico ambiental alcance niveles
elevados.
Los mecanismos que rigen el comportamiento en los
caracoles son poco conocidos, aunque de las experiencias llevadas a cabo se
deducen un papel primordial del olfato y del quimiotactismo basado en el
recuerdo de diferentes características del hábitat.
Hay varios tipos de crianza, los más comunes en Europa son los extensivos, sin embargo, en la Argentina, proliferan varios tipos de criaderos intensivos y muy pocos de estilo mixto.
Al ser tan nueva la actividad en la Argentina, todo proceso se torna experimental, en lo particular, ha funcionado adecuadamente la creación de pequeños espacios para que el caracol ponga sus huevos y que ellos, en medio de la tierra, logren su proceso de crecimiento.
Una vez que ha pasado ese espacio, logramos encontrar un espacio para selección del helícido en proporción directa a su crecimiento, logrando una selección minuciosa del caracol, para posteriormente ubicarlo en los criaderos, especialmente confeccionados para tal efecto, aunque es una actividad que se puede desarrollar aún con pocos recursos económicos, ya que las condiciones de criadero son muy variables.
Estos módulos operativos, independientemente de su condición de desarrollo, ya que se tiene la capacidad de que buscar elementos productivos básicos, que le permitan la movilidad al animal, única condición indispensable para su crecimiento y reproducción, nos permite tener un proyectado de lo que realmente nos podría brindar el animal
No debemos olvidar que la crianza depende del cuido y la atención, sin embargo, debe considerarse algunos aspectos que deben considerarse, tales como la alimentación, la humedad que tiene que rondar dentro del 75% y el 98% y la temperatura ambiente que preferiblemente debe oscilar entre los 15º y 32º
El conocimiento del biotipo reviste mucha
importancia en la exportación de los caracoles. Según las especies en las exigencias en lo referente al
terreno son muy variables, en general requieren suelos calizos ya sea con
plantas o con vegetación escasa (arenales, prados secos), o selváticos (árboles,
musgos), o hidrófilas (frescos y medios sombríos).
La actividad del caracol depende de tres parámetros
climáticos: humedad, temperatura y foto-período.
El caracol mantiene un equilibrio entre el
contenido en agua de sus tejidos y la humedad ambiental, absorbiendo o
eliminando agua, debido a la permeabilidad de su tegumento.
Su vida activa se ve regulada por el grado higrométrico del medio
ambiente, siendo necesario un nivel superior al 80% para su correcto desarrollo.
El exceso como el defecto de hidratación trae
consigo una disminución de sus funciones vitales, pudiendo ocasionar la muerte
en casos extremos.
La temperatura óptima se encuentra entre 15º
y 20º C, temperaturas inferiores disminuyen o paralizan la actividad de los
caracoles, la hibernación se produce alrededor de los 6º C.
Debajo de los 0 grados centígrados se produce la muerte por congelación
del agua de sus tejidos. Con
temperaturas elevadas si la humedad es óptima, el caracol no se ve afectado,
pudiendo mantener su desarrollo normal.
Por ser animal lucífugos, su actividad se
desarrolla principalmente durante la noche, buscando zonas oscuras o de
penumbras durante el día.
El viento tiene un efecto desfavorable pues
produce la evaporación de la humedad tegumentaria y afecta la hidratación
corporal, de ahí que los caracoles busquen lugares protegidos de las fuertes
corrientes de aire.
Los caracoles en su medio ambiente tienen
muchos enemigos. El sol, por ejemplo, les brinda calor y alimento, pero también
si sus rayos son fuertes y directos pueden provocar su muerte por deshidratación.
Por eso su gran actividad es nocturna y durante el día permanecen en
lugares sombreados. También los vientos secos y fríos repentinos, el
granizo y las lluvias prolongadas pueden ser mortales.
El caracol tiene defensa contra estos
enemigos, el caparazón es su primer protector donde se refugia donde hay
peligro, algunos pueden cerrarlo herméticamente con el opérculo o
epidiafragma, manteniendo la humedad y protegiéndose del frío y del aire.
Estos animales tienen un instinto desarrolladísimo, que los lleva a
evitar los peligros, a refugiarse a tiempo en lugares sombreados y protegidos o
subirse a lugares altos en caso de lluvias.
Pero esto no lo protege de los enemigos del
reino animal, a cuya cabeza se sitúa el hombre. Este indiscriminadamente recoge caracoles por su sabrosa
carne, o los combate por considerarlos perjudiciales para sus cultivos con cebos
deshidratantes y preparados químicos que producen la muerte del molusco.
Otros numerosos enemigos tiene dentro del
reino animal, tales como los pájaros, entre ellos los tordos, zorzales,
benteveos, calandrias; mamíferos como ratones, comadrejas; reptiles como
lagartijas, culebras, lagartos; anfibios como sapos y rana.
Entre los invertebrados, las hormigas son peligrosas para los caracoles
de pocos días y para los huevos; los caracoles adultos pueden defenderse de
ellas con emisiones de baba, pero no de otros que son mortales para caracoles de
todo tamaño, entre ellos las babosas, cien pies, grillos reales, luciérnagas,
etc.
Sorprende que el caracol haya podido
sobrevivir durante siglos con tantos enemigos, esto se debe a su muy elevado índice
de reproducción con la cual puede mantener su equilibrio natural a pesar de las
pérdidas. Pero si el hombre continúa
con la destrucción por ignorancia o ligereza o sin darse cuenta, podría
desaparecer este pequeño y útil animal.