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 Quinta Los 
Colorados del Monte, agosto de 2007. 
 
   Carta a don 
CARLOS FERNANDEZ. 
   Mi querido amigo 
y sincero compatriota: 
   ¿Sabe cuánto 
tardé para que mi hija me hiciera este dibujito? Alrededor de un mes. Sí, vea, 
con el argumento de que tiene que estar en vena, estos dibujantes y 
pintores tienen un calendario especial: cuentan las semanas como días y a los 
meses como semanas. Y viven así, en un estado de ensoñación depositados en las 
nubes de Úbeda, que no hay bala que les entre ni paciencia que los aguante. 
   Como usted habrá 
colegido, el dibujo es de una cucaracha. Y no la puse en el introito para 
decirle que es un insecto ortóptero de hábitos nocturnos, porque son cosas que 
usted ya las debe saber. Así como ha de saber que son tenidos, por la mayoría, 
como bichos asquerosos, de puro mugrientos que son, mientras que otras gentes 
dicen que son los más limpitos que hay sobre la tierra y, para dar prueba déllo, 
se las manducan luego de pasarlos por una fritanga vuelta y vuelta, acompañados 
de un arroz prosaico con unas cebollitas de verdeo y ajo a gusto. ¿Qué me dice? 
¿Será rica esta mescolanza? 
   Lo que yo quería 
contarle sobre este bicho es que me enteré, por una propaganda que trae un 
veneno nuevo, es que las cucarachas se comen entre ellas. Sí, aunque usted no lo 
crea. ¡Con razón es raro encontrarlas muertas! En cuanto ven que una anda 
clueca, o a los tumbos sin motivo, ahí se le van todas y se la meriendan que no 
dejan ni una antenilla para recuerdo. Conociendo este hábito caníbal, el 
inventor del veneno lo hizo de manera tal que el bicho lo ingiere, pero no se 
muere ahí, no. Sale a las cabezadas y cuando las compañeras la ven, se le van 
encima y resulta que ellas también, al instante, se manifiestan envenenadas. De 
esta manera terminan en un envenenamiento en cascada. Una progresión geométrica, 
no hay duda. Digamos que exponencial. Y muy económico, porque con una porción de 
veneno del tamaño de un arvejo, pasan a mejor vida una carrada. 
   Y digo yo, ¿no 
será que con los políticos pasa o pasará lo mismo? Me refiero a que se comen 
entre sí cuando ven que algún candidato anda a los bandazos. Habría que 
someterlos a la lupa de un entomólogo. El caso Skanska, para citarle de los 
últimos, el de Infelisa Amicheli de la Bolsita (se fue a vivir a City Bell para 
estar más cerca de La Plata), que le sigue, el asunto de Claudio Uberti 
Maletero, aguardando en lista de espera Espinoza (del plantel hebreo), el capo 
de Enarsa (Enarsa en arameo quiere decir flato), y dejando de lado 
a doña Romina Piccolotti que está con un yeso de treinta días (¿porqué esta 
mujer estará siempre tan pálida, acaso será por la Blanca Nieves a la que apela 
sin asco?) me hacen pensar cucarachamente. A lo mejor estoy exagerando, usted ya 
me conoce.  
   Pero el Cucaracho 
Grande ha dicho, sin que nadie le retruque, que no pone las manos en el fuego 
por nadie y que caerá quien deba caer por corrupto (corrupto en sánscrito 
quiere decir chorro). Mire vea don Carlos, que este es ya casi un clásico 
en nuestra vida doméstica nacional. Porque al decir esto el Cucaracho Vengativo, 
se le han olvidado de los dineros de Santa Cruz, golondrinas que se piantaron 
para hacer otro verano vaya a saber dónde, y que estoy seguro no volverán sus 
nidos a colgar, como decía el sevillano don Gustavo Adolfo, que tan dulce 
soltaba el castellano. Sumando todos los dineros que han sido motivo de 
escándalo público, no llegan al 5% de lo que falta de Santa Cruz. De manera que 
al decir que no pone sus créditos en la hoguera, ¿acaso se incluye a sí mismo? Y 
si fuere así, ¿por qué no se desafuera y sanseacabó? Nadie lo lloraría y en una 
semana nadie se recordaría de él, incluidos en éstos el loro y el gato. 
 
   Y visto y 
considerando, como dicen los cagatintas; dado el tiempo transcurrido, como 
arguyen los garabateadotes; y como pinta el naipe, como digo yo, no creo que 
hasta el 28 de octubre, o si usted, indulgente como es, prefiere el 10 de 
diciembre, aparezcan los quichicientos millones de dólares santacruceños. Y más 
le diré, pesimista siempre, después tampoco se encontrarán, sea el que usted 
quiera que venga a esta tierra a mandar para hacernos pelota sin falta. Salga 
pato o gallareta, hay cosas de las que no se hablan. Porque si se hablase, esto 
tendría que ir a la Justicia el día 11 de diciembre a las siete de la mañana, 
más con todas las causas dolosas que tal acto conlleva. ¿Lo sentarán en el 
banquillo al Cucaracho Justiciero? Digo que no, porque sería como correr la 
frazada para que se vea lo que es el Régimen Perverso en bayetitas y con medias 
de muselina. Eso: ¡jamás! ¡No, no y no! Y ya sabe la gilada: quien se como al 
Cucaracho Envenenado, a la larga también será finado. Hay cosas que el 
pueblo no está maduro para saber. 
   También le quería 
comentar sobre la visita del Comandante Chávez Valijero. El miércoles, los dos 
turiferarios del Régimen Perverso, disfrazados de nosotros, lo entrevistaron en 
ese salpicón de carne de puchero con achicoria que le dicen A Dos Voces. 
Mire amigo mío: no estuvieron tan mal como usted dice. Yo, que me confesé ayer 
con el cura de San Ramón y por eso ando bueno, le digo que pudieron estar 
peores. Resultando el Chávez un gambeteador de primera que debería estar en la 
selección, y estos dos que tienen una cinturita política que no la tiene una 
bataclana de los piringundines de la calle 25 de mayo. 
   En una de las 
tantas dijo el morocho caribeño que su socialismo es venezolano. Y, ¿qué 
quiere que le diga? Ahí nomás le empecé a sentir mal olor al chancho. Porque 
decir socialismo venezolano, no es lo mismo que decir socialismo 
nacional. No se me confunda usted también don Carlos. Entre los dos hay un 
abismo como el del Gran Cañón del Colorado. Es insondablemente mayor la 
diferencia. Veamos un ejemplo que vale más que cien explicaciones: para hacer 
su socialismo venezolano el mulato ochavón no tuvo mejor idea que hacer una
Constitución que no es otra que una copia de la Constitución Cubana de 
1974 (texto contra texto, haber si los progre me desmienten esta 
perlita). Luego su socialismo no es venezolano sino cubano 
y lleva por nombre comunismo, según lo ha dicho su mentor: el Cuco 
Enfermo. De manera que esta ley suprema no ha nacido del los venezolanos y 
armada de abajo para arriba. No. Está impuesta al pueblo en ausencia del pueblo. 
Y como hicieron los liberales en nuestra Patria al cargar ese bodrio en 1853, 
lleno de trampas y falacias para que el pueblo reine pero no gobierne, hicieron 
que el Pueblo se acomode a la Ley Escrita en lugar de que sea la Ley Escrita la 
que se acomode al Pueblo. A esto lo dicen Sarmiento, Mitre y Alberdi. No cero 
que me lo puedan desmentir. Ni con soda cáustica, amoníaco y ácido muriático a 
raudales me lo van a poder contrariar. 
   Con argucias 
verbales propias de un espadachín del tiempo de los Luises (lleva, según los 
venezolanos, 4.234 horas de discurso en 9 años de mandato, siendo su alocución 
más larga una que le insumió 6 horas, superando la más larga del Cuco Enfermo 
que llegó a 5 horas y 30 minutos), reconoció finalmente que el dinero que le 
presta al Cucaracho Vengativo es más cara que la que nos prestaba el FMI. Claro 
está, dijo trascartón, que sin las exigencias que imponía el Fondo. Es 
decir: el mulato practica la usura humanizada. Pero usura al fin. La que 
a su vez no nos garantiza que en el curso del pago de esta deuda fenomenal (hoy 
lleva contraido con Venezuela la mitad de lo que le pagó al FMI, ¿en qué 
quedamos?), no se de vuelta la taba, y venga otro y nos deje con las nalgas 
rosadas para arriba, como tero picando bichos. Esta nueva deuda, tampoco ha sido 
legitimada por el Congreso, tal cual lo dice la Constitución. 
   También les 
explicó a los dos majaderos televisivos, sin que ninguno le haga notar su 
tremendo error, que Cristo era socialista (digamos como Juan B. Justo, 
Norteamérico Ghioldi o el Che Guevara) y, para demostrar esto, se aferró al 
Sermón de la Montaña o lo que los cristianos conocemos más por 
Bienaventuranzas. Lo que ya me dice dos cosas: una, que lo dicho tiene un 
tufillo a los evangelistas, en cuyas huestes debe haber militado este zaino 
mula, y dos, que evidentemente no ha leído el Nuevo Testamento (ni el Antiguo, 
la Toráh digamos, que es donde se han quedado congelados los hijos de Lutero y 
de Calvino: todavía para ellos no ha llegado Cristo), y tampoco ha leído al 
rabino Carlos Marx  (Mordechai Kissel) en las pésimas traducciones que le han 
hecho. Digamos que toca de oídas o repite sandeces al boleo. Es decir: como todo 
zurdo de quiosco adoctrinado entre las tres y las cuatro de la mañana en un 
cafetín de Maracaibo. 
   Le mando un 
abrazo don Carlos. Y hasta la próxima si Dios quiere. 
                                                                                                                                     JUAN
                                                                                                                     
Milico Cucarachicida 
        
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