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Maximiliano Lobosco

La alegoría del gol actual

Hoy, cuando el gol cada día vale más, podemos observar que lo que significaba años atrás, al menos para el goleador, empezó a dejar un vacío en su sentido más expresivo para completarlo con otro nuevo.
Un signo claro de éste cambio se puede encontrar fácilmente en las nuevas formas de festejo. Se podría pensar a la ligera que es sólo una moda o quizás sólo una libertad que antes los jugadores no se permitían. Creemos que si bien puede haber algo de esto, aún no es suficiente explicación, sino deberíamos pensar que en todos estos años de vida que ya lleva nuestro fútbol (jugado oficialmente), un centenar o más de goleadores se retiraron llevándose consigo una sensación de vacío dentro de sus mismos logros.
Entonces los nuevos festejos, la publicidad puesta en estos más el sostén de una opinión pública acorde con lo anterior, nos hablaría a las claras de la incompletitud del gol actual.
Ahora bien, qué es lo que propone este nuevo accionar?.
Será sólo una nueva manera de unir el equipo con el hincha, y si así es, esto significa que años atrás estaban separados?. O tal vez sólo querrá decirnos que actualmente el fútbol como en cualquier campo de interacción comunicacional, las cosas están empezando a perder su parte oculta para desnudar frente a nuestros ojos significados que seguramente siempre tendrán más valor, escondidos en un sólo momento extra-espectacular, que descubiertos en un sinfín de espectáculos.

 

Los Reality Shows detrás del telón

Hasta hoy los “Reality Shows” nos han dejado nada más que sensaciones, dudas y sospechas. La sensación de igualdad con el participante del reality, la duda de que esta supuesta igualdad sea cierta y la seria sospecha del falso espectáculo. Así en este orden es como la mayoría de nosotros empezamos a consumir y a percibir estos programas.
La primera inquietud que se nos presenta surge de este título genérico «reality shows» o funciones reales. ¿Por qué la necesidad de llamarlos reales?, si un show no tiene porque caracterizar la realidad. Un show supone una obra o una ficción, como se le dice actualmente, entonces desde aquí que no se puede concebir esta conjunción de palabras.
Pero ahora vayamos detrás del telón por un momento para ver que sucede con esta unión desafortunada: aquí encontramos nuestro deseo de identificarnos con gente común (como ellos) y encontramos una mínima alternativa de realización de fantasías. Ahora volvamos al escenario de nuevo y fijémonos en una sola cosa: las cámaras, y esto nos arruina todo nuevamente. ¿Cómo es posible que un grupo de personas intenten continuar con sus vidas o formas de vivir habituales (que de hecho eso es lo que vende) cuando las cámaras, aún siendo pequeñas y estando ocultas, les están apuntando continuamente? Nosotros creemos que es imposible y es aquí dónde empieza la actuación y el desencanto sobre lo que vemos.
Ahora bien, la gran pregunta que nos queda es esta: ¿Porqué algo que no es lo que dice ser tiene tanta audiencia? Tal vez porque se asemeja a la estructura gramatical de una telenovela, o porque en esa casa o bar dicen «jugar al juego de la vida» en tres meses.
Juego al que estamos sometidos todos los días y tal vez no sabemos si lo hacemos bien o mal y por eso la necesidad de un parámetro. Creemos que la respuesta debe parar más por esta última que por la primera. Ya que de otra manera se nos hace más difícil entender tanto público ante un engaño tan evidente a la razón de cualquier ser humano.

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