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Walter Fonseca

Louis Armstrong

Nació el 4 de julio de 1900, según su biografía, aunque muchos lo sitúan algunos años antes, muy probablemente en 1898. Incluso el día concreto del 4 de julio parece una invención. .
Natural de New Orleans (Lousiene), proveniente de una familia muy pobre vivió en uno de los barrios más marginados de la ciudad. Con padres separados, aunque el contacto con su madre era frecuente, Louis fue educado por su abuela.
Desde niño realizó diversos trabajos, ente otros, vendiendo periódicos y repartiendo carbón. Pronto se interesa por la música que oye tocar a las célebres bandas que desfilan por la ciudad.
A los doce años comete el error de celebrar el Año Nuevo disparando al aire una pistola y, arrestado, es enviado, por un año y medio, a un reformatorio, el Waif's Home donde, por buena conducta, le admiten en la banda de la institución que dirige Peter Davis.
Tras probar diversos instrumentos, opta por la corneta y Davis le enseña los primeros rudimentos del instrumento así como un poco de solfeo. Su talento natural le hace progresar rápidamente y en 1914, al salir de Waif's, Louis empieza a trabajar en los cabarets de la ciudad. Así conoce a Joe "King" Oliver que lo trata como a un hijo.
Hacia 1918 tiene ya la suficiente fama de buen cornetista como para que Kid Ory lo contrate para su orquesta. Luego recibe una oferta de Fate Marable cuya famosa banda toca en los barcos de vapor que navegan por el Missisippi.
En 1922 llega su gran oportunidad: "King" Oliver envía a su protegido un telegrama para que se una a su Creole Jazz Band en Chicago. Es el verdadero principio de su fantástica carrera.
En 1923 graban sus primeros discos y, pronto, en Chicago todo el mundo empieza con "King" y tiene tanta potencia en sus labios.
En 1924 otro gran empujón a su reputación se lo da el contrato que le ofrece el mejor director de orquesta del momento, Fletcher Henderson. Armstrong se une a la banda en New York, permaneciendo en ella un año. Allí, además de "revolucionar" el estilo de todos sus compañeros y contribuir el éxito de la orquesta, Louis grabará con numerosos contantes de blues, entre otras la gran Bessie Smith.
En 1925 regresa a Chicago e inicia lo que va a ser uno de los capítulos más trascendentales de la historia del jazz: sus grabaciones, entre 1925 y 1928, con dos históricos grupos que forma para este propósito; los Hot Five y Hot Seven.
El punto más alto, de sus grabaciones, considerado por todos los críticos, como su "definitiva obra maestra" lo realizó el 28 de junio de 1928 cuando grabó una espectacular serie de frases en cascada en la introducción de "West and Blues", dejó trazada la principal dirección estilística que el jazz seguiría durante varias décadas. Es más, esta grabación dejó muy en claro que el jazz ya no podría volver a ser únicamente una música folklórica o de entretenimiento.
Aquello era música en su estado más puro, música motivada por la única necesidad de ser creada. No era la primera vez que ocurría en jazz, pero jamás lo había sido antes de aquella manera tan brillante e inequívoca. Al igual que cualquier otra innovación profundamente creativa "West and Blues" resumía el pasado y predecía el futuro.
Ya en 1928 Louis Armstrong es un artista consagrado y popular. Es a partir de ahí cuando, definitivamente va a iniciar una nueva y larga etapa el frente de grandes formaciones.
Primero con Carroll Dickerson en Chicago, en 1929 en New York con Luis Russell, y, en el New Cotton Club de Los Angeles con Les Hite en 1930.
Finalmente la orquesta de Russell se convierte en su orquesta regular con la que recorre todo el país. En 1932 Armstrong viaja por primera vez a Europa con gran éxito en Londres.
Vuelve en 1934, triunfando esta vez en París. Pero su constante abuso de sacar cada vez más agudos de su trompeta le pasa factura y debe reposar sus maltrechos labios durante un año.
El resto de la década del treinta es para Armstrong la historia triunfal de una gran estrella del espectáculo que ya ha culminado su histórico período de creatividad incesante y va a recoger los frutos, llegando incluso a rozar cierto comercialismo en su repertorio y en los discos que graba en esos años.
Gracias a su popularidad Louis Armstrong aparece en numerosas películas: "Pennies from the Heaven" con Bing Crosby (1936), "Artists and models" (1937), Cabin In the Sky" (1942), "New Orleans" (1946) entre otras.
A mediados de la década del cuarenta decide dejar de actuar con una gran orquesta y, tras una prueba concluyente con un grupo pequeño en el Town Hall de New York, forma sus célebres All Stars... Pero esta es otra historia que les contaremos en otro número...


II
La genialidad de Louis Armstrong ha sido un fenómeno sin precedentes y que tampoco ha tenido una auténtica continuidad. Lo cierto es que Louis cambió por completo el panorama del jazz que se interpretaba en los primeros años de 1900. Liberó ciertas rigideces que se consideraban fijas: adoptó un swing sin ataduras que se reflejaba en todas sus interpretaciones, colocó las notas en lugares que hasta su llegada habían sido impensables; creó una forma de tocar y de cantar diferente a todo lo que se había hecho hasta entonces.
Su arrolladora personalidad, combinada con la efervescencia de sus interpretaciones y las sorpresas que ofrecía en cada una de ellas, constituyeron la clave que situaría el jazz en un tronco inconmovible, desde donde fue ampliando sus posibilidades paulatinamente hasta convertirse en elemento indispensable del patrimonio artístico de la humanidad.
A mediados de la década del cuarenta Louis Armstrong llevaba diecisiete años actuando, practicamente sin interrupción, al frente de grandes orquestas, había grabado centenares de temas (entre ellos una buena cantidad de indiscutibles obras maestras); el mundo del jazz, esa música que él había por así decirlo, "inventado" y a cuya inmensa popularidad había contribuído tenía con él una deuda incalculable; le habían salido docenas de imitadores, pero su éxito seguía siendo relativo, comparado con la verdadera importancia que ya tenía en la historia del jazz, y si sus discos tenían buenas ventas, no se podían comparar con los que alcanzaban los de algunas orquestas blancas del momento.
Un cambio de orientación se hacía cada vez más evidente, pero los esporádicos intentos, en años anteriores, de su mánager y de los directores artísticos de las compañías discográficas de potenciar su faceta de cantante con un repertorio más comercial (grabando entre otros con los Mills Brothers y Bing Crosby) no habían dado todavía resultados palpables. Serán otras circunstancias las que originarían la evolución de Armstrong hacia la triunfante carrera de "entertainer".
Estaba a un paso de iniciar aquel cambio decisivo pero faltaba un detalle: todavía actuaba con su gran orquesta y su manager había comentado más de una vez con él las crecientes dificultades que encontrarían para seguir manteniendo como antes a dieciséis músicos en activo. Por otra parte, la big band era una orquesta de acompañamiento. Sus integrantes eran buenos lectores pero entre ellos se puede decir que no había solistas importantes y todo el peso de los solos y los vocales recaían en la estrella absoluta del show Armstrong, que, desde 1934 tenía problemas con sus labios y cuyas cuerdas vocales eran otro motivo de preocupación.
El 8 de febrero de 1947 Louis actúa en el Carnegie Hall de New York acompañado por el sexteto del clarinetista Edmund Hall. El éxito de este y otros dos conciertos, con grupos pequeños formados para cada ocación, acabarán de convencer a Armstrong para dar ese paso, que lejos de suponer su progresiva desaparición de los escenarios (como ocurrió con más de uno de sus contemporáneos), lo colocaría para siempre en primera fila del mundo del espectáculo.
Recuperando la fórmula de sus famosas agrupaciones de fines de la década del veinte, forma un grupo en el que, aunque él es el líder estrella, todos los integrantes son también grandes figuras del jazz clásico. Esto evidentemente le permite descansar en sus compañeros que, con él, se repartirán los solos, no teniendo que "comerse la parte del león" en cada concierto.
Así, llamará a su lado a Jack Teegarden, uno de los mejores trombonistas blancos y simpático vocalista, cuyos dúos (instrumentales o vocales) con Louis harán las delicias de sus auditorios. Como clarinetista contratará a Barney Bigard, gran estilista de New Orleans, y solista destacado en la orquesta de Duke Ellington durante catorce años.
El pianista Dick Cary, sustituído a los pocos meses por un viejo colaborador de Armstrong, Earl Hines, uno de los hombres fundamentales en la historia del piano en el jazz.
Al contrabajo Arvell Shaw será durante casi una década uno de los pilares de la sección rítmica que se completará con la presencia de Sidney Catlett en batería, uno de los indiscutidos maestros de este instrumento en los años treinta y cuarenta.
La nueva etapa de su carrera, que se inauguró el 13 de agosto de 1947, en los Angeles se prolongará hasta el final de su vida. A lo largo de este período, casi veinticinco años, se verán desfilar a otros brillantes solistas, sin que ello afecte en nada el estilo del grupo. Así, los trombonistas Trummy Young o Tyree Bailey, Edmund Hall, Peenuts Hucko, Joe Darensbourg o Joe Muranyi, los pianistas Marty Napoleon o Billy Kyle, los contrabajistas Morty Corb, Jack Lesberg o Dale Jones, los bateristas Barrett Deems o Danny Barcelona, inscribirán también sus nombres en los anales de estos famosos All Stars.
Los grandes éxitos discográficos se sucederán periódicamente, desde "Blueberry Hill" en 1949 a "La vie en Rose", "Ramona", "Mack the knife", "C'est si bon" en los años cincuenta, para culminar el tema sensación en 1964, "Hello Dolly" que alcanzó el primer lugar en el Hit Parade; en 1968 volvió a encabezar las listas de ventas con "What a wonderful world". Mientras tanto se sucedían sus apariciones en programas radiales, un sinfín de shows televisivos, películas y giras mundiales ofreciendo conciertos multitudinarios a los que acude un público unánimamente enamorado de ese personaje entrañable, divertido y bonachón, pero artista de pies a cabeza, Louis Armstrong, que se ha transformadoo con su trompeta, su voz ronca, y esa inmensa sonrisa en el auténtico y permanente embajador itinerante del jazz.
Louis Daniel Armstrong falleció en su casa de Corona, New York, el 6 de julio de 1971. Semanas más tarde, se celebraba un concierto en su memoria en Chicago; su segunda esposa, Lil Hardin, pianista de los legendarios Hot Five de la década del veinte, fue llamada a participar. En un instante del concierto se hallaba sentada al piano ejecutando un solo, de repente su corazón no resistió, se desplomó y murió. Hacía cuarenta años que vivía separada de Louis, pero aún fue más fuerte recordar los días felices y saber , que nunca más volvería a ver al artista que ella contribuyera a lanzar a la fama.
En cierta oportunidad el gran trompetista de jazz, Miles Davis expresó: "Louis ha pasado por todos los estilos. No hay nada que se pueda tocar en una trompeta y que Louis no haya tocado".

Material proporcionado por su autor.

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