Federico Tarántola
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ASISTENCIA DE MI EGO.
Amárrate a la calle, hermano,
que ella es una buena compañera
con la que puedes salir a beber un par de tragos
y olvidar de a poco el dolor que te causaste
en el bendito pasado.
Deja de pensar cada una de las cosas
que no quieres pensar.
Deja de creer lo que te corresponde y lo que no,
ya que de todas formas te tocará
lo que el destino elija sobre tí
para hacerte un poco más miserable
o un poco más feliz de lo que hoy no podés ser.
Seca cada una de las lágrimas que viniste derramando
dejando un camino regado para que los irónicos
se guíen hasta tí y te bajen a golpes de risa.
Sosténte.
Ámate a tí mismo como nunca lo hiciste,
nunca.
No inventes el cuento de la buena pipa
que eso es lo que los demás quieren
para verte al fin navegar en ese mar de confusiones
y morder con pasión un trozo de tu desgracia
que es lo que los alimenta.
Lávate las manos y manos a la obra,
empieza a construir de a poco tu gran imperio.
Sé el todopoderoso
y domina al mundo.
Y sigue sin parar olvidando cada una de las rutas
que tomaste y te condujeron hasta acá.
Piensa que no sos un estúpido, sos uno mas,
un hijo de las circunstancias que se empecina
de vez en cuando en no aburrirse
haciéndose el cráneo con los cabos que otros atan.
Abrázate a tu alma, sonríele
y dile las cosas que nunca pudiste decirle.
Pedile perdón por todos los pecados que hayas cometido
y frénale el carro antes que ella también
se te tome del codo y te empiece a castigar.
Huye aunque nunca de vos mismo.
Corre en busca de nuevos cuentos, nuevas historias,
nuevas poesías en ojos de otras personas.
Inspírate.
Haz el amor como nunca se lo han hecho a la Musa.
Cásate con ella y miéntele.
Cree las mentiras que le estás diciendo,
porque lamentablemente de mentiras se vive.
Pero nunca hieras.
Nunca.
Tómete un segundo para pensar lo bueno y malo
que harás por amor a vos mismo y a los demás.
Crece y sé hombre de una vez por todas.
Crece y sé hombre que es lo que el mundo necesita
para que guíes al rebaño manso
y combatas a los lobos del bosque.
Sé un mago de ley.
Sé lo que debes ser.
Nunca más vuelvas a mirar hacia atrás y pienses
que por lo poco sagrada que fue tu historia
no te mereces el oro y el moro.
Eres dios hijo de Dios.
Eres lo que muchas veces no quieren que seas.
Pero para todo esto empieza de a poco,
sal de a poco de tu cueva con lentes para el sol
y acostúmbrate a la idea que hay día y noche
y que la varita mágica está a tu servicio
cuando decidas ordenar.
Sal de a poco y empieza.
Pruébalo.
Escapa de la cueva y haz lo que te dije :
amárrate a la calle que ella tiene todo para darte
aunque nunca te le fíes
porque puede ser un arma de doble filo
donde de repente se ella se transforma
en pasadizo a tu viejo cautiverio
en el momento que menos lo creas
cuando empieces a pagarle gracias con culpas
por las desgracias que sólo te has buscado.
Haz todo esto
o mejor dicho simplemente estrecha manos,
no te cuelgues.
Realmente sabes por qué lo digo y te explico :
te lo mereces.
NO HAY...
No hay ángeles rubios ni con espadas,
no está ni Dios, Jesús, José, la Virgen
o las ovejas y camellos del pesebre.
No hay manos amigas.
No hay una mujer que te guíe y guíes,
no hay quien respete un poco la situación.
No existe clase de ser tal que se te acerque
y te diga “hermano, te creo, estás mal”.
No hay magia, no hay “hay”.
No hay noche ni día.
Y no se puede seguir así.
No hay evolución permanente,
no hay futuro para cosas como estas.
No hay un carajo de nada.
No existe psicólogo que te devuelva
lo que has perdido.
No hay pastillas, no hay sexo libre,
no hay un mango como la gente.
No hay líder tal de dar vuelta
este inmundo panqueque quemado.
No hay regalos, no hay Navidad,
no hay día del amigo y de la primavera.
No hay nadie que venga a desenterrarte
de este entierro prematuro.
No existe arma que mate esta muerte.
No existe resignación.
Nada de nada.
No se ve ni un cómico que levante el ánimo,
un perro de dos cabezas que te distraiga
aunque sea un minuto en mirarlo.
No se puede reír de nadie
salvo del espejo (roto).
No hay cerveza, vino, sidra o licor
que embriague tu alma.
No pasa naranja.
No queda inspiración
salvo tus dos manos sosteniendo
la cadena que tienes atada al cuello.
ESCENARIOS RECICLADOS.
Tiraron abajo la esquina de la casa abandonada
y la cubrieron con afiches de la última película
que jamás pudimos llegar a ver juntos,
y ese lugar era el que cuando te llevaba a tu casa
nos despedíamos con besos húmedos
y mis manos se deslizaban por tus entrepiernas,
en la oscuridad de las cuatro de la mañana.
Cambió de firma y tendió a un estilo más lujoso
(no para gente como vos y yo)
el bar decadente de Lavalle y Esmeralda
donde nos veíamos comer nuestras hamburguesas
y nos mirábamos para decirnos que juntos
era lo mejor que nos podía pasar en la vida.
Destruyeron la calle Cabildo a no sé que altura
donde nos sentábamos en el cordón a esperar el 80
y abrazados soportar el frío.
Cerró para siempre el boliche “Margarita”
de San Bernardo, Partido de la Costa,
donde por pura casualidad nos conocimos borrachos
aunque eso no es todo, sino que en la playa,
donde nos dimos el primer beso
colocaron un venido a menos puesto de bañero
ocupado por un presunto bañero gay.
Pintaron de negro mi cuarto
el cual estaba de blanco por la época que te infiltrabas
en mi casa para pasar momentos de cama
sin mi mamá y papá en casa
mientras la abuela estaba abajo entretenida
con el programa de Lía Salgado,
y es más : internaron a mi abuela en un geriátrico.
Pero jamás se dignaron a sacar de línea a los colectivos
que nos separaron para siempre el uno del otro,
jamás sacaron el banco de la plaza donde me dijiste
que yo tuviera en claro que nunca volverías a amarme.
Ni tampoco tiraron abajo tu casa donde
el año pasado te dije de que forma no funcionábamos.
Y sigue estando el mismo dueño en el bar
de Jujuy y Hipólito Irigoyen donde planteaste separarnos
o la Facultad de Psicología donde te pasaba a buscar.
Tampoco clausuraron la habitación 14 del Albergue
donde nos prometimos tener como despedida sexo
por última vez en la historia que a lo nuestro se refería
Lo que quedó y lo que se fue
quedó y se fue parece que con alguna intención
para que yo (y no sé si vos)
recuerde las épocas en que juntos fuimos felices
e infelices de la mano.
Todo para que hoy pase y mire desde mi puesto de cadete
a las apuradas, o yendo de acá para allá por sí
y se me llenen los ojos de rojo y sal
para recordarme cuán viejo ya soy después de casi dos años.
Qué hacer, pues, Magalí,
con los escenarios reciclados que ya no tengo para fantasearte
y acariciarte como fantasma
mientras tengo los del dolor ?
Qué hago, me querés decir ?
Qué hago ahora mismo en esta esquina de Pueyrredón y Rivadavia
donde nos dimos el último beso bajo la lluvia
mientras que hace mucho calor y Sol
pero alguien se está ocupando del detalle de abrir la ducha
y mojarme el alma
que no la dejan pasar por el Koh-i-noor ?
CHICA DE NARICES.
De amante y de servir tragos
la chica de labios bien anchos delira,
y en canciones que penetran cráneos
se dispara una ráfaga de sus harinas.
Congelada y ser vagante de mil calles,
locura por su ajena vida injusta
pregunta en cada esquina a un mendigo
si es el corazón que al alma mata.
Posible ser de celdas,
barrotes que con metal hieren sus huesos,
rueda amanecer abajo
y estalla en cien mil estrellas,
se hace de noche estrellada.
Por las corridas y grito muda
de la enrulada noche en auto negro,
aporta su centavo a su brasa
y quema pestañas en risas de mandíbula
por semanas
en la esquina de mi casa.
Y se muere, finalmente muere.
La velan, la lloran y la creman
a la chica que siempre fue cenizas.
No es injusto que sea entregada a otra
que es igual a ella,
para que la misma historia
de días y noches renazca
como tu Señor,
el maestro platillo volador en aguas.
VIDA MISERABLE.
Nacer porque no se aguante el encierro.
Sorprenderse y luego recuperarse.
Crecer bajo las órdenes del dedo.
Pretender saber y mutar de a poco.
Elegir el futuro, aunque Dios
ya se encargó de escribirnos el destino.
Amar, no amar y ser amados.
Sonreír para la foto de casamiento
y embarazarse.
Parir y convertirse en el gran dedo
a la vez que nuestro jefe es otro dedo.
Pulirnos los huesos, achicarnos
y convertirnos en un mapa ambulante.
Morir mientras todos dicen
que morimos en paz.
EL TRISTE JUEGO DEL VEO - VEO.
Al futuro lo veo
negro, oscuro, carbonizado.
Tan ciego como un mendigo
mendigando en la calle Florida.
Lo veo tan fastidioso y molesto
como a un albino sin gafas para el sol.
Al futuro lo veo
de rodillas, pidiendo perdón
por sus pecados del pasado.
Con más guerras, más esclavitud
y nuevos sexos llorando por T.V.
Al futuro lo veo como
a un monstruo de siete cabezas
entonando baladas tristes,
y sin fogón de playa.
Será como una tarde de perros,
una pesadillas en la calle Elm.
Será lo que nos merecemos :
un poco más de lo mismo
y sin sal u otros condimentos
como para disimular el mal tragar.
Será un gramo de merca
o una jeringa entrando a tu vena.
El futuro será letal.
Más triste que un velorio.
Robará con más religiones
que este mundo nos dá y dará.
Será un asalto a mano armada
y un bolsillo en blanco.
Un baile de disfraces,
cien alfileres en tu espalda.
Al futuro lo veo
explotando, ahuecándose
en tontas ideas que hoy
no quiere abandonar.
Será un futuro solterón
y de más de 60 años,
arreglando citas a ciegas
con la Muerte.
Va a ser una comedia yanqui,
con cine catástrofe y drama.
Va a reinar por siempre el invierno.
Al futuro lo veo sin parques,
sin palomas y sin viejas de migajas.
No veo parejas de la mano.
Sólo lo veo a pata y a dedo.
Sin sapos y lleno de insectos.
Y sé que es triste,
sé que puedo ser horrible al decirte esto,
pero aunque no trato de ser adivino
las circunstancias
(este presente)
me llevan a contar cómo
el telón muy pronto va a bajar,
la función va a terminar.
EL DESHOLLINADOR.
Ha por fin llegado aquí
el deshollinador.
Se ha incorporado en mi vida
y me juega los chistes
que perduran, malas pasadas.
Es oscuro, es anciano,
usa un sobretodo rotoso
y de zapatos resquebrajados.
Es invisible y a veces visible,
porque de vez en cuando lo veo
en el momento en que se esconde
tras un árbol, en una terraza,
bajo mi cama o en mi sombra.
Ha llegado nuevamente
el deshollinador,
para masticarme el alma optimista,
tocarme con su vara de madera,
y hacerme eterno para que viva
viendo mi desgracia en este mundo
que él mismo se encargó de llenar
de jodidos espejos rajados.
Tiene barba, es pelado
y con algunos pelos en la nuca,
sus dientes son torcidos y podridos :
lo sueño cada tanto.
El deshollinador me prepara siempre
el camino de lozas amarillas
para que camine, llegue al borde
de la bendita fortuna,
y en ese instante tras su largo esperar,
saca sus tijeras de la nada
y todo lo corta.
Ha llegado, pues, el Señor...
... el deshollinador.
Logra que los demás me mientan,
me amen y luego me maten ;
logra poner la torta al revés
y hundirme.
Se alimenta del polvo que sale
del hueco que me deja la malaria.
Barre con todo, come y crece,
y cada vez es más invencible.
El deshollinador tiene pago
a todas las personas de este mundo
para que ellas hagan de cuenta
que yo no soy un personaje
de esta historia.
Hace cambiar de parecer a los demás,
hace arreglos y desarreglos.
El deshollinador es un espíritu
que siempre estuvo conmigo.
Va y viene, descansa y vuelve.
Nació en el momento que nací
y a la larga, más allá que es un demonio
me quiere.
A la larga lo termino aceptando
mientras le sigo temiendo.
Ha llegado, gente,
el amigo de ustedes.
Ha vuelto a casa,
es el deshollinador :
el que no paga por serle su esclavo,
por serle su cuento, su drama.
El deshollinador,
mi muerte en vida.
La eterna mala suerte.
Algo así como llevarse por delante
cada cinco minutos una puerta
y el golpe directo al rostro.
VOY A MORIR.
Voy a morirme de viejo,
voy a morirme de joven.
Voy a morirme flashado,
retorcido y aplastado.
Voy a morir de cáncer,
de tristeza, de soledad.
Voy a morirme incluso
después de haber muerto.
Voy a morir con un tiro
en la frente, en el paladar
y en el alma.
Voy a cansarme,
voy a caer en una calle
y mientras agonizo
me van a robar los pantalones
y me van a violar.
Voy a morir extrañándote.
Voy a morir odiándote.
Voy a morir virgen,
voy a morir con mil hijos.
Pero lo peor de todo
que todo esto lo sé de antemano
y si bien el dolor es parte
del último segundo,
hace ya millones de años
que me vengo velando,
padeciendo saber la noticia
que voy a morir como no quise :
sólo, podrido, pobre,
accidentado
y viéndome muy viejo
mientras que recuerdo
todo este tiempo que perdí
llorando cosas,
las cosas que podés ver
en esta poesía barata.
SIN RUMBO POR EL MEA CULPA.
Regreso con la cabeza abombada,
como que alguna burbuja
se encuentra en mi nuca.
A su vez mi sien estalla
mil veces en el vidrio del colectivo
mientras pienso en todo,
en nada,
en lo bueno y en lo malo.
Saco a relucir un recuerdo
y me veo que en esta noche
mi subjetiva tras sus pechos
apuntaba al vacío
en busca de esta poesía.
También te recuerdo
y pienso qué hago así,
qué hice antes de estos minutos
y cuál de las pocas cosas
me llevó a correr desesperado
esta noche enferma.
El chofer maneja en paz,
hay murmullos y estoy sordo.
Estoy incluso ciego y eso reduce
el tamaño de mi mundo interno,
mi cerebro.
Nunca pensé que fueran así
los días en que me sentiría viejo,
en que quisiera sentar cabeza.
Nunca pensé que cuanto más grande,
más débil,
cuanto más he vivido,
más muerto vivo.
La calle, la noche, el frío
y el humo de sus bocas :
ni siquiera tras tanto juego
una escena triste o alegre,
irónica o inspiradora.
Marcan las seis de la mañana,
cierro los ojos al volante del asiento
y me despido de ella,
de la otra,
y de vos que no te pude ver.
Por favor al llegar a casa
no me mates
ya que tuve toda la culpa
de no entender nada,
pero ninguna en contra
en el momento de querer aprender.
Si Dios quiere
que descanses bien.
VIVIRAS.
Lucharás en contra de la tormenta
mientras haya tormenta.
Correrás con viento en contra
mientras sople.
Te sentirás aún más fuerte
mientras todos sigan existiendo.
Reforzarás tus creencias
y lo grande que te sientes
siempre y cuando te sumerjas
a pensar por esta jungla
y nunca, pero nunca
se te sequen las palabras.
Las calles de cemento y caras
son a veces un mal necesario
para darle a este mundo del que hoy
le estás escapando
un ejemplo de que una historia así,
una historia de libertad y locura
no vive sólo de un sentimiento
sino de tomarse de las manos,
hacer una barrera contra el universo
y barrer con todo.
Vivirás aún más
cuando más muerto te quieran ver.
VOY A NADA.
Voy a necesitar unas cervezas,
voy a necesitar un atado de cigarrillos,
unas noches
y unos litros de agua salada
para usarlos como lágrimas.
Voy a necesitar un martillo
para martillarme la cabeza
hasta sangrar y morirme infeliz
sabiendo que no fue suficiente.
Voy a necesitar un cuchillo,
un arma, una soga, un veneno.
Voy a tener que aprender
y sino usar todo eso y morirme en serio.
Porque no puede ser que mi vida
tan sólo esté basada en el dolor
y en la incomprensión de lo que soy
y lo que debo hacer.
Voy a sentarme frente a estas hojas
y escupir más basura
para hacer llorar tu alma.
Para eso sirvo.
Material enviado por el autor (Federico Tarántola) en el mes de abril de 2003. Federico Tarántola es editor de la revista independiente "Todos juntos hasta aquí" desde 1997, en la cual publica sus poemas.