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Domingo 05 de Mayo [ 14:05 p.m ]
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Reencuentro con el diablo
>Clarin
En esta sociedad, yo soy el último vicio", lanza un García
con mejor entonación gracias a los avances tecnológicos.
Consciente siempre de todos sus pasos profesionales y
públicos, esta vez, Charly redondeó en Influencia un álbum
donde el circuito cerrado entre su megalomanía ("demasiado
ego") y la idolatría a tono (llama "aliados" a sus fans)
toca su máximo punto de auto-reflejo y auto-reflexión.
Sí, el concepto es constante. El tema del disco son justamente
las influencias. Por un lado, hasta qué adoración nos
podemos viciar con la "influenza" (el virus de la gripe)
encantador de una estrella carismática (Charly lo tematiza
en Tu vicio). Por otro, la clave es el influjo que ejerce
en nosotros una melodía (en el caso del disco, ese efecto
lo encarna la canción Influencia). Un álbum que recorre
las estrategias fatales usadas por el pop para enamorarnos.
La descripción objetiva del disco deja claro que de nuevo
hay poco: 6 canciones inéditas donde abundan citas a la
obra propia (Demasiado ego es una remake de 1 a 1 del
98, mientras que Influencia contiene un interludio extraído
de Transatlántico Decó de Pubis Angelical) y ajena (los
Stones del 67 en la vertiginosa suite El amor espera);
un mismo cover en inglés y en castellano; una remake bastante
trance de Encuentro con el diablo (Serú Girán); dos remixes
(uno acústico y otro más "electrónico"); un experimento
gospel y un instrumental de piano que recuerda a Pubis
y a Chaplin.
Sin embargo, el resultado dignifica la inauguración de
década a cargo de Charly, después de la caprichosa y autoindulgente
operación retorno de Sui Generis: es de lo mejor que puede
ofrecernos a esta altura, tan lejos de la pompa de La
hija de la lágrima (94) como del expresionismo implosivo
de Say no more (96).
Por empezar, el track Influencia (1983) que le da título
al disco es ajeno. Le pertenece al norteamericano Todd
Rundgren, un obsesivo arquitecto de canciones quien, por
obras maestras como Something/Anything? (1972), merece
un podio junto a los dos Brian del pop (Wilson de Beach
Boys y Eno). Su virtuosismo a la hora de manipular canciones
en el estudio de grabación y sus dotes como multiinstrumentista
son puro influjo para el Charly 2002 que arregla todo
y se las arregla solo para salir airoso en el papel de
músico y productor artístico. La orquestación, impecable
y dinámica a pesar de ciertas bases mortuorias, suena
sofisticadamente muy 85: Thomas Dolby, Prince, The The.
Ser testigo del modo tan fluido en que Charly se apropia
del temazo de Rundgren refleja ese momento en que uno
adopta un hit, transformándolo en mascota después de haberlo
encontrado en la calle. Los dedos vampíricos (la imagen
de Charly-Vampiro es por demás significativa) que fotografía
el booklet del libro van enhebrando concentradamente una
melodía que, en tiempos de plena articulación compositiva,
nos ofrecieron conmociones originales a la altura de Iba
acabándose el vino, Desarma y sangra o Total Interferencia.
Fuera de las letras que se aplican a la contumacia del
"Yo soy" y "Yo (no) quiero" —tics de la lírica solipsista
de García desde el 82—, hay cuatro líneas geniales: "Y
el amor espera/ y ya es primavera/ y la mesa, cera/ y
la vela, nada". Guau, una chispa de iluminación sobre
tanta redundancia confesional, paranoica y periodística
del tipo "cuando la gente dice que estoy bien/ no pueden
ver debajo de mi piel" o "Yo me hago el muerto/ para ver
quién me llora, para ver quién me ha usado"
Dentro del género de rock minimal, denso de orquestación
y pulso marchoso que una vez estrenó con Demoliendo hoteles
, figura el stone I''m not in love (otra cita: la banda
10 CC) donde lo acompaña Tony Sheridan (o aquella leyenda
inglesa que tuvo a Los Beatles de banda por el 62). Al
contrario de Andrés Calamaro cuya fecundidad productiva
lo lleva a editar cuanta melodía se le ocurre, Charly
cuida cada canción nueva como a hijos tardíos a los que
les teje ropas, peina una y otra vez, de ahí las versiones
y reversiones.
Influencia desemboca en Happy Real, una especie de vodevil
trasnochado, con mucho de Según pasan los años, cantado
en inglés. Cuando Charly tararea unos "Uh Uh" al filo
del ahogo, uno recuerda que de un modo u otro se sale
con la suya y logra enamorarnos de nuevo con el exhibicionismo
de su transparencia. "Es la conexión del amor", canta.
Es el amor a los afectos del pop, digamos. Una esperada
reconciliación con ese Charly que acompaña en las peores
noches de soledad.
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Sabado 4 de Mayo [ 23:05 p.m ]
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IV FESTIVAL ARGENTINO DE MIAMI
Charly García Puro nervio, puro genio
>miami.com
El gran roquero argentino estará este domingo en Bayfront
Park El carismático rockero argentino Charly García es
célebre en todo el continente por su genialidad musical
pero también por los disparatados episodios que protagoniza
de tarde en tarde. El artista se ha bajado los pantalones
en medio de un concierto; ha sido internado en un hospital
siquiátrico; ha roto un piano a hachazos; e, inclusive,
se ha lanzado a la piscina de un hotel desde un noveno
piso. ''Soy un profesional del escándalo'', ha llegado
a ironizar el cantante, que será la gran estrella del
IV Festival Argentino de Miami, que se llevará a cabo
el próximo domingo en el Bayfront Park. Sin embargo, cuando
García (o Charly, como le dicen sus compatriotas) fue
entrevistado (telefónicamente) por VIERNES se mostró de
lo más tranquilo. ''Estoy con ganas de ir'', dijo, horas
antes de volar hacia estas tierras. ''Siempre es lindo
ir a la playa y me voy a tomar esta visita a Miami como
un tipo de vacaciones con show incluido'', agregó, en
referencia al festival, donde también actuarán Los Piojos,
Celeste Carballo y La Mosca. Lo de las vacaciones puede
tomarse casi literalmente porque en recientes meses el
autor de clásicos del rock en español como Rasguña las
piedras, Yendo de la cama al living y Nos siguen pegando
abajo grabó un disco. El nuevo álbum de García, que comenzó
su legendaria carrera a principios de los 70 con el dúo
Sui Generis, se titula Influencia, y aparecerá en su país
el próximo martes y en Estados Unidos el 1ro. de julio.
''Terminé la grabación el domingo pasado y estoy muy contento
por cómo quedó todo el material'', aseguró, sobre su flamante
criatura discográfica, en la cual, apuntó, hay grandes
pinceladas de sonido electrónico. Cuando se le pidió un
adelanto sobre el recital que dará en el Bayfront Park,
dio una explicación algo complicada. ''Será un show basado
en mí'', comenzó diciendo, sin perder el tono suave. ''Trataré
de reproducir el estilo del disco, que tiene muchos samplers
y otras máquinas y, a la vez, tocaré en vivo, el piano,
el sintetizador, la guitarra. . . como siempre he hecho'',
añadió. Luego, su representante, Santiago Zambonini, confirmó
que en el festival el artista (que en Influencia tocó
todos los instrumentos) hará parte de su performance ``con
máquinas y en algunos momentos habrá músicos invitados''.
García relativizó la posibilidad de que en el evento del
domingo reviva Sui Generis al cantar junto a su ex compañero
Nito Mestre. ''Si Nito aparece por ahí lo dejaré tocar
un tema'', manifestó, despreocupado. Al sostener esta
conversación, ''El hombre del bigote bicolor'', como lo
llaman algunos periodistas de su país, también se sentía
feliz porque una minigira que hará por el noreste marchaba
a todo tren. ''Hace un ratito me dijeron que ya se agotaron
las entradas para un concierto que haré en Nueva York'',
afirmó, aludiendo a su show del 3 de mayo en el Club New
York, de Manhattan, donde repetirá al día siguiente. Tras
contar que antes de llegar a La Gran Manzana estará (el
próximo miércoles) en Boston, García lanzó con solemnidad:``Esta
será mi primera visita a América post ataque talibán''.
¿Cómo se siente ante la renovada expectativa que genera
pese a su vasta trayectoria? ''Para mí es como una manera
de sentirme al día, de no sentirme invadido por la nostalgia'',
contesta, lacónico. García es el músico vivo más querido
de Argentina y, aunque no ha tenido la masividad internacional
de un Fito Páez, es reconocido ampliamente en el extranjero,
como lo muestra esta visita a Estados Unidos. Otra prueba
es la invitación que en el 2001 le hizo Pablo Milanés
para grabar con él un tema (Los años mozos) en su disco
de duetos, Pablo querido, donde también brillan Armando
Manzanero, Ricardo Arjona y otros ases. García, que no
se ha caracterizado por tener compromisos políticos, aceptó
el ofrecimiento. ''Lo que más me gusta de la música cubana
es cómo suenan los instrumentos de metal'', indicó, antes
de despedirse. El intérprete cerró el tema, y la entrevista,
con una de sus típicas frases cortas y contundentes:''El
cubano en sí es un tipo con swing''. Y si él lo dice por
algo será. ERWIN PEREZ
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