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Mitos y Leyendas de la Tierra de los Humos

El mito del lobo marino: había una vez una muchacha joven que se alejó de su casa en Wujyasima y se encamino sola hacia la meseta, donde se puso a jugar, corriendo entre las olas en reseca y retrosediendo entre las rompientes. Un viejo lobo marino enamorado la observa sin ser visto, y cuando una ola grande la volteó, se encontró ella con el animal a su lado. Como todas las mujeres yaganes, la muchacha era una gran nadadora y por lo tanto intento escapar. Pero manteníendose entre ella y la playa y obligandola a alejarse cada vez más de la playa, el lobo marino consiguio por fin extenuarla y ella se vio obligada entonces a apoyarse en el pescueso del animal.

Ahora que su vida dependía de él, la muchcha empezó a sentir simpatía por su extraña escolta. Nadaron juntos durante muchas millas hasta que llegaron a una gran roca donde había una caberna. De ahí entonces sabiendo que no podía volver a su casa se quedo en la cueva a vivir con su compañero. Al tiempo tuvieron un hijo. Este creció rápidamente y fue una gran compañero para su madre.

Un día los tres volvieron hacía la ciudad de la muchacha donde se encontro con algunos parientes que hacía mucho no veia. Mas tarde, los hombres volvieron con una foca recien casada para celebrar la llegada de su visitante. El niño tomo un pedazo de carne y se dio cuenta que era carne de foca y corrio de la alegria hacía su madre. Este le ofrecio un pedazo de la misma a su madre. Ella inmediantamente se dio cuenta lo que había sucedido. Saco de su bolsillo un erizo y su hijo se transformo en un pez y se alejo nadando. Las demás madres se alejaron a las chozas comiendo la carne, pero la madre se quedó sola llorando por su hijo perdido y su fiel compañero. Nunca volvió a casarese con uno de su raza.