Nuestra Base Doctrinal
Consideramos La Biblia
como la Palabra de Dios, la autoridad única de la doctrina
cristiana y de su práctica. Mediante su estudio comprendemos:
Que todos somos pecadores , y que la pena para el pecado es la
muerte. (Romanos 3:23; 6:23)
Que Jesús Cristo, el hijo de Dios, fue enviado por el amor de su
Padre a la Tierra para dar su vida como rescate por toda la
humanidad. (Juan 3:16, 1 Timoteo 2:5-6, Hebreos 2:9)
Que el Espíritu Santo es la fuerza activa de Dios que trabaja
junto con su Pueblo, dirigiéndolos hacia el entendimiento de su
Palabra y guiarlos hacia la culminación de su Plan. (Hechos 1:8,
Romanos 8:14, Juan 16:13)
Que la salvación personal es por nuestra Fé y la aceptación de
Jesús Cristo como nuestro Salvador y Señor. (Juan 14:6, Hechos
4:12, Hechos 16:30-31)
Que Dios está llamando a aquellos salvos por fe a ser seguidores
de Jesús Cristo en obediencia completa a la Voluntad Divina y de
esta forma constituir su cuerpo, la "Iglesia", "los Santos"
(Mateo 16:24, Hechos 15:14, Efesios 1:22,23, 1 Corintios 1:2)
Que la Iglesia, cuando sea completada, será el medio por el cual
las bendiciones de Dios vendrán sobre toda la humanidad .(1
Corintios 3:16,17, Efesios. 2:20-22, Mateo 19:28)
Que el tiempo de formar y pulir a los cristianos individuales
está en marcha, y cuando éstos estén listos, serán parte de la
"primera resurrección" (1 Pedro 2:5, Apocalipsis 20:6)
Que la esperanza de la Iglesia es ser participes de la
naturaleza divina y compartir la gloria de su Señor. (1 Juan
3:2, 2 Pedro 1:4, Romanos 8:16-17)
Que la esperanza del mundo en general será la resurrección en
una Tierra restaurada durante el reinado milenario de nuestro
Señor Jesucristo. (Juan 5:28, 29; Mateo 5:5; 1 Corintios 15:21,
22; Hechos 24:15)
Que las condiciones mundiales actuales indican que nos
encontramos en los tiempos bíblicos señalados como
identificables con la Segunda venida de Cristo (Mateo 24: 3-14;
Lucas 21: 25-28)
Que el hombre es un alma mortal, una criatura hecha del polvo y
que durante la muerte está en un estado de inconsciencia,
dependiendo de la resurrección para obtener una vida futura
(Génesis 2:7; Eclesiastés 9:5-6 ; Ezequiel 18:4).
Que como cristianos verdaderos debemos declarar las Buenas
Nuevas del Reino para la salvación de las personas, utilizando
los medios que cada cristiano considere útil para efectuar esta
obra. (Mateo 28: 18-20)
|