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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (55)

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.

 

LO QUE COMPLACE AL PADRE 

La voluntad del Padre no es un capricho tiránico, emana de un designio amoroso.

 

Cuando deseamos “¡hágase tu voluntad!” estamos deseando que se realice el designio amoroso de Dios que preside toda su obra: creadora y salvadora. La semana pasada distinguíamos entre la voluntad (thélema) y el designio, el beneplácito amoroso, o la complacencia (eudokía) del Padre. En ocasión del bautismo y de la transfiguración de Jesús, el Padre revela en quién se complace: “Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco” (Mt 3,17; 17,5; Lc 3, 22; ver Isa 42, 1-4). La complacencia (eudokía) del Padre, está puesta en Jesús su Hijo y desde Jesús, y en lo que tiene relación con Jesús: su madre, sus discípulos. A su vez, Jesús, el Hijo se complace en hacer la voluntad del Padre. Cuando los ángeles se les aparecen a los pastores en ocasión del nacimiento, cantan: “gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor” (Lc 2,14) . Literalmente: “los hombres de la complacencia (eudokía)  divina”, los hombres en quienes Dios se complace. Esos hombres que agradan a Dios son los que reciben a su Hijo y lo visitan en el pesebre. Además de los pastores, los que son como ellos. El Padre se complace en Jesús, pero también en todos los que son como él: mansos y humildes de corazón. Sobre todo se complace en los obedientes, como el Siervo de Isaías (42, 1-4). En una ocasión Jesús: “se llenó de gozo en el Espíritu Santo y exclamó: ‘Yo te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a los pequeños. Sí Padre porque tal ha sido tu beneplácito” (Lc 10, 21). Y sigue interpretando el querer del Padre en estos términos: “Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre, y quién es el Padre sino el Hijo, y aquél a quien el Hijo quisiere revelárselo” (Lc 10,22). Jesús nos revela que el Padre se complace en darnos el Reino: “No temas pequeño porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino” (Lc 12, 32). El Padre se complace con el Hijo y con sus hijos pequeños. Jesús mismo, por su parte, Sabiduría encarnada “tiene su complacencia en estar con los hijos de los hombres” (Prov 8, 31)

 Horacio Bojorge

hbojorge@adinet.com.uy