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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (56)
Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7
Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.
ASÍ
EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO
Copete: Quien vive como hijo, ya está viviendo “el cielo en la tierra”
Pedimos en el Padre Nuestro: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Pedimos que suceda lo que el Padre desea. Que su Voluntad se haga en la tierra como se hace en el Cielo. ¿Cómo es que se hace en el Cielo la Voluntad del Padre? Allí el Verbo Eterno, el Hijo consubstancial, desde siempre y por siempre se recibe del Padre por divina generación. Eterna y libremente abraza la voluntad del Padre. Jesús realizó como verdadero hombre, sobre la tierra, lo que vivía eternamente como verdadero Dios, en el seno del Padre celestial y lo que ahora vive también como hombre glorificado. En Jesús hombre glorioso, el Padre hace su voluntad divina de darse enteramente al Hijo: así en el cielo como en la tierra. La petición se cumple, pues, primero de todos, en Jesús. El vivió “así en la tierra” (en su vida terrena) “como en el cielo”, (en su vida divina).
El deseo “hágase”: es semejante al “hágase” de la primera creación. Este segundo “hágase” comenzó a cumplirlo por el misterio de la Encarnación en el seno de María; lo realizó “en la tierra” durante su vida terrena, y ha culminado en su humanidad resucitada: Él, el “verdadero hombre”, está sentado “a la derecha del Padre”, viviendo “en el cielo como vivió en la tierra”.
¿Qué consecuencias tiene esto para nosotros? Jesús es el prototipo del hombre filial. Y todo el que viva como él, realizando la voluntad del Padre en su vida terrena, la gustará eternamente en el cielo. Vivirá “en el cielo como en la tierra”. Al deseo expresado en esta petición corresponde una promesa divina: el que haya vivido como hijo en la tierra, vivirá como hijo en el cielo: “así en el cielo como en la tierra”.
Pero también la inversa es verdad. Si queremos comprender más profundamente el sentido de estas misteriosas palabras, podremos decir que quien vive como hijo, ya está viviendo “el cielo en la tierra”. Ya está viviendo “en la tierra como en el cielo”. Por eso, las expresiones “hágase tu voluntad” y “así en la tierra como en el cielo”, son como sinónimas. Vienen a decir lo mismo. Porque quien vive haciendo la voluntad del Padre como vivió Jesús, ya tiene el cielo en la tierra. Para él, la vida eterna no es algo que tenga que esperar para después de la muerte, sino que, como lo prometió Jesús, ya está viviendo vida eterna en el tiempo, vida celestial en la tierra. “El que cree en mí tiene vida eterna” (Juan 6,47). En la fe de los hombres filiales, cielo y tierra se anudan en una alianza nueva de caridad.
Horacio Bojorge S.J.
hbojorge@adinet.com.uy