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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (13)

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.

 

LO QUE EL PADRE HA UNIDO, QUE NADIE LO SEPARE.

La prohibición cristiana del divorcio es una novedad absoluta en la historia de las culturas y las religiones. Deriva directamente de la revelación que hace Jesús de la voluntad de su Padre respecto del misterioso designio divino sobre la unión del hombre y la mujer.  

Esta enseñanza sólo la comprenderán los hombres nuevos, de corazón filial, para quienes el beneplácito del Padre y evitar desagradarle, será la suprema norma de vida.

La Ley de Moisés consideraba tan grave el adulterio que lo castigaba con la muerte. Pero permitía anular el contrato matrimonial y despedir a la mujer. Esta posibilidad - explica Jesús - era una concesión transitoria en atención a la dureza de los corazones aún no redimidos. “Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres en consideración a la dureza de vuestros corazones”. Pero el designio del Padre era otro: “al principio no fue así ” (Mt 19, 8; Mc 10,5). Jesús viene a restaurar la condición primitiva del hombre. Los nuevos hijos, no guiados por la lujuria sino por la gloria del Padre, estarán unidos por un vínculo espiritual que la debilidad de la carne no podrá  destruir. Serán uno sólo. «Se ha dicho: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio’, Yo  os digo: ‘Todo el que repudia a su mujer, excepto en caso de adulterio, la pone en situación de cometer adulterio [uniéndose a otro hombre];  y el que se case con una repudiada, comete adulterio’ [tomando mujer ajena] (Mt 5, 31-32). “Os digo que quien repudie a su mujer, salvo en caso de adulterio, y se case con otra, comete adulterio” (Mt 19, 9). “Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio” (Mc 10, 11).

El verdadero hijo preferirá sufrir en la carne en su matrimonio (1 Cor 7,28), antes que dar ocasión de que la voluntad de su Padre sea quebrantada.

“Excepto en caso de adulterio”: La excepción que Jesús menciona significa que en caso de que la ofensa haya sucedido ya, cesa el motivo del hijo, pero no el designio del Padre. No significa, pues,  que Jesús permita el divorcio en caso de adulterio. Simplemente aclara que en ese caso, ya no se da el motivo de evitar el adulterio, del que viene hablando Jesús en este lugar. Cuando ha habido adulterio, la voluntad del Padre  ya ha sido quebrantada y es posible la separación, como es tradición en la Iglesia, pero no el nuevo matrimonio mientras vive el otro.

Hasta la próxima

Horacio Bojorge S.J.

hbojorge@adinet.com.uy