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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (14)

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.

   

Por si a algún lector le resultó difícil seguirme en los razonamientos con que expliqué en el número anterior por qué Jesús desaprueba el divorcio, vuelvo a explicarlo en lenguaje coloquial: de púlpito, más que de escritorio. Vuelvo sobre el tema porque es un clavo ardiendo para mucho sacerdote en su trato con sus fieles y una corona de espinas para muchos que, antes de entrar por el camino de ser hijos, erraron en su elección nupcial y, vueltos a casar, ahora son rehenes de sus errores pasados que les impiden comulgar. En estas situaciones, la tentación de algunos pastores es avergonzarse de la palabra de Jesús como inadecuada a la situación; y la de los fieles es escandalizarse de ella ¡duro es este lenguaje!, atribuyéndola a dureza legalista, farisaica, de la Iglesia, como si no fuera palabra de Jesús.

El adulterio ofende al Padre. Un buen hijo prefiere sufrir, a dar ocasión de que nadie pueda ofenderlo haciendo desconociendo su voluntad. Y el adulterio es de las cosas que Jesús nos revela ser contraria a la voluntad del Padre y desagradarle, porque contradicen directamente su intención creadora de  hacer al hombre a su imagen y semejanza: Amor eternamente fiel  e incondicionalmente  generoso, aún a los indignos.

- “¡Esta mujer es insufrible! Moisés me da el permiso de repudiarla”. 

Al que está en esta situación, en cambio, Jesús le dice [le diría, en llano argentino]:

-  “¡Nada! ¡aguantátela! Si querés ser hijo de Dios, te la tenés que bancar”.

        Pero ¿porqué?

        Porque si vos la repudiás la ponés en ocasión de ofender a tu Padre y es posible que también

pongas a algún otro en ocasión de ofenderlo, adulterando con ella. ¡Si tenés corazón de hijo, no vas a correr el riesgo de que alguien ofenda a tu Padre! Y si no te importa que tu Padre sea ofendido, ¡no te engañes!, no tenés corazón de Hijo. ¿O es que no me creés cuando te digo cuánto ofende a mi Padre un adulterio?. Un buen hijo prefiere sufrir él, a correr el riesgo de que el Padre sea ofendido.

Esta es la razón profunda, el razonamiento exacto, que explica por qué Jesús desaprueba el divorcio. Si tenés corazón de hijo, o si querés entrar en el reino de los hijos, si querés que tu justicia sea mejor y mayor que la de los escribas y fariseos, que sea como la justicia de Jesús. tenés que sentir y vivir así. Y si no, es señal de que tu corazón todavía no es corazón de hijo. Y por eso no estás entendiendo las enseñanzas de Jesús. ¿Entonces qué hacer? Si lo querés ¡pedílo! ¡Nadie nace perfecto como hijo de Dios!

Hasta la próxima

Horacio Bojorge S:J.

hbojorge@adinet.com.uy