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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (18) Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7 Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos. LOS HIJOS DE DIOS«Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda” (Mateo 5, 38-42) La ley del talión, “ojo por ojo y diente por diente” no era una incitación a la venganza, sino todo lo contrario, un límite de razón y de justicia a la arbitrariedad pasional en que sumerge la venganza. Una ley que procuraba ponerle un límite a la venganza infinita, o lo que es lo mismo, a la desproporción en la venganza, acotándola, y reduciendo la sed de la ira a cierta razón de equidad uy de justicia. Le salía al paso a una consecuencia del pecado original en la humanidad, que aún hoy se observa: la escalada, la reacción en cadena, mejor dicho desencadenada, de la violencia y la venganza. Ya era mucho contener el desenfreno de la pasión y el odio. Jesús viene a invitar a los hombres a que den un paso más. Viene a instalar algo mejor: no resistir o combatir al mal con el mal, con otro mal que será igual, en el mejor de los casos, o por lo general será peor y abultará la suma de los males. El sentido del “no resistáis al mal” exige explicación para que no se entienda como una bobaliconería blanducha e ingenua, no infantil sino pueril. No nos propone Jesús un irenismo pavo, que sólo sirve para que campeen los malvados a sus anchas sin experimentar oposición de ninguna especie y corriendo por lo tanto a su perdición sin que los buenos le pongan freno alguno a su carrera a la desgracia. Jesús nos invita a la sabiduría que Pablo recoge y explicita: “que nadie devuelva a otro mal por mal” (1 Tes 5,15 ver 1 Pedro 3,9) “no te dejes vencer por el mal sino vence al mal con el bien” (Rom 12,21). No se puede oponer maldad a maldad, porque las maldades se suman, y al mal que me hace el otro, le sumo el que me hago a mí mismo imitándolo en su mal proceder y haciéndome como él. Por eso este dicho de Jesús se aclara con el siguiente “cuando te golpeen en mejilla...”. Este dicho nos remite a su pasión y de él trataremos en la próxima. Hasta entonces Horacio Bojorge S.J. hbojorge@adinet.com.uy |