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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (48)
Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7
Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.
EL PADRE NUESTRO: CAMINO DE PERFECCIÓN
Santa Teresa de Jesús enseña que el Padre Nuestro bien rezado es camino hacia la oración mística
Querido lector: Interrumpo el comentario bíblico del Padre Nuestro para exponerte algunas enseñanzas de Santa Teresa. En su obra Camino de Perfección (=CP) la santa de Ávila lo pone como comienzo y fin del camino de oración. Dice que la oración es “un viaje divino y camino real para el cielo” (CP 21,1). Y el Padrenuestro el mejor comienzo, a la vez que la meta mística, del camino orante porque: “siempre es gran bien fundar vuestra oración sobre oraciones dichas por la boca del Señor” (21,3). Por eso Teresa se limitará a ofrecer “consideraciones sobre las palabras del Padre Nuestro” (21,4). Querido lector aventúrate a ponerte en la escuela de la oración con el Padre Nuestro de mano de esta santa doctora. Que no te asuste el castellano antiguo. Yo me limito aquí a elegir algunas de sus enseñanzas, como para abrirte el apetito. Ella prefiere orar con el Padre Nuestro a leer muchos libros con los que “parece se nos pierde la devoción precisamente en aquello donde más importa tenerla”. “Jesús es un maestro que te enseñará, si te pones en su escuela”. La santa aconseja ir poniendo “el entendimiento y el corazón” en las palabras del Padre Nuestro, con lo cual la oración mental se une a la vocal y el Señor suele elevar al orante a la contemplación (21,10). No importa tanto si uno pronuncia o no exteriormente las palabras del Padre Nuestro, sino si lo hace en la presencia de Dios “es bien estéis mirando con quién habláis y quién sois vos” (22,1). Advirtiendo con quién hablamos: “No hemos de llegar a hablar con un príncipe con el descuido que a un labrador”... “no porque Él sea bueno hemos de ser nosotros descomedidos” (22,4). “Esta es oración mental, hijas mías, entender estas verdades”. Teresa aconseja retirarse para orar: “procurar estar a solas para que entendamos con quién estamos y lo que nos responde el Señor a nuestras peticiones” Porque él, aunque parezca que calla “bien habla al corazón cuando le pedimos de corazón” (24,5). “Procuremos rezar advirtiendo con quién hablamos y lo que le decimos para que vaya bien rezado el Padre Nuestro... Yo lo he probado... Tened paciencia y procurad hacer costumbre de cosa tan necesaria” (24,6). “Y para que no penséis que se saca poca ganancia de rezar vocalmente con perfección, os digo que es muy posible que estando rezando el Padre Nuestro, os ponga el Señor en contemplación perfecta... que por estas vías muestra Su Majestad que oye al que le habla; y le dice su grandeza, suspendiéndole el entendimiento ... sin ruido de palabras le está enseñando este maestro divino, suspendiendo las potencias... que gozan sin entender cómo gozan” ... “Esta, hijas, es contemplación perfecta” (25,2).
Horacio Bojorge S.J.
hbojorge@adinet.com.uy