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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (83)

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.

 

 

¡LÍBRANOS!

 Pedimos que el Padre, como Goel, nos dé y nos conserve la libertad los de hijos

 

Pedimos “¡líbranos!”. El verbo griego “ruomai” sugiere un matiz de liberación física, como un sacar o extraer de un poder personal enemigo, de una trampa, de una prision: Zacarías celebra en su cántico: “nos libró de la mano de los enemigos para que lo sirvamos en santidad y justicia” (Lc 1,74). Pablo clama: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Rom 7,24) y pide que el Señor “me libre de los incrédulos en Judea” (Rom 15,31).

La liberación que se pide aquí es la acción propia del “Goel” (= Redentor). El Goel es una institución familiar del pueblo de Israel. El pariente poderoso, por ejemplo Booz en el libro de Rut, era el Go’el, el libertador, el Redentor, que debía auxiliar a sus familiares en toda necesidad, sobre todo rescatando al esclavo y recomprando las tierras. Análogamente, el “Dios Pariente”, el Santo de Israel es su Goel poderoso (Isa 41,14) que promete tierra e hijos, que sale en defensa de los suyos, que los libera de la esclavitud de Egipto, les da tierras, es vengador de la sangre y asegura la descendencia.

Invocamos pues, al Padre, como a nuestro Goel, para que defienda nuestra vida filial, para que asegure nuestra libertad de hijos, para que no permita que su pueblo se suma en la esclavitud entrando en la tentación, como quien se vuelve a la esclavitud de Egipto. “¡Líbranos, no nos dejes recaer en la condición servil! ¡Completa la liberación  comenzada en nosotros al hacernos hijos; que no reincidamos en la trampa de la esclavitud!” La condición filial es una condición de libertad: “ya no eres esclavo, sin hijo, y si hijo, también heredero” (Gal 4,7); “para ser libres nos libertó Cristo” (Gal 5,13); hemos sido “llamados a la libertad” (Gal 5,13). Pero ¡Pablo alerta a los Gálatas!: es posible recaer en la antigua esclavitud (Gal 5,1). La Verdad completa que enseñará el Espíritu Santo (Jn 16,13), aquélla verdad de la que da testimonio junto con nuestro espíritu, consiste en que somos hijos de Dios, y por tanto libres y herederos de su vida divina (Rom 8,15-16). Es el Espíritu de la “verdad que hace libres” (Jn 8,32), que hace hijos y no esclavos (Jn 8,35-36).

El Malo, en cambio, esclaviza. En la Iglesia antigua se le llamaba “el Tirano”. Faraón lo representa bien. Ante su capacidad de mentira, de hipocresía y de violencia, invocamos la asistencia de nuestro Goel, de Nuestro Padre que está en los Cielos.. Nuestra condición filial nos llena de paz, gozo y esperanza. La preservación de que hemos sido objeto tantos de nosotros, es una experiencia que nos persuade de la eficacia y del poder de nuestro Padre.

Hasta la próxima

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