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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (65)

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.

 

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA DÁNOSLE HOY

El “pan” es todo aquello que los hijos necesitan para ‘ser y vivir como hijos’.

 

Esta es la única petición del Padre Nuestro donde lo que se pide va delante de la frase, como enfatizando el objeto del deseo ¡El pan...! “En la lengua materna de Jesús, el pan, significa no sólo el alimento de pan, sino también el alimento en general, ya que el pan es el principal alimento de los habitantes de Palestina.” (H. Schürmann, Padre Nuestro, Ed. Fax, Madrid 1961). Según Lucas 14,15, una persona que piensa en el Reino de Dios puede decir “¡Feliz el que coma pan en el reino de Dios!”. Pero no es cualquier pan, sino “el pan de los hijos”. El pronombre “nuestro” lo determina como un pan propio del nosotros filial. No es un pan cualquiera ni el común que hambrea y necesita el hombre natural. Es aquél pan que los hijos desean y reconocen como suyo, porque los establece y reafirma en su condición de hijos de Dios. El pan que alimenta no sólo su naturaleza humana, sino el que alimenta su condición “divina”, su participación en la vida Dios. El pan que los hace ser y los mantiene en el ser de hijos de Dios. Por ser hombres necesitan el pan físico, un pan que los pone en comunión alimenticia con la materia, con el mundo mineral, vegetal y animal.. Por ser discípulos se alimentan de la Eucaristía, un pan que los pone en comunión con la humanidad divinizada de Jesús. Por ser hijos tienen hambre de hacer la voluntad del Padre y viven de su Palabra. La Palabra de Dios los pone en comunión con el Padre, con la Vida divina, con el Amor y la Caridad del Padre. El hombre filial entiende lo que quiere decir “Tu Palabra me da vida”. Jesús dice: “mi comida es hacer la voluntad de mi Padre” (Juan 4, 34). El pan del que viven los hijos es pues principalmente el pan espiritual. Los hombres hijos de Dios, entran en comunión, por el pan material con la creación material, y por el pan eucarístico y espiritual, en comunión con el Creador. Pero el Pan que Jesús le pide al Padre es el que más responde a la condición de hijos, la eucaristía y la Palabra. Y es, por lo tanto, el Pan que quiere enseñarnos a hambrear y a pedir. Del otro, no nos prohibe que lo pidamos, pero nos asegura que es inútil hacerlo, porque “Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de esas cosas” (Mateo 6,8.32).

Hasta la próxima

Horacio Bojorge S.J.

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