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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (64)

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.

 

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA DÁNOSLE HOY

 ¿Un pan material? ¿Un pan sacramental? ¿Un pan espiritual? ¿Todo a la vez?

 

En su explicación del Padre Nuestro, Santo Tomás de Aquino entiende que en esta petición se trata, en primer lugar, del pan material que nos es necesario para la vida. Pero no se trata exclusivamente de él, sino también del pan de la Eucaristía y del pan de la Palabra de Dios.

1º) EL PAN FÍSICO. Comentando esta petición, Santo Tomás dice que el Espíritu Santo nos ha enseñado a pedir el pan “mostrándonos que Dios tiene providencia de nuestras necesidades materiales” (El Padre Nuestro Comentado Nº 55). Pero a la vez, enseñándonos a limitarnos a pedir solamente el pan, es decir lo que es estrictamente necesario para la vida presente, nos enseña a evitar el inmoderado deseo de los bienes de este mundo y de las cosas que exceden nuestro estado y condición, y a contentarnos con lo que es estrictamente conveniente. Nos hace pedir el pan “de cada día” para que evitemos la voracidad desmesurada que consume en un día lo que alcanzaría para muchos. (Nº 58). Nos enseña a decir “dánosle” para que sepamos que nos viene de su mano y seamos agradecidos. Y nos enseña a pedirlo para “hoy” con el fin de que evitemos la preocupación excesiva por las cosas de este mundo y por el mañana: “Hay hombres – dice – que se preocupan hoy por los asuntos que le sobrevendrán a lo largo de todo un año; los que así se comportan jamás descansan” (Nº 61).

Además del pan, alimento del cuerpo – agrega Santo Tomás, recogiendo las diversas vertientes que vienen de la tradición patrística – hay otras dos clases de pan: el pan del sacramento y el pan de la Palabra de Dios. En la oración dominical, pedimos 2) EL PAN NUESTRO SACRAMENTAL que diariamente se consagra en la Iglesia, para que recibiéndolo sacramentalmente sea para nosotros prenda de salvación. Pedimos asimismo el otro pan, que es 3) LA PALABRA DE DIOS: “No sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). Pedimos pues que nos dé ese pan, es decir su palabra. Con ello alcanza el hombre la bienaventuranza que merecen aquellos que tienen hambre y sed de justicia. Porque cuando se poseen los bienes espirituales, más se los desea; y de este deseo proviene el hambre, y del hambre la saciedad de la vida eterna” (Nº 62).

Hasta la próxima

Horacio Bojorge S.J.

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