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EL SERMÓN DE
LA MONTAÑA (22)
Lectura guiada
de Mateo capítulos 5 al 7
Vivir como el
Hijo – Vivir como Hijos.
NUESTRO
PAN DE CADA DÍA DÁNOSLE HOY
Esta petición y las dos siguientes,
tienen algo de gritos de auxilio
Las tres primeras peticiones del Padre Nuestro se refieren al Padre y están dominadas por el pronombre posesivo TU: “1) santificado sea Tu Nombre, 2) venga Tu Reino, 3) hágase Tu voluntad”. Las tres siguientes se refieren a los hijos y se caracterizan por el pronombre posesivo NUESTRO - NOS: “1) nuestro pan, 2) nuestras ofensas, los que nos ofenden, 3) no nos dejes caer y líbra-nos.
Las tres peticiones que vamos a comentar en lo sucesivo, “tienen algo de grito de auxilio”. El orante, que ha expresado desde lo más hondo del alma el deseo de la venida del Reino, experimenta todavía tres necesidades: 1) necesita la ayuda de la Providencia, 2) siente a diario el problema de sus culpas, 3) se ve en peligro continuo de caer. Estas tres peticiones brotan del deseo del Reino. “Se trata de peticiones cuya suprema profundidad sólo se siente cuando se conoce la cercanía del Reino” (H. Schürmann). Son parte de la experiencia del corazón filial. Expresan tres aspectos de la dependencia filial respecto del Padre, Quien, como el Buen Pastor: 1) conduce, 2) alimenta y 3) defiende. Da el Pan en el sentido complexivo: todo lo que mantiene en el Ser y fortalece. El Padre también perdona, como quien busca a la oveja perdida y devuelve a la senda a la descarriada. Defiende del lobo, del Padre de la mentira y homicida desde el principio, que “ronda buscando a quien devorar” (1 Pedro 5,8). Estos tres deseos corresponden con las tres acciones características del Pastor: alimentar, guiar, defender. Pueden meditarse estas tres peticiones a la luz del Salmo 22. El pastor alimenta en verdes praderas, guía por el camino justo, y a través de cañadas oscuras, prepara una mesa frente a los enemigos...
Son también las tres formas de la Providencia divina con el pueblo de Israel, sobre todo en la gesta de la liberación de Egipto, la conducción a través del desierto hacia una tierra que mana leche y miel, la alimentación con el maná y la defensa contra los pueblos hostiles: Egipto, los pueblos entre los que camina hacia la Tierra y por fin los pueblos que la ocupaban. Ya en el Antiguo Testamento, el Señor, el Pastor de Israel, que guía a José como un rebaño (Salmo 79,1), se manifestó como un Dios nutricio, fiel, que guía, dirige y defiende a los suyos. Un verdadero Pariente redentor (en hebreo, un: Go’el).
Hasta la próxima
Horacio Bojorge S.J.
http://www.oocities.org/ar/horaciobojorge