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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (72)

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.

 

 

NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN

 ¿Qué es la tentación? ¿Cómo y por quién somos tentados? ¿Cómo somos ayudados?

 

¡Más vale prevenir que curar! Después de pedir perdón de los pecados cometidos, Jesús nos enseña a pedir ayuda para no volver a caer. No dice que pidamos ‘no tener tentaciones’ o ‘no ser sometidos a tentaciones’, ‘no nos tientes’ o ‘ no permitas que nos tiente el Malo’, sino que pidamos ayuda para no caer.

Comentando esta petición Santo Tomás se pregunta tres cosas: 1) Qué es la tentación; 2) Cómo somos tentados y por quién; 3) De qué manera somos librados de la tentación.

Primero: Ser tentado es ser puesto a prueba. Tentar es poner a prueba la virtud. Es proponer nuevas ocasiones de elegir a quién amar, para ver a quién sigue uno eligiendo, a quién quiere seguir amando. Ser tentados no es malo, más aún, es inevitable. El amor es una elección y la tentación es una propuesta de elegir a quién amar.

Segundo: ¿Quién tienta al hombre? Nos tientan: Dios, la carne, el mundo y el demonio; por contrarios fines. Dios nos prueba para aquilatar nuestra caridad. Jesús pone a prueba el amor de Pedro preguntándole ¿Me amas? Dios nos ‘tienta’, con preguntas de amor encaminadas a que lo amemos más y a que nuestra caridad sea más gloriosa y agradable. La carne, el demonio y el mundo, al contrario, nos tientan intentando seducirnos para que elijamos amar otras cosas más que a Dios.

¿Cómo somos tentados por la carne, el demonio y el mundo? La carne, es decir la naturaleza humana herida por el pecado original, nos tienta instigándonos al mal y apartándonos del bien. Puede predominar en nosotros ya sea el componente corpóreo, animal e instintivo, ya sea nuestro componente espiritual, anímico. Lo corpóreo nos ‘achancha’ si hace predominar los deseos instintivos. Lo anímico nos ‘angeliza’ si hace predominar nuestra voluntad desorbitada. La carne nos tienta, pues, para rebajarnos ‘como animalitos’, o para remontarnos al ‘ejercicio ilegal de la divinidad’.

El mundo es la sociedad de los hombres heridos por del pecado original. Es la ciudad edificada sobre las siete colinas de los vicios capitales. El mundo nos tienta pretendiendo imponérsenos. Lo hace al modo humano, como se imponen unos hombres a otros para someterlos a su voluntad: mediante el halago o la amenaza; por un afán excesivo de cosas temporales; o por el terror que inspiran los perseguidores y los tiranos.

El demonio, finalmente, tienta primero bajo apariencia de bien; luego encadena al hombre en el pecado.

Tercero: ¿Cómo somos preservados de caer en la tentación?: por el fervor de la caridad y por la luz del entendimiento.  Por eso esta petición está relacionada con el don de entendimiento y con la bienaventuranza de los limpios de corazón.

Hasta la próxima

Horacio Bojorge