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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (79)

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos.

 

‘LA’ TENTACIÓN (2)

  Es, en primer lugar, la tentación de ser infieles a la condición filial;

 

“Los discípulos de Jesús – dice el P. Sabugal – no piden al Padre ser preservados de “entrar” en una tentación general, sino de “entrar en ‘la’ tentación”, o sea instalarse en una tentación concreta. ¿Cuál es exactamente?”. La exhortación de Jesús en el Huerto a los discípulos que no logran velar en oración nos orienta para comprenderlo: “¿De modo que no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para que no entréis en la tentación, porque el espíritu está pronto pero la carne es débil” (Mt 26,40-41; Lc 22,45-46; Mc 14,38). Esta tentación es el escándalo ante la cruz: “Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche” (Mt 26,31). Es la tentación de Pedro ante el anuncio del destino sufriente del Mesías (Mt 16,21-23); la de los discípulos de Emaús (Lc 24,20-21). Es avergonzarse de pertenecer a Cristo ante “esta generación adúltera y pecadora” (Mc 8,38; Lc 9,26) y desemboca en la negación de Cristo ante los hombres (Mt 10,33; Lc 12,9); como Pedro ante la sirvienta del Pontífice (Mt 26,69). Por eso enseña Jesús que pidamos “Haz que no entremos en la tentación de avergonzarnos de tu mesías, de tu Hijo y de su mensaje, y renegar de él delante de los hombres”.

Pero esta tentación se extiende a las ocasiones de la vida de los hijos en que se hacen partícipes de la suerte de su Maestro. Pablo exhorta a Timoteo: “no te avergüences de Jesucristo ni de mí su prisionero” (2 Tim 1,8). Es la tentación de ser infieles a la condición filial; de desconfiar de la Providencia del Padre en medio de las necesidades o de las persecuciones, ante los tribunales. Desconfiar de su misericordia en las tentaciones, en las caídas o pecados. Es la tentación de quedarse cortos en reflejar, amando a los enemigos, la perfección del Padre (Mt 5,48), que consiste en su misericordia amorosa con los pecadores y enemigos. Es la tentación de sacar gloria propia, o provecho material, de la condición filial. Es, por fin, la negativa a perdonar y la falta de esperanza en que seremos perdonados.

Jesús nos enseña a pedir ser preservados de entrar en esta tentación de “desnaturalizarnos”, de salirnos de la condición filial. Tenemos que pedirlo porque nuestra carne, débil, sucumbiría sin el auxilio divino; sin la fuerza espiritual obtenida en oración,.

Los discípulos deberán soportar pruebas: persecución, odio, injuria, calumnias, denuncias, marginación y tortura. En esas situaciones la tentación consistirá en avergonzarse del maestro, renegarlo ante los hombres, ser infieles a la propia filiación divina, profanar el nombre del Padre, tergiversar el significado de su reinado, rechazar su señorío, dudar de su perdón o rehusar otorgarlo a los propios deudores”.

Hasta la próxima

Horacio Bojorge S.J.