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EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (35)   

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos

 

LIMOSNA, ORACION Y AYUNO

 

Jesús  viene refiriéndose a la justicia propia de los hijos de Dios: “Cuidad de no practicar vuestra justicia...”. Jesús ha dicho antes (Mateo 5, 17-48) que los hijos no deben airarse, ni adulterar en su corazón ni dar motivo de adulterio, no deben jurar, ni resistir al mal con el mal, deben amar a los enemigos. Ya parecía suficiente descripción de las obras propias de la nueva conducta filial que  debe asemejarnos al Padre. Pero no basta enseñar que hay que imitar al Padre. Jesús enseña que para lograrlo hay que ser engendrados por Él y que eso ocurre en lo secreto.

Jesús acaba de enseñar que la justicia de los hijos tiene como medida la perfección del Padre: “Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (5,48). Ahora va a enseñar que esa justicia se recibe del Padre por una generación que da comunión de vida en lo secreto.

Este nuevo tramo del sermón de la Montaña se centra más que en describir cómo es la justicia filial, en enseñar lo que la hace posible. La limosna, la oración y el ayuno, son prácticas comunes a casi todas las religiones, no sólo a los discípulos y a los escribas y fariseos. Pero Jesús no apunta a recomendar su práctica, sino a enseñar una nueva manera de practicarlas. El modo  característico de la justicia de los hijos: la limosna, oración y ayuno como recibidas del Padre.

Los hijos deben dar limosna, orar y ayunar en lo secreto, donde sólo el Padre los ve. No deben hacerlo para ser vistos por los hombres. Pero ya no se trata de un consejo moral sino de una enseñanza espiritual. Limosna, oración, ayuno, para ser vivificadores, deben recibirse del Padre en lo secreto. Unen de una manera especial al Padre. Filializan porque son recibidas en lo oculto como don del Padre y para el Padre. Jesús está dando un nuevo paso en su enseñanza sobre la vida filial. Pasa del plano de las obras al plano de la conciencia y de la gracia. ¿porqué deben vivir los hijos de cara al Padre y no de cara a los hombres? ¡porque todo lo reciben del Padre! Su vinculación primera, en el ser y en la conciencia, es con el Padre. Su identidad más profunda y auténtica es la de ser hijos porque se están recibiendo continuamente del Padre como un don de amor.

Limosna, oración, ayuno: tres partes por el todo. Son tres ejemplos que representan toda la conducta filial. La vida entera de hijo debe vivirse de cara al Padre, en lo secreto, recibiéndola del Padre que “te da de sí mismo”. Vivir como el Hijo, como hijos: de cara al Padre, recibiéndote en lo secreto.

Hasta la próxima

Horacio Bojorge

hbojorge@adinet.com.uy