EL SERMÓN DE LA MONTAÑA  (34)   

Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7

Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos

 

LA RECOMPENSA DEL PADRE

 

“Guardáos de practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos....; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. ...Cuando hagas limosna, no lo vayas pregonando como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha;  así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mateo 6,1-5)

“Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,  para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (6,16-18).

 

Jesús habla de dos premios que se excluyen entre sí: el de los hombres y el del Padre. El premio que se recibe de los hombres consiste en su aprobación. Pero si se busca esa alabanza, uno se pierde el premio del Padre. Pero ¿cuál es ese premio del Padre? ¿Qué nos va a dar el Padre? Cuando yo era niñito, mi madre jugaba con nosotros y bromeaba con un dicho: “¿Me querés? ¿me adorás? ¿qué me das?” ¿Qué nos dará el Padre si nos escondemos de los hombres y obramos en el secreto donde Él está y nos ve? Las versiones castellanas dicen “recompensará”, “te dará la paga”, “te retribuirá”. Para investigar más fui a leer el texto griego y me encontré que el verbo griego “apodósei” traducido a la letra, (que me perdonen los traductores la incorrección en aras de la fidelidad) quiere decir “dará de sí”. El Padre “te dará de sí”. Ahora comprendo. Lo que nos dará, no puede ser más que algo de Sí mismo, su Hijo entregado por amor, su Espíritu, su Vida, su amor que nos engendra y hace sentirnos hijos, la bienaventuranza de ser hijos. Apodósei: es una promesa, otra Bienaventuranza más: la misma de Jesús. “El Padre ama al Hijo y por eso le da el Espíritu sin medida y pone todo en su mano”. Al que cree en el Hijo le da vida eterna (Cfr Juan 3, 34-35). Dios mismo es el “don de Dios” que Jesús anuncia a la Samaritana (Jn 4,10). “Como el Padre tiene vida en sí, así le ha dado al Hijo...” (Jn 5,26). El Padre nos dará lo que a Jesús, de lo de Jesús: Espíritu, Vida... como a Jesús. Tomará de lo del Hijo para dárnoslo, en lo secreto, a sus hijos (Jn 16.14-15). Nos dará de sí.

Horacio Bojorge

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