¿Qué son, cuándo
y por qué se realizan los Congresos Eucarísticos?
El primer congreso
eucarístico internacional se celebró en 1871 en Lille, Francia,
gracias a la iniciativa de Emilie Tamisier, quien llevó a cabo la visión
de San Pedro Julián Eymard, su padre espiritual, fundador de la
Congregación del Santísimo Sacramento. La visión de este santo
sacerdote, apóstol de la Eucaristía, era portar el fuego de la
Eucaristía a los cuatro ángulos de la tierra. Combatiendo, así, con
la catequesis eucarística la ignorancia y con el culto de la adoración
la indiferencia respecto a Jesucristo en su misterio eucarístico. Esto
ocurrió en la segunda mitad del siglo pasado, donde ya se podía sentir
con fuerza esa secularización que hoy es aún más grave: un mundo que
piensa poder vivir sin Dios.
Y así con gran
dificultad se celebró el primer congreso. En los primeros años se
celebró casi un congreso cada año, a través de las obras eucarísticas.
Con el Papa Pío X se celebró el primer Congreso Eucarístico
Internacional en Roma, en 1905. Con este congreso se hizo también una
moción sobre la comunión frecuente de los niños. Hasta el inicio del
siglo XX, se hacía la comunión raramente, los niños iban a comulgar sólo
a los doce o trece años. Los primeros congresos se dedicaron a difundir
esta comunión frecuente, a preparar a la gente a la comunión.
Con el Papa Pío XI los
congresos alcanzaron otros lugares del mundo, como en Manila, Filipinas,
donde se celebró en 1937 y donde por primera vez se habló de "una
nueva evangelización". Algo muy interesante, porque todavía hoy
se debe continuar esta Nueva Evangelización y hacer conocer mejor el
misterio eucarístico, para poderlo vivir, porque muchos, incluso en
estos años no lo conocen lo suficiente.
Se dio un cambio en la
forma del Congreso a partir de 1960 cuando se celebró en Munich,
Alemania. Por primera vez el momento culminante fue llamado "statio
orbis" ya que en el centro del evento se colocó la celebración
eucarística y no la tradicional procesión. Ésta se continuó
realizando pero antes -en los años '50- la procesión era el momento
culminante. Después, el Concilio Vaticano II confirmó también la
celebración de la Eucaristía como el culmen de la celebración. Sin
embargo, no podemos olvidar la necesidad de la adoración, del culto
eucarístico fuera de la Misa y de la procesión -donde confesamos al
mundo nuestra fe en Jesús presente en el Santísimo Sacramento- para
interiorizar y profundizar más en la misma celebración.
A partir de 1960 se
comienza a estudiar la Eucaristía bajo aspectos como la dimensión
social, del compartir, de la solidaridad, de la paz y de la libertad,
como fue, por ejemplo, el tema del Congreso de Breslavia, Polonia, en
1997.
Al recurrir al
fundamento mismo de la doctrina eucarística, tal como siempre ha sido
meditada y vivida en la Iglesia, se capta el dinamismo del amor y sus
consecuencias, no solamente en el plan espiritual y comunitario en la
Iglesia, sino también en la sociedad misma: Jesucristo, Pan partido
para la salvación del mundo.
El congreso Eucarístico
Internacional realizado en Roma en Junio con ocasión del Gran Jubileo
del 2000, tuvo como tema "Jesucristo, único Salvador del mundo:
Pan para la nueva vida", para celebrar en el año jubilar la
Encarnación de Jesucristo, mostrando el vínculo de Cristo, del Verbo
Encarnado, con la Eucaristía. Es el mismo Cristo, nacido hace 2000 años
que continúa viviendo con nosotros, ofreciéndose por nosotros, en el
Santísimo Sacramento.
Los Congresos
Eucarísticos Internacionales
( del sitio oficial del Vaticano
)
I. ORIGEN
Y DESARROLLO
Los
Congresos Eucarísticos tuvieron su origen en Francia en la segunda
mitad del siglo XIX. Fue la Srta. Emilia Tamisier (1834-1910), quien
siguiendo la inspiración de San Pedro Julián Eymard (1811-1868),
llamado “el Apóstol de la Eucaristía” tomó la iniciativa de
organizar, con la ayuda de otros laicos, sacerdotes y obispos, y con la
bendición del Papa León XIII, el primer Congreso Eucarístico
Internacional en Lille. Su tema fue: “La Eucaristía salva el
mundo”. En efecto, se creía encontrar en la renovación de la fe en
Cristo, presente en la Eucaristía, el remedio a la ignorancia e
indiferencia religiosa.
Los
primeros Congresos Eucarísticos fueron inspirados por la fe viva en la
presencia real de la persona de Jesucristo en el Sacramento de la
Eucaristía. Por consiguiente, el culto eucarístico se expresaba
particularmente en la adoración solemne y en grandes procesiones que
manifestaban el triunfo de la Eucaristía. A la luz de los decretos de
San Pío X sobre la comunión frecuente Sacra Tridentina Synodus (1905)
y sobre la comunión de los niños Quam singularis (1910), en la
preparación y celebración de los Congresos se promovían la comunión
frecuente de los adultos y la primera comunión de los niños.
Con el
Pontificado de Pío XI los Congresos Eucarísticos desplegaron su carácter
internacional, en el sentido de que comenzaron a celebrarse por turno en
todos los continentes, adquiriendo una dimensión misionera e de
“re-evangelización” (expresión empleada en la preparación capilar
del Congreso de Manila en 1937).
Desde el
37° Congreso celebrado en Mónaco en 1960, los Congresos Eucarísticos
Internacionales se llamaron STATI ORBIS (propuesta del
liturgista Josef Jungmann, SJ), con la celebración de la Eucaristía
como centro y vértice culminante de todas las diversas manifestaciones
y formas de devoción eucarística.
Después,
el Concilio Vaticano II, por medio de la Constitución Sacrosanctum
Concilium en
1963, la Instrucción Eucharisticum mysterium de 1967
(n.67) y de manera particular el Ritual Romano De sacra communione et
de cultu mysterii eucaristici extra Missam de 1973 (nn.
109-112), delinean la nueva imagen e indican los criterios para la
preparación y celebración de los congresos eucarísticos, que desde
aquel momento en adelante estarán abiertos a los problemas del mundo
contemporáneo, al ecumenismo y también, en la preparación, al diálogo
inter-religioso
II. EL
COMITÉ PONTIFICIO
PARA LOS CONGRESOS EUCARÍSTICOS INTERNACIONALES.
Para la
preparación del primer Congreso Eucarístico Internacional de 1881 se
constituyó, con la aprobación del Papa León XIII, un Comité
permanente. Con un Estatuto renovado en 1986, el Papa Juan Pablo II le
concedió el título de “Pontificio”.
El
Estatuto del Comité, fiel a la inspiración de origen, indica en los
artículos 2 y 3 su finalidad: “El Comité Pontificio se
propone hacer conocer, amar y servir cada vez más a Nuestro Señor
Jesucristo en su Misterio Eucarístico, centro de la vida de la Iglesia
y de su misión para la salvación del mundo” (art. 2).
Por
consiguiente:
a)
promueve la celebración periódica de los Congresos Eucarísticos
Internacionales;
b) pide
a las Conferencias Episcopales y a los Sínodos Patriarcales que nombren
a los Delegados Nacionales, los cuales se encargan de la preparación de
los Congresos y cuando es necesario constituyen con la aprobación y
colaboración de la autoridad eclesiástica local los Comités Eucarísticos
Nacionales;
c)
favorece y da preferencia a las iniciativas que, en armonía con las
disposiciones vigentes de la Iglesia, se proponen incrementar la piedad
hacia el Misterio Eucarístico en todos sus aspectos, desde la celebración
de la Eucaristía hasta su culto extra missam;
d) solicita,
por lo tanto, a los Delegados Nacionales o bien, donde existan, a los
Comités Nacionales, documentación e información acerca del movimiento
eucarístico en los propios países (art. 3).
Según los
Estatutos corresponde al Comité Pontificio examinar las propuestas
acerca del lugar del Congreso, que serán sometidas al Santo Padre (art.
9a y 10d). Una vez aprobada la sede en la que se celebrará el
Congreso, el Comité Pontificio examina el tema y el programa del
Congreso para que después éstos también sean sometidos y aprobados
por el Papa (art. 10d).
III. EL
DELEGADO NACIONAL
El
Delegado Nacional es nombrado por la Conferencia Episcopal. Para
poder dar continuidad al trabajo pastoral en el campo de la
promoción del culto eucarístico bajo todos sus aspectos (la Eucaristía
celebrada, adorada y vivida) normalmente su mandato deberá no limitarse
sólo a la preparación del Congreso.
Para este
fin, donde convenga, con el apoyo de la autoridad eclesial, es bueno
constituir un Comité Nacional permanente no sólo para la preparación
del Congreso Eucarístico Internacional, sino también para la actuación
de sus conclusiones y para la organización y la animación de congresos
eucarísticos nacionales y diocesanos. La colaboración de las
asociaciones y de los movimientos eucarísticos puede ser de gran
provecho espiritual.
El
Delegado Nacional debe preparar para la Asamblea Plenaria un informe
sobre la situación del culto y de la vida eucarística en su país y,
según el caso, sobre la preparación de un eventual congreso eucarístico
nacional o diocesano.
IV. LA
PREPARACIÓN PASTORAL
Todo
Congreso Eucarístico Internacional, acontecimiento de la Iglesia
Universal, debe involucrar la participación a las Iglesias particulares
esparcidas por el mundo, como expresión de la comunión en Cristo
Eucaristía. En la perspectiva de la Nueva Evangelización,
reiteradamente planteada por el Papa, un congreso eucarístico no puede
contentarse con las celebraciones y las diversas manifestaciones en las
cuales la Eucaristía aparece como el centro de la Iglesia sólo durante
algunos días.
En la
preparación de los Congresos Eucarísticos Internacionales – y si
conviene también en los Congresos Eucarísticos Nacionales – el Comité
Pontificio ofrece su colaboración. Según los Estatutos (art.16)
corresponde al Presidente del comité local procurar colaborar
estrechamente con el Comité Pontificio en la selección del tema, en la
redacción del texto base y de manera particular, en la participación
activa en la Asamblea Plenaria del Comité Pontificio (art. 16 y 25); y
finalmente también en el programa de la celebración del congreso
(art. 10e).
El Ritual
Romano en el n. 111 da las siguientes indicaciones:
“En la
preparación del congreso se conceda, sobre todo, importancia a los
siguientes elementos:
a) una
catequesis más intensa sobre la Eucaristía, especialmente en cuanto es
misterio de Cristo vivo y actuando en la Iglesia; esta catequesis se
adapte a la capacidad receptiva de los diferentes ambientes;
b) una
participación más activa en la Sagrada Liturgia, que promueva la
escucha religiosa de la Palabra de Dios y el sentido fraterno de la
comunidad;
c) una
búsqueda atenta de iniciativas y una realización diligente y
cuidadosa de obras sociales que favorezcan la promoción humana y la
debida comunidad de bienes aun temporales, siguiendo el ejemplo de la
comunidad cristiana primitiva. de manera que la mesa eucarística
represente el centro difusor del fermento del Evangelio, como fuerza
propulsora para la construcción de la sociedad humana en este mundo y
juntamente sea prenda de la futura”.
Corresponde
a la Iglesia local determinar las fases de la preparación pastoral del
Congreso Eucarístico Internacional por medio de Congresos eucarísticos
nacionales y diocesanos o por medio de otras iniciativas parroquiales.
Al final
de una preparación de mucho fruto espiritual siempre es muy conveniente
celebrar y vivir los tiempos fuertes del año litúrgico de Adviento y
Cuaresma y prepararse con novenas y triduos a algunas grandes
festividades como Pentecostés y la fiesta de Corpus Domini.
V. LA
CELEBRACIÓN DEL CONGRESO
La
celebración del Congreso Eucarístico Internacional normalmente dura
una semana culminando en la “Statio Orbis” que es la celebración
Eucarística presidida por el Papa o por su Legado como expresión
visible de la comunión de la Iglesia universal.
El Ritual
Romano, citado anteriormente, indica en el nº 112 los siguientes
criterios:
a) la
celebración de la Eucaristía sea verdaderamente el centro y la
culminación a la que se dirijan todos los actos y los diversos
ejercicios de piedad;
b) las
celebraciones de la Palabra de Dios, las sesiones catequéticas y otras
reuniones públicas tiendan sobre todo a que el tema propuesto se
investigue con mayor profundidad, y se propongan con mayor claridad los
aspectos prácticos a fin de llevarlos a efecto;
c)
concédase la oportunidad de tener ya las oraciones comunes, ya la
adoración prolongada, ante el Santísimo Sacramento expuesto, en
determinadas iglesias que se juzguen más a propósito para este
ejercicio de piedad; d) en cuanto a organizar una procesión, en que se
traslada al Santísimo Sacramento con himnos y preces públicas por las
calles de la ciudad, guárdense las normas para las procesiones eucarísticas
(nn. 101-108), mirando a las condiciones sociales y religiosas del
lugar.
En las
sesiones generales, en que se reúnen los fieles de una lengua principal
(o de varias lenguas con traducción simultánea) los relatores
escogidos a nivel internacional ayudan a profundizar diversos aspectos
del tema del Congreso, desarrollado en el texto base, para un
conocimiento profundo del misterio eucarístico y sus consecuencias en
la vida personal, familiar y política-social. Los testimonios de vida
eucarística enriquecen estas reuniones como también el compartir los
bienes en la caridad y hospitalidad.
Se indicarán
también algunas iglesias determinadas donde los diversos grupos lingüísticos
con sus Delegados nacionales puedan reunirse, de acuerdo con el programa
principal, para celebraciones y reflexiones.
Durante la
semana del Congreso Eucarístico Internacional y particularmente en el día
de la STATIO ORBIS, se invita a todas las Iglesias
particulares a que se unan espiritualmente expresando la comunión de la
Iglesia universal en la única Eucaristía que hace de la Iglesia el
único cuerpo de Cristo.
VI.
DESPUÉS DEL CONGRESO
Para que
el Congreso Eucarístico Internacional de muchos frutos es indispensable
que encuentre una fecunda continuidad en las diócesis y en las
parroquias. Esto requiere una concepción renovada del papel de los
Delegados nacionales y de los Comités nacionales. Ellos deben ser los
animadores permanentes del culto eucarístico en el sentido amplio de la
palabra (celebración, adoración y vida), y mantener viva la llama, de
manera que los Congresos Eucarísticos Internacionales no quedan sólo
en un hermoso recuerdo personal, sino que tengan continuidad pastoral
den un renovado impulso misionero.
Otras
Notas Históricas
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