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PROV. DE RÍO NEGRO

El gobierno de Kirchner en datos

Por Pedro Pesatti (*)
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Rebanadas de Realidad -Viedma, 28/05/06.- La memoria nos trae los recuerdos de aquella Plaza de Mayo de diciembre de 2001, los muertos, la sucesión de gobiernos que duraban menos que el cantar de un gallo, la incertidumbre inaugurando un año nuevo que parecía marcar el principio del fin antes que el comienzo de un nuevo ciclo. Todos estos recuerdos, cercanos por cierto, parecen quedar muy atrás cuando una compara los vaticinios apocalípticos que signaban los discursos de tantos economistas -cuyas prospecciones vaya a saber uno a qué lógica e intereses respondían- con los indicadores económicos de la Argentina de hoy.

Hace quince trimestres interrumpidos que el Producto Interno Bruto (PIB) acumula, desde su índice más bajo en 2001, un alza del 36 por ciento, un dato sin equivalente en los últimos cien años de la historia económica del país. Durante el ejercicio 2005 la actividad económica cerró con un alza del 9,1 por ciento, lo que representa uno de los índices más elevados del mundo en igual período. El crecimiento promedio del producto por habitante promedia el 7,3 por ciento anual, donde el motor clave de este despegue lo aporta el sector industrial cuyo crecimiento es superior al 50 por ciento, contribuyendo en el aumento del PIB en el orden del 25 por ciento. Junto con la industria, el sector agropecuario muestra idéntico dinamismo, producto de la acertada política cambiaria y de un contexto favorable de los precios internacionales. No es casual que durante la última temporada agrícola la cosecha marcara el récord de 84 millones de toneladas.

El crédito al sector privado muestra también fuertes signos de recuperación, sobre todo a partir de 2004, cuya tasa de aumento es cercana al 30 por ciento anual. Todo lo expuesto, sin duda, aporta al crecimiento del empleo y a la recuperación del poder adquisitivo de los salarios que se verifica en una significativa alza del consumo cuya tasa de crecimiento es de un 30 por ciento desde el fin de la crisis.

El gobierno nacional ha practicado una política de gasto marcada por la prudencia y una eficaz administración tributaria que se corrobora con el superávit primario consolidado de 2004 y 2005 que registró niveles superiores en promedio al 4,8 por ciento del PIB, un dato que indica otro récord de la actual administración.

En materia de deuda externa, el proceso de reestructuración de la misma produjo un ahorro de 67.000 millones de dólares con la cual el estado pudo restablecer su solvencia de largo plazo. En la misma dirección, la cancelación en forma anticipada y completa de la deuda con el FMI de 10 mil millones de dólares puso fin a una relación ruinosa para la Argentina que se remonta cincuenta años atrás cuando el gobierno de facto, que derrocó al general Perón, decidió vincular al país con el Fondo y atar sus decisiones económicas a las recetas de este organismo.

Las exportaciones han crecido a 40 mil millones de dólares anuales, sin contar las divisas que aporta el sector turístico, en plena expansión, tanto en la captación de turistas extranjeros como en la dinámica que muestra el turismo interno. Esta actividad mostró el año pasado un crecimiento del 12 por ciento en relación con el período anterior, lo que indica la visita de unos 3.700 turistas extranjeros que volcaron en el país unos 3.100 millones de dólares. Para este año el crecimiento rondará el 15 por ciento, lo que equivale a la llegada de algo más de 4 millones de turistas extranjeros. Este crecimiento de la actividad se verifica también en las inversiones privadas en el sector turístico que rondaron los 450 millones de pesos durante 2005 y que al cerrar este año treparán a seis veces, es decir, a 1.400 millones de pesos aproximadamente.

Pero retomando el capítulo de las exportaciones, la Argentina muestra hoy un proceso singular pues son cada vez más relevantes las exportaciones de productos de valor agregado que han crecido un 60 por ciento en relación con el período de la convertibilidad. Durante 2005 las manufacturas exportadas de origen agropecuario e industrial crecieron un 15 por ciento con respecto al año anterior, atenuando el efecto de los bienes que debe importar el país que en todos los casos se concentran en la compra de bienes de capital y de insumos productivos y ya no de bienes de consumo, que representaban un 20% del monto global de las importaciones durante la paridad uno a uno del peso con el dólar. En consecuencia, la balanza comercial ha registrado en los últimos tres años un superávit promedio anual de 13 mil millones de dólares, proveyendo a la acumulación de reservas que treparon de los 8.250 millones de dólares -correspondiente al fin del gobierno de De la Rúa- a 24 mil millones de dólares que acumula el Banco Central en este momento.

En materia social, los indicadores muestran índices alentadores, producto de la recuperación económica. La tasa de desocupación pasó de 23,3 por ciento en mayo de 2002 a 10,7 en el tercer trimestre de 2005 y a un 10,1 por ciento en el cuarto trimestre del mismo año. Ello significa que la actual política económica ha servido para la creación de 2,8 millones de empleos genuinos desde el fin de la convertibilidad o dicho de otra manera: 1,7 millones de argentinos dejaron de ser desempleados al mismo tiempo que 1,1 millón de trabajadores nuevos se han incorporado al mercado laboral. A finales del año pasado la cantidad de argentinos sin empleo era la mitad de los que se contabilizaban a principios de 2003, tendencia que continúa en alza. Durante 2005, además, se crearon alrededor de 300 mil puestos de trabajo genuinos, estrechándose la brecha de 100 a 92 entre los asalariados en negro y formalizados que contrasta fuertemente con la relación 100 a 60 que registró la década de los noventa. En tal sentido, el empleo formal del sector privado creció durante el último año a una tasa del 9,7 por ciento al tiempo que se crearon, durante el mismo período, 60 mil empresas que ocupan en conjunto a 200 mil trabajadores.

La pobreza, que había alcanzado índices brutales, del 57,5 por ciento, y de indigencia del 27,5 por ciento, bajó a una tasa del 34 por ciento y del 12,5 por ciento respectivamente. La distribución del ingreso, uno de los desafíos más complejos que debe resolver el actual gobierno, indica también una mejora continua, especialmente desde fines de 2003, fecha a partir de la cual observó una caída de cuatro puntos.

El gobierno ejecutó el año pasado 3.109 millones de pesos para la construcción de viviendas, 2,6 veces más que en 2004 y 4,4 veces más que en 2003, tendencia que continuará incrementándose a lo largo de este año. Los programas en esta materia han permitido la puesta en marcha de 175.000 soluciones habitacionales y la terminación de 60 mil viviendas que benefician a algo más de un millón de argentinos.

La obra pública es uno de los pilares clave de la recuperación económica. El presupuesto ejecutado en 2005 muestra que la inversión en obras viales ha sido superior en un 40,2 por ciento respecto al ejercicio anterior, encontrándose en ejecución 247 obras viales por un valor de 6.750 millones de pesos, al tiempo que ya están licitadas obras por un monto de 2.585 millones, lo que cubre el 90 por ciento de la red vial del país, de 35.000 kilómetros. Desde luego, estos datos apenas componen un pequeño recorte de las políticas aplicadas por la administración del presidente Kirchner aunque constituyen la mejor prueba argumental de que la Argentina está saliendo de las cenizas para volver a ser, como alguna vez lo fue, el país que entendió las aspiraciones de felicidad de cada argentino como la justificación central de la existencia del Estado.

(*) Presidente del Bloque de Concejales Justicialistas de Viedma.
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