Entre  los días 19 de octubre y 1 de Noviembre de 2003 realicé un viaje misionero por el norte de Chile visitando algunas de las ciudades y pueblos más importantes con el objetivo de contactar nuevas emisoras radiales y conseguir algunos contactos para la difusión de la Palabra de Dios en esta basta zona. Este es un resumen de dicho viaje.

 

Queridos Hermanos,

 De regreso en casa mi esposa y yo podemos dar gloria a Dios por todo lo que él ha hecho en este mes. Estamos gozosos por la obra de nuestro Dios.

 Los primeros 15 días del mes de octubre fueron de preparativos para el viaje. Llamadas, verificar costos, intentar hacer algunos contactos, etc.

El viaje comenzó llegando a la Ciudad de Vallenar, a 3 horas de viaje de nuestra ciudad. El lunes 20 de octubre comencé temprano visitando colegios junto a Rolando González (Foto 1), nuestro hermano de la ONG Filadelfia, para promocionar entre los adolescentes el campamento de verano que realizaremos en esa ciudad la 3º y 4º semana de Enero de 2004. (Foto 2 campamento del verano  pasado).

Al mediodía salí para Caldera, una ciudad muy pequeña en la costa, a 217 km hacia el norte... Es extraña la sensación que uno experimenta al llegar a una ciudad que desconocida, bajarse del bus con un par de bolsos en la mano y empezar a caminar intentando dar con el objetivo propuesto.

Rolando & Jannet Gonzalez

  Llevaba conmigo direcciones de 5 emisoras de radio existentes en ese lugar pero cuando llegaba caminando a cada una de esas direcciones me sorprendía al descubrir que tales direcciones no existían. Al fin de cuentas solamente había dos emisoras en Caldera. La segunda de ellas se encuentra en un cerro como a 2 km de la ciudad y aislado de casas o población. Fue un ejercicio útil tener que descender ese cerro a pie, de noche y sin iluminación pero con el gozo de que ambas radios van a transmitir nuestros programas.

 Llegué corriendo para alcanzar el bus que me llevaría a la próxima ciudad: Chañaral, a 93km hacia el norte, donde descansé y al otro día, temprano, comencé las tareas de recorrer la zona buscando las dos emisoras locales. La primera emisora aceptó luego de conversar durante 15 minutos, pero la 2º fue imposible contactarla. A cambio conseguí el teléfono del propietario de una radio en otra ciudad cercana, que no estaba en los planes visitar. Fue un buen contacto, ya que después de explicarle por teléfono el objetivo del programa aceptó difundirlo.

Campamento 2003

 

Partí para Taltal, a 121km, donde me esperaba el primer contacto, una hermana de una iglesia Bautista. Me sentí muy triste cuando descubrí que el dueño de la única emisora radial de esa ciudad en la costa no estaba en la zona. Pero Dios tenía otro plan para mí. Pude compartir acerca del ministerio de El Camino de la Vida y enseñar en una reunión de damas que estaban reunidas justo en esa iglesia. También pude compartir luego algo sobre el ministerio de la mujer en la iglesia y fue allí don de comencé a descubrir la confusión que hay al respecto del tema en tantas congregaciones al norte del país. También me alegró descubrir que Dios comenzaba a usarme en otras áreas.

Preferí atravesar el próximo tramo del desierto de 325km esa misma noche hacia Antofagasta. En el norte de Chile las ciudades están distantes unas de otras y aún hay pueblos a los que se accede por calles sin pavimento. Es una basta zona desértica y cuando hablamos de desierto estamos hablando de Atacama, el desierto más árido del mundo. Hay zonas en las que no hay ningún ser vivo, no hay plantas ni raíces algunas, tampoco animales (Foto 3, 4, y 5).

El Desierto de Atacama

 

 

 

 

En medio de este desierto hay minas de extracción de minerales (principal fuente de ingreso de Chile). La mayoría de los habitantes de estas zonas están relacionados con la minería. Los hombres trabajan en las minas en la montaña y descienden a los pueblos y ciudades, algunos todos los días y otros cada cuatro a diez días. 

El trabajo en la minería es bien pagado, por lo que estos trabajadores tienen dinero para gastar, cosa que es aprovechada por quienes viven de la industria del pecado. Cuando están en las ciudades buscan la manera de "distraerse", acudiendo para ello a las posibilidades que ofrezca cada lugar.

Antofagasta no está ajena a este estilo de vida.

Una gran ciudad con posibilidades diversas. Famosa por el ambiente de prostitución. Intentaron robarme apenas llegué y mas tarde, a la 1 de la mañana, quisieron venderme artículos robados.

A esa hora y en el lugar peligroso en el que estaba no tenía elección así que me alojé en una residencial. El lugar era un refugio estudiantil, no muy agradable y mucho menos limpio. A las 7.30 de la mañana me duché con agua muuuy fria! en ese baño que por su suciedad se asemejaba  al de una estación de trenes... Pero bien, ¿quién dijo que todo en el ministerio es color de rosas?

Visité dos emisoras radiales que me negaron la posibilidad de transmitir el Camino de la Vida. Pero fui bien recibido en dos de las radios seculares más populares de esa ciudad.  A estas dos se sumó luego una radio AM que también difundirá la Palabra de Dios con nuestros programas. Realmente intenté en varias radios pero se hacía imposible contactar a los responsables.

 

Las casas agrupadas al pié del cerro apenas alcanzan a distinguirse en la foto. La textura verdosa no es vegetación sino arena.

 

  De allí partí a través del desierto 220km a la ciudad de Calama. En el camino pude ver caseríos que literalmente se encontraban en medio de nada (Foto 6). Al pasar por esos sitios dos cosas pasaban por mi mente. La primera era ¿Cómo llegaría el evangelio a esa gente? ¿Se detendrá alguien en el camino para llevarles la palabra de Dios? Lo segundo es que me hubiese gustado ir en un vehículo propio para poder parar en algunas de estas casas y llevarles un mensaje de Salvación personalmente o al menos dejarles algo de literatura.

 

 

Pueblos abandonados

 Lo que restaba esperar era que a través de la radio lográramos hablarles del amor de Cristo y su plan para sus vidas. También en el camino me sorprendió ver los extensos pueblos abandonados (Foto 7), una vez que el se agotaba el mineral que extraían de la tierra.

Hacía mucho calor e íbamos subiendo poco a poco en altura. Llegamos a Calama en donde un hermano me esperaba. Orlando Salazar nos había contactado a través de internet. Él me contactó con una iglesia en Calama con quienes compartí un par de días. Ellos decidieron apoyar el ministerio de El Camino de la Vida en esa ciudad a través de la duplicación de los programas (Foto 8).

 

  Continuación

 

www.elcaminodelavida.org