Revista Horda
N° 1-Año 2000
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INTELECTUALES, PROYECTOS, Y
ASOCIACIONES BARRIALES EN LOS 20.*

Daniel Guzmán
Prof.de Historia

      El presente trabajo, inserto en la historia cultural, intenta una mirada histórica sobre una interesante alianza establecida en los 20, entre intelectuales y sectores populares. Entre 1925 y 1930, los barrios santiagueños implementaron proyectos culturales y sociales, mediante la colaboración de vecinos, entre ellos sobresalían intelectuales, que armaron el escenario ideológico para estructurar los programas e idearios de los proyectos. El socialismo, ideología asociativista y comunitaria es la que permitió  que las Asociaciones barriales, tuviesen un actor o actores, los cuales eran los destinatarios de los proyectos.  Así los sectores populares, emergían como aquellos beneficiados, de la transformación socio-cultural, que estas Asociaciones buscaban mediante las iniciativas privadas, digo esto, porque el gobierno municipal en aquella época, no podía o no quería enfrentar los numerosos problemas barriales, en cuanto a infraestructura y servicios que brillaban por su ausencia.
     La Asociación de Fomento y cultura que se organizó en el barrio norte, fue la primera de este tipo, y se inició el 25 de Mayo de 1925, la cual alentó conferencias, la primera de las cuales fue “Medicina e Higiene social” por el Dr. Silvio Raimondi en la Escuela Nacional; luego vino “Rivadavia” por el Dr. José F. L. Castiglioni en el Centenario de la Presidencia de la República; el “Tracoma” por el Dr. José Virgilio Jimenez en la Escuela Centenario, para citar algunas de las muchas charlas que fueron realizadas por la Asociación del Barrio Norte.
     En 1926 la Asociación organiza una comisión de socios para proyectar la creación de una Universidad Popular en el Barrio  norte, la cual estaba formada por el Dr. Silvio Raimondi, el Prof. Antenor Ferreira, y el Dr. José F. L. Castiglioni. Se llegaba así al final de una campaña prouniversidad iniciada en 1921, y que había tenido amplio apoyo de la prensa y el elemento popular.
     El proyecto de creación de la Universidad Popular elaborado por la Comisión del Barrio norte, sostenía la enseñanza libre y gratuita, y ofrecía un sistema de conferencias, publicaciones de folletos, giras, y visitas; y los cursos que se dictarían tendrían un horario nocturno, pues estaba pensado para trabajadores de ambos sexos, sin importar la edad, así el alumnado estaría compuesto por jóvenes y adultos.
     El modelo que se había tomado para el proyecto, era la Universidad Popular de la Boca, y estaba pensado para el pueblo, acentuando el criterio de indole social que predominaba en los fines de la institución. Los fines de la Universidad eran:
- Difundir en el pueblo  las nociones y métodos de las ciencias.
- Educar sus facultades de expresión hablada, escrita y artística.
- Propender al perfeccionamiento de la educación técnica.

    La Universidad sería mantenida económicamente por cuotas mensuales de sus simpatizantes, donaciones, y subsidios.
    La Asociación en 1928 adhirió a la Convención Internacional del Maestro, enviando un delegado, Horacio Rava, socialista, y brasista. El interés en la educación popular se expresó también en el mismo año con el proyecto de crear una Escuela de Manualidades gratuita de mujeres, concretándose en aquel tiempo en el cual también se crea un consultorio gratuito con médicos y dentistas.
    En todos estos logros hay intelectuales que como Don Arsenio Salazar, son activos participes de proyectos comunitarios, como la moción que Don Arsenio postula en1928 para ayudar con doscientos pesos a la Universidad Popular. Así la Asociación del barrio norte, tiene un pensador socialista que guía los pasos de sus intelectuales, es “José Ingenieros”1, al cuál se le brinda un homenaje en cada aniversario de su muerte. Para fines de los 20, la Asociación organiza conferencias sobre “La Nueva educación”, línea pedagógica que reconocía cierta importancia al idealismo en la educación, y al sujeto que aprende (el niño), y que el socialismo defendía como su tendencia educativa.
    En 1927 las Asociaciones barriales, porque había dos más, la del Oeste y la del sud, desplegaban un importante movimiento popular, a fin de pedir al poder público la dotación de aguas corrientes para la ciudad. Es interesante notar que el “interés colectivo y la acción privada”2, se conjugaron en una formula exitosa, que desnudo la debilidad del aparato político comunal, en políticas sociales y culturales. La comuna capitalina no brindaba soluciones a los vecinos, y estos tuvieron que asociarse para solucionar sus problemas,  presionando al poder gubernativo para que haga su trabajo.
    Pero detrás de las Asociaciones barriales había también un rechazo hacia la practica política de entonces, pues como dice Arturo Bustos Navarro, “la corrupción política era un efecto de la falta de cultura política, y del individualismo” que había socavado la comunidad vecinal.
    Las Asociaciones venían a cumplir una necesidad social, brindarle al vecino progreso material y cultural, y devolverle el sentido comunitario, que había perdido. Para Bustos Navarro el surgimiento de la conciencia vecinal, se transformaría en fuerza social para presionar al poder público municipal, lo que más tarde sería una presión política.
    En 1928 las Asociaciones eran una fuerza formidable, habían fundado la Universidad Popular, tenían un periódico “La Comuna”, fomentan conferencias, y dan coberturas sociales y culturales a los sectores más pobres de la capital santiagueña. Forman una red social, y están listas para participar en política. Como Federación ya operaban en 1927, protegen al trabajador apoyando a la Casa del Pueblo en un mitin a favor de la Comisión de propaganda por los obreros municipales cesantes. Organizan una volanteada para apoyar la Conferencia del Ministro de gobierno de la Intervención Dr. Alejandro M. Unsain sobre “Qué ha hecho la República Argentina a favor de los trabajadores?, en el cine Petit Palais, de hecho podría conjeturarse que las Asociaciones en aquel año eran opositores al personalismo Yrigoyenista.
    En 1928 apoyan al Centro cultural del Maestro (La Banda), para solicitar los pagos regulares de los haberes del Magisterio en la Asamblea del Teatro Renzi en la Capital. La Federación organizaba un movimiento de agitación permanente, cuyo principal objetivo era gestionar las mejoras materiales y espirituales de la población, incluyendo la defensa del obrero, y la oposición a toda política considerada atentatoria a los intereses de la comunidad.
    Se había formado un Comité de agitación muy activo, formado por Arsenio Salazar, y Horacio Rava por la Asociación del Barrio Norte, y Arturo Bustos Navarro, y Orestes Di Lullo por la del Barrio Oeste, que con el tiempo hizo crecer su influencia en las actividades gubernamentales, pues nada se les escapaba, un ejemplo de esto es la fuerte crítica en 1929, por la mala atención en los hospitales públicos.
    La Asociación Barrial del Oeste nace el 14 de Julio de 1927, producto también de intelectuales y vecinos, tomando como modelo la Asociación del norte. La línea de acción que implementó la Asociación, era social y cultural, ofreciendo educación y cultura mediante una biblioteca  a los sectores más necesitados del barrio, especialmente obreros. En 1927 la Asociación lleva a cabo trámites para la reparación en los puentes de la calle Libertad, y Saenz Peña, sobre el Canal San Martín, en el mismo año se presenta la solicitud de la apertura de la calle Sarmiento en la parte comprendida entre las calles Santa Fe y San Luis.
    En 1928 se volantea para gestionar la instalación de cañerías distribuidoras de aguas corrientes en el Barrio oeste, y logra que hasta que tenga su propio local, se le preste (1927) la Escuela Zorrilla para sus actividades, gracias al Consejo General de Educación a cargo del Prof. Antenor Ferreira.
Con motivo de la inauguración de la Biblioteca Manuel Gorostiaga, el Dr. Orestes Di Lullo socio de la Asociación, dio una conferencia sobre la “Influencia de la Biblioteca en la cultura popular”.

    En dicha conferencia Di Lullo expone todo un programa de los intelectuales santiagueños, que piensan que está en sus manos la transformación y la emancipación del pueblo, pues están despertando la conciencia nacional y popular. Di Lullo piensa que la biblioteca tenía varias funciones: brindar una educación y cultura laica, ser un centro social y comunitario, y influenciar en la cultura del pueblo educándolo en el progreso y el bienestar.
    Di Lullo, critica al sistema político, por estar lejos del pueblo, y define lo popular como las manifestaciones cotidianas, que se recrean en las bibliotecas populares; encuentra una conexión entre el  “hombre y su obra”3, pues origina la hermandad espiritual que la cultura hace realidad.
Las Bibliotecas populares deben según este pensador, sembrar ideales patrióticos y democráticos, en las “masas populares”4, este es el fin de las instituciones culturales, brindar o mejor dicho formar una identidad a los sectores populares, y de esta manera hacerlos participes en la historia nacional, porque Di Lullo está convencido que son sus artífices.
    Así como Di Lullo, en la red cultural que forman las Asociaciones Barriales, están presentes los intelectuales de la Brasa, que como Bernardo Canal Feijóo, participan activamente de las operaciones culturales. Del centro a la periferia urbana, es la dirección que los intelectuales deciden tomar, pues se trata de diseñar lo popular, en su territorio: el barrio. El intelectual y el vecino-obrero se encuentran en la lucha, por cambiar el escenario barrial, y mejorar el estilo de vida, en 1927 el Dr. Arturo Bustos Navarro disertó en el Salón de actos del Colegio Nacional sobre “La juventud ante los problemas del momento”, colocando al joven entre los sujetos revolucionarios de un época en que los intelectuales son los que pueden cambiar u orientar a la Nación.
    Es así que en 1929 la Asociación del Barrio Oeste, declara su tendencia popular en la acción de ayudar, a la educación de los niños humildes del barrio;  y participa con el partido socialista en las Asambleas organizadas en la Casa del Pueblo, durante marzo de ese año, debido a que la comuna estaba intervenida y paralizada, y por consiguiente se virlaba el trabajo nocturno en las panaderías, el trabajo de mujeres y niños, el descanso dominical, y la jornada legal de ocho horas.
También en 1929 continúa ayudando económicamente a la Universidad Popular, con una cuota mensual de diez pesos, y obtiene la instalación de surtidores públicos de agua, en la intersección de las calles San Martín, Guemes, Rivadavia y Formosa con la Avenida Colón.
    En el discurso del 12 de octubre de 1929, en el acto de colocación de la piedra basal de la sede social, Catalina de Espinosa sintetiza el ideario de la Asociación barrial del Oeste: progreso, memoria de los héroes de la patria, comunidad, bien común, y pueblo. Esas ideas enmarcaban el programa de las Asociaciones barriales, que para 1929 eran conscientes de su poder.
“...Las Asociaciones de barrio, como entidad representativa de los intereses colectivos, tócales directamente intervenir en asuntos de esta naturaleza, que tan hondamente afecta a los intereses del pueblo...”5
    Las Asociaciones se daban cuenta que la lucha por  el progreso y el bienestar del pueblo, se iba a definir en la política, que tanto habían querido eludir. Quedaba atrás lo que el estatuto de la Asociación del barrio Norte en 1925 establecía:

    “...Trabajar por la difusión progresiva entre nosotros y nuestros vecinos de todos aquellos elementos de cultura espiritual y bienestar físico que permiten al hombre vivir una vida sana, alegre y accesible al desarrollo verdadero de nuestro ideal de fraternidad, hoy comprimido por la miseria y la ignorancia...”6
    En 1929 en las elecciones municipales, La Federación eligió y envió a sus candidatos Arturo Bustos Navarro y Orestes Di Lullo, Juan A. Figueroa y Arsenio Salazar, por cada Asociación barrial, para defender sus intereses comunales.
    La presencia de los intelectuales en las Asociaciones barriales, permitieron que sus programas que en principio eran apolíticos, terminaran perdiendo esa característica. El Estatuto de la Asociación del barrio sud, fundada el 8 de diciembre de 1926, aclara muy bien este punto.
...”Divulgar conocimientos de todo orden con fines de educación popular, de estudio y de enseñanza y en especial sobre temas de actualidad, con exclusión absoluta de todo partidismo político y religioso...”7
    ¿En qué momento se quebró este fin de las Asociaciones?
    Pienso que como dice José Arico, los socialistas habían logrado “formar un conjunto de instrumentos de vida democrática colectiva”8, y esto gracias a su ideario, que había logrado impregnar a la intelectualidad santiagueña, traducida en proyectos culturales como las Asociaciones barriales, que emergieron en zonas urbanas de la capital santiagueña.
    Otro dato para tener en cuenta, es el enorme caudal de bibliografía anarquista que junto a la socialista, se podía encontrar en cada Biblioteca popular, autores como Enrico Malatesta, Rafael Barret, Elías Castelnuovo, Juan B. Justo, y Alfredo Palacios, compartían los anaqueles con las editoriales M. Gleizer editor, y editorial Tor, dedicadas a vanguardistas y consagrados.
    En efecto, la tendencia popular de las Asociaciones, tiene que ver con este viraje hacia la izquierda que los intelectuales le impusieron, y que atravesaría las líneas de la acción política. Se podría discutir que pensaron a los sectores populares, y sólo  imaginaron su emancipación e inclusión social. Pero lograron que todo ese capital simbólico estuviera al alcance del pueblo, y lo digo con cautela, pues en esa operación lograron una ruptura9, casi revolucionaria, en el sentido que le da Roger Chartier.
    Para que se haya producido un movimiento social, de la envergadura de las Asociaciones barriales, debió haber una apropiación de toda esa artillería simbólica, que determino nuevos estilos de combate, como las volanteadas o las Asambleas, que determinaron nuevas prácticas populares de presión, claro mediadas por los intelectuales, que pusieron en manos de los sectores populares10, herramientas simbólicas, que corren paralelas a lo que la escuela les ofrecía.
    Si bien no podemos decir que las Asociaciones barriales fueron enclaves socialistas, lo que si podemos asegurar, es que el ideario socialista, construyó sus proyectos y su fines. Y los intelectuales tuvieron el lugar, en el cual plasmar una aproximación a lo popular, que más que una cercanía fue una mezcla de aspiraciones que conjugaron muy bien, en aquellos tiempos en que se tenían utopías.
 

* Ponencia presentada en las Jornadas de Historia realizadas en el Sirio Libanés, en Octubre de
   2000, Sgo.del Estero.
 

NOTAS

1.SORIA, Ramón.  Las Asociaciones barriales. En: Cachi Pampa, Santiago del Estero, Año 1, N° 1, Mayo de 1985, p. 6.
2.BUSTOS NAVARRO, Arturo. Significado social de las Asociaciones de Fomento y cultura. En: El Liberal, Santiago del Estero, XXX Aniversario, 1928, p. 1.
3.DI LULLO, Orestes.  Influencia de la Biblioteca en la cultura popular.   Mimeo, Santiago del Estero, 1927, p. 5.
4. Id. Ibid., p. 6.
5.  Carta de la Asociación barrial del norte a la Asociación Fomento y cultura del Barrio oeste, 1929.
6.  BUSTOS NAVARRO, Arturo.  Fecundo desarrollo tuvieron las Instituciones culturales. En: El Liberal, Santiago del Estero, Número del cincuentenario, 3 de Noviembre de 1948, p. 199.
7. Asociación Profomento y cultura del barrio Sud, Santiago del Estero,1939, p. 1.
8. ARICO, José. Socialismo latinoamericano.  En: BOBBIO, Norberto, y otros.  Diccionario de política.  Siglo XXI editores, México, 1994., p. 1509.
9. Conversaciones de Roger Chartier con Carlos Aguirre Anaya, y otros.  Cultura escrita, literatura e historia.  Fondo de cultura económica, México, 1999, p. 85.
10.  “Area de la sociedad donde se constituyen sujetos”.ZUBIETA, Ana M. Y otros.  Cultura popular y cultura de masas. Paidós, Buenos Aires, 2000, p. 220.

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