Parzival partió del lado de Gurnemanz convertido -en comportamiento y en
apariencia- en un perfecto caballero. Cabalgando en línea recta, llegó ese mismo
día al reino de Brobarz, atravesando montañas y un río; al anochecer encontró la
ciudad de Pelrapeire. La doncella Condwiramurs, reina del país (sobrina de Gurnemanz),
así como sus súbditos, se encontraban en graves aprietos: se defendían del asedio por
tierra y por mar del ejército del joven y orgulloso Clamide, rey de Brandigan, que les
cobraba por su rechazada solicitud amorosa a la reina, haciendo padecer grandes
penalidades a sus habitantes; más de la mitad de los príncipes y vasallos de la reina
habían muerto en la defensa, y muchas de las gentes morían a causa del hambre.
Parzival llegó al castillo y se puso al servicio de la reina. Todos los que le dieron la
bienvenida, también los caballeros y los nobles, ofrecían un aspecto lastimoso, como
resultado del tiempo que habían pasado sitiados, estaban en los huesos, "la falta de
víveres les hacía padecer las penalidades del hambre". "Recibieron con
vergüenza a su valiente huésped extranjero. Lo consideraban demasiado noble como para
que quisiera alojarse en su casa en aquella situación". Incluso la reina estaba
flaca, hecho que le incomodó a pesar de su radiante belleza; al estar junto a su
huésped, Parzival, que era el único allí que no denotaba los estragos del hambre.
Condwiramrs acudió; sigilosa, por la noche, mientras todos dormían, ante el lecho donde
descansaba Parzival. Su desesperación la motivó a contarle al joven de las tribulaciones
que habían pasado, así que él se dispuso a servirla librándola de Kingrun, senescal
del rey Clamide, en su primer duelo con espada, que se efectuó al día siguiente. Allí
Kingrun tuvo que prometer su rendición.
Parzival y Condwiramurs se casaron después de esta victoria y ella le entregó su país
con todos sus castillos. Llegaron barcos con víveres que fueron repartidos entre Ias
gentes.
Pero Clamide se resistió a perder a la reina cuando se enteró de la llegada de otro
caballero (Parzival), que además había vencido a su senescal. Acudió personalmente ante
Pelrapeire y lanzó un gran ataque a la ciudad. Los sitiados se defendieron valerosamente
encabezados por el soberano del país y consiguieron la victoria. Como punto final,
Parzival triunfó sobre Clamide en un duelo singular y el país quedó liberado por
completo de su ejército.
Parzival mandó a Kingrun y CIamide a la corte del rey Arturo, para que se rindieran ante
Cunneware, le ofrecieran sus servicios y le dijeran de su parte cuánto lo sentía por los
golpes que le costó su sonrisa.
"El devastado país en el que Parzival ceñía corona volvió a ser edificado. Se
veían allí la felicidad y grandes fiestas. Su suegro Tampenteire le había dejado en
herencia en Pelrapeire piedras preciosas y oro rojo. Los repartió entre las gentes, que
le quisieron por su generosidad. Muchos estandartes y escudos nuevos adornaban el país, y
él y los suyos celebraron numerosos torneos. El joven e intrépido héroe mostró a
menudo su valor en la frontera de su reino, y sus hazañas en contra de los extranjeros
alcanzaron la mayor gloria".
Parzival se separó de su esposa para ir a ver a su madre, y luego, ir en busca de
aventuras; ese era su deseo, y Condwiramurs lo dejó partir.
|