Tres autores, por Alejandro Schmidt
Eduardo D'Anna:
Álamos en el viento
No se sabe
muchas veces
si te hablan
o no.
Como la gente
Edgar Bayley:
La mano tendida
No
no quise
esta palabra
para dar
más luz
a esta mano
tendida.
Pienso:
ninguna
palabra
serviría
ni el porque sí
ni alegre manantial
sombra de descuido
ni lámpara fanal
ningún olvido.
Pero
por razón
de palabra
veo
enrojecer
la tarde
volver al redil
el viento
de claridad impaciente.
Por razón
de palabra
llego
al cuerpo
del silencio
a la puerta
a la mano
tendida.
Eduardo Dalter:
Después del poema
el poema debe seguir y seguir
hasta el poema.
Más si el poema no sigue
después del poema,
el poeta o bien flaquea
o bien es de papel
o bien de tinta.
No le creas al poeta
al que después del poema
se le concluye el poema.
No le creas,
o bien creé,
en el mejor de los casos
que flaquea
o que su ser tiene
interferencias,
mutilaciones, o huesos
indecisos
-sea Neruda o sea Thomas
Eliot-.
Después, después del poema
el poema debe seguir y seguir
hasta el poema.