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LA BIBLIA: UN LIBRO DE DIOS.
La
palabra Biblia tiene un origen griego: ta biblia, a que
significa los libritos. Es decir, la Biblia es una
colección de libros pequeños.
Antecedentes de la Biblia
La
Biblia está formada por dos grandes partes, el Antiguo y el
Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento fue escrito en
hebreo antes del tiempo de Cristo, y el Nuevo Testamento
fue escrito en griego durante el primer siglo de la era
cristiana.
Los autores de los libros bíblicos fueron casi todos
israelitas, con excepción de San Lucas, autor del tercer
evangelio y del libro Los Hechos de los Apóstoles, que fue
un médico de origen griego, convertido al cristianismo y
compañero de San Pablo.
Para el creyente cristiano la Biblia es la Palabra de Dios (Hebreos
4:12). Sus páginas constituyen las Sagradas Escrituras
(2 Timoteo 3:15).
El personaje central de toda la Biblia es Cristo.
En
el Antiguo Testamento su vida y su misión están predichas
con siglos de anticipación y con admirable exactitud por los
profetas hebreos. En el Nuevo Testamento su vida y su
misión están relatados por los apóstoles cristianos que
fueron testigos de su vida y objetos de su amor. La mayoría
de los apóstoles sellaron con su martirio la veracidad de su
testimonio acerca de Cristo, su amigo y salvador.
El
Antiguo Testamento está formado por cuatro grandes partes:
1.
Los cinco libros de Moisés: Génesis, Exodo,
Levítico, Números y
Deuteronomio. Este conjunto recibe el nombre de
Pentateuco.
2.
Los libros históricos: Josué, Jueces, Ruth, 1
y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías y
Ester.
3.
Los libros poéticos y sapienciales: Job,
Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantares.
4.
Los libros proféticos: Isaías, Jeremías,
Lamentaciones de Jeremías, Ezequiel y Daniel. Estos cuatro
profetas son los autores de los libros proféticos más
extensos y reciben el nombre de Profetas Mayores.
El
Antiguo Testamento termina con los doce Profetas Menores:
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc,
Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.
Media un período de aproximadamente 400 años entre la
finalización de la escritura del AT y el inicio de la
escritura del NT. Este período se llama:
Intertestamentario.
El
Nuevo Testamento también puede dividirse en cuatro grandes
partes:
1.
Los cuatro Evangelios: San Mateo, San Marcos,
San Lucas y San Juan. La palabra Evangelio viene del griego
“euangelion” que significa “buenas noticias” y es la gozosa
proclamación del amor redentor de Dios manifestado en Cristo
para la salvación del hombre.
2.
El libro de Los Hechos de los Apóstoles.
3.
Las Epístolas
o cartas escritas por los apóstoles a iglesias cristianas o
a individuos. En primer término están las catorce epístolas
Paulinas escritas por el apóstol San Pablo: Romanos, 1 y 2
Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2
Tesalonisenses, 1 y 2 Timoteo, Tito, Filemón y Hebreos.
Después de las epístolas paulinas vienen las epístolas
universales de Santiago, 1 y 2 de San Pedro, 1, 2 y 3 de San
Juan y la epístola de San Judas.
4.
Apocalipsis
es el último libro de la Biblia; este nombre proviene del
griego “apokalupis” que significa revelación. Este libro,
escrito por San Juan desde su destierro en la isla de Patmos
en el mar Egeo comienza con la siguiente expresión: “La
revelación de Jesucristo”. Por lo tanto está muy lejos de
ser un misterio indescifrable. Describe el glorioso triunfo
final del bien sobre el mal, de Cristo sobre Satanás y la
restauración total del universo, del planeta Tierra y de la
familia humana a la perfección y la dicha para las cuales
Dios los creó. En sus páginas encontramos acerca del
pasado, presente y futuro de la humanidad.
UTILIDAD DE CONOCER LOS LIBROS DE LA BIBLIA EN ORDEN
Los 66 libros que componen la Biblia han sido divididos en
capítulos y versículos con la finalidad de facilitar el
encuentro de un párrafo determinado. El conocimiento del
orden de los libros bíblicos facilita grandemente su
investigación.
La
Biblia es un cofre cuyas joyas preciosas son inagotables.
Buscarlas, encontrarlas, disfrutarlas, y compartirlas, ha
sido el privilegio de los hijos de Dios en todos los
tiempos. Nuestro Señor Jesucristo nos dijo: “Escudriñad las
ESCRITURAS ... ellas dan testimonio de mí” (San Juan 5:39).
2
Timoteo 3:15.
“Las Sagradas Escrituras” es el nombre que San Pablo da a la
Biblia y afirma que conocerlas desde la niñez puede hacerlo
al niño “sabio para la salvación”.
Hebreos 4:12.
Otro nombre de la Biblia es “la Palabra de Dios, viva y
eficaz como espada de dos filos”. Sus verdades penetran y
transforman el alma.
San Lucas 24:25-45.
Cristo, después de su resurrección, explicó a sus
discípulos, “comenzando desde Moisés y siguiendo por todos
los profetas y los salmos lo que de él decían” y “entonces
les abrió el entendimiento para que comprendiesen las
Escrituras”.
La
Biblia es un todo centrado en Cristo.
Toda la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis es una
revelación del amor de Dios manifestado en la creación, en
la redención y la restauración mediante Jesucristo.
LA BIBLIA HABLA DE SI MISMA
La
Biblia es una revelación inspirada divinamente. Sus autores
humanos confiesan haber recibido de Dios el mensaje que
escribieron.
Recibir la Palabra de Dios es conocer la verdad, porque
Dios, que es infinito en sabiduría conoce todas las cosas y
las revela por amor a sus hijos.
2
Timoteo 3:16, 17.
Toda la escritura es inspirada por Dios.
2
Pedro 1: 21.
Los santos hombres de Dios hablaron inspirados por el
Espíritu Santo.
San Juan 17:17.
“Santifícalos en tu verdad tu Palabra es verdad”, dijo
Jesús.
VALOR EDUCATIVO DE LA BIBLIA
La
educación significa mucho más que un mero curso de
estudios.
“La verdadera educación abarca todo el ser, y todo el
período de la vida accesible al hombre, es el desarrollo
armonioso de las facultades físicas, mentales y
espirituales. Prepara al estudiante para el gozo de servir
en este mundo y para el gozo superior, proporcionado por un
servicio más amplio en el mundo venidero” (La educación,
Elena de White).
Ningún otro libro enseña al hombre la verdad acerca de su
origen, su naturaleza, sus ilimitadas posibilidades de
desarrollo y su elevado destino con tanta autoridad y
claridad como lo hace la Biblia. Por eso decía Domingo
Faustino Sarmiento, educador y presidente argentino: “La
Biblia es el libro padre de todos los libros”.
En
ella la humanidad aprendió a leer y todavía sigue
aprendiendo a vivir en armonía con las leyes divinas del
amor y del servicio, con las cuales Dios rige el universo.
Salmos 19:7, 8.
“La ley de Jehová es perfecta que convierte el alma
(transforma la vida), el testimonio de Jehová (la palabra
de Dios, la Biblia) hace sabio al sencillo”.
Salmos 119:104.
“De tus mandamientos he adquirido inteligencia por tanto he
aborrecido todo camino de mentira”.
1
Juan 2:14-17.
El apóstol S. Juan escribió a los jóvenes porque “son
fuertes” y son fuertes porque “la palabra de Dios permanece”
en ellos y “han vencido al maligno”, han vencido “los malos
deseos de la carne y de los ojos” por eso “hacen la voluntad
de Dios y permanecen para siempre”.
EL PROPOSITO Y EL PODER DE LA BIBLIA
Salmos 119:105.
“Lámpara es a mis pies tu palabra”. La palabra de Dios
ilumina el camino de los hijos de Dios que la estudian y la
obedecen.
Juan 8:31, 32.
“Conoceréis la verdad y la verdad os libertará”. Jesús nos
enseñó que para “ser verdaderamente sus discípulos” debemos
“permanecer en su Palabra”, es decir: debemos disfrutar
del
privilegio de escudriñarla cada día y obedecerla. Entonces
“conoceremos la verdad y nos libertará” del error, del
pecado y de la muerte y nos conducirá a la vida eterna.
1
Pedro 1:23.
La palabra de Dios no hace renacer de simiente
incorruptible. Nuestro nacimiento físico es de simiente
corruptible. Somos humanos, corruptibles, mortales, por
naturaleza pero “la palabra de Dios que vive y permanece
para siempre” si es incorporada a nuestra vida, nos hace
renacer, genera en nosotros vida espiritual, vida eterna.
LA BIBLIA: ALIMENTO ESPIRITUAL
Jeremías 15:16.
“Halláronse tus palabras y yo las comí”. La palabra de Dios
es “comida” y produce “gozo y alegría al corazón”.
Juan
6:63.
Jesús dijo: “las palabras que yo os he hablado son espíritu
y son vida”. De toda la Biblia puede decirse que son
palabras de Jesús, inspiradas por su Espíritu tanto en el
Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Así como la vida física depende del alimento que nutre
nuestro cuerpo, la vida espiritual se desarrolla y
fortalece con las palabras inspiradas por Jesús que “son
espíritu y son vida”.
LAS PROMESAS DE DIOS
Isaías 41:10.
“No temas porque yo estoy contigo”. Podemos ser
fortalecidos, protegidos, guiados y consolados por las
seguras promesas de Dios tanto en el presente como en el
futuro.
1
Juan 2:25.
Su mayor promesa: la vida eterna.
COMO ESTUDIAR LA BIBLIA
La
Biblia, la palabra de Dios, contiene tesoros inagotables con
los cuales Dios anhela enriquecer la vida de sus hijos.
Las mayores alturas y profundidades de la sabiduría y del
amor de Dios pueden ser exploradas y descubiertas pero nunca
agotadas por el investigador sincero que no se contenta con
leer la Biblia sino que la “escudriña cada día” y “clama a
Dios para que él le enseñe”.
Juan 5:39.
Escudriñad las escrituras ellas dan testimonio de mí, dijo
Jesús.
Hechos 17:11.
Escudriñando cada día las escrituras.
Jeremías 33:3.
Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y
difíciles que tu no sabes
CONTENIDO HISTÓRICO DE LA BIBLIA: HISTORIA DEL UNIVERSO Y DE
LA HUMANIDAD
Dios creó el universo para poblarlo de vida (Nehemías 9:6).
Dios creó la tierra para que sea habitada por el hombre (Isaías
45:18).
Dios creó al hombre para compartir con él el gozo de la vida
(Salmos 16:11).
Cuando Dios formaba la tierra ya había en otros mundos hijos
de Dios que se regocijaban al contemplar la obra de la
creación (Job 38:4-7).
El
hombre y la mujer fueron creados a imagen de Dios (Génesis
1:26, 27).
Cada ser humano es un milagro de la sabiduría y el amor
creador de Dios y puede decir con el salmista: “Tú mi
hiciste en el vientre de mi madre, te alabaré porque
maravillosas son tus obras” (Salmos 139:13, 14).
CONTENIDO PROFÉTICO DE LA BIBLIA
Amós 3:7.
Dios revela su secreto a sus siervos los profetas.
Isaías 46:9, 10.
Sólo Dios conoce el futuro. “Nada hay semejante a mí que
anuncio lo porvenir desde el principio y desde la antigüedad
lo que aún no era hecho”.
Daniel 2.
(Leer todo el capítulo). Ni los sabios ni los adivinos
conocen el futuro. Pero hay un Dios en los cielos que
revela los misterios y él ha hecho saber lo que ha de
acontecer en los postreros días (Daniel 2:27, 28).
2
Timoteo 3:1-5.
Pablo describe en estos versículos la maldad y los peligros
de los “postreros días”. Jesucristo describe en S. Lucas
17:26-30 la condición social del mundo justamente antes de
su segunda venida y dice que será de violencia como antes
del diluvio y de perversión como en Sodoma.
Al
describir “el día del Señor”, S. Pedro nos insta a
prepararnos para ese día y nos recuerda la gloriosa
esperanza de: cielos nuevos y tierra nueva en los cuales
mora la justicia” (2 Pedro 3:9-14).
CONTENIDO CIENTÍFICO DE LA BIBLIA
Salmos 147:4, 5.
Dios conoce el nombre de cada estrella ... y su
entendimiento es infinito.
En
Proverbios cap. 8 habla “la Sabiduría de Dios” y
señala que Dios la “poseía en el principio ... antes de sus
obras” (vers. 22). Afirma que Dios hizo “el principio del
polvo del mundo” (vers. 26). Y que la Sabiduría estaba con
Dios “ordenándolo todo” (vers. 30). En Hebreos 11:3
se nos revela que Dios “hizo lo que se ve de lo que no se
veía” y en Génesis 1:1 se afirma que “en el principio
creó Dios los cielos y la tierra”.
La
física moderna nos permite comprender que la materia, que es
energía concentrada y sabiamente organizada puede, en
efecto, ser creada por Dios que es Omnipotente y
Omnisapiente. La creación se describe en Génesis caps. 1
y 2.
Algunos contenidos específicos de ciencias naturales
revelados en la Biblia: El ciclo del agua del mar a la
tierra y de la tierra al mar (Eclesiastés 1:7). “La
Tierra cuelga sobre la nada” (Job 26:7). Mucho antes
de Torricelli, se afirma que Dios “dio peso al viento” (Job
28:25, 26) y puso las aguas “por medida” (el agua es la
unidad para medidas de densidad, viscosidad, temperatura,
peso, etc.). Antes que Franklin inventara el pararrayos, se
afirma que “la lluvia tiene leyes y el relámpago tiene
camino”. El proceso de la condensación de la lluvia se
describe en Job 36:27.
San Pablo afirma que las cosas invisibles de Dios, su eterno
poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la
creación del mundo”. Contemplamos la sabiduría y el amor
del Gran Diseñador en todas las bellezas de la naturaleza. (Romanos
1:20).
San Pedro afirma que en los “postreros días” habría quienes
“ignoran voluntariamente” los grandes hechos de la creación
y del diluvio universal. (2 Pedro 3:5, 6).
HISTORIA DEL GRAN CONFLICTO Y DE LA REDENCIÓN
Sólo mediante la revelación podemos entender cómo es posible
que en el universo, creado por un Dios omnipotente y amante,
haya un mundo como éste, hecho perfecto y hermoso por Dios
pero en el cual hoy existe la maldad, la tristeza, la
enfermedad y la muerte.
La
Biblia nos revela que el mal comenzó en el corazón de
Lucifer quien albergó el primer pensamiento egoísta, el
primer deseo de autoexaltación (Isaías 14:12-14).
Este Lucifer era un ángel que había sido creado perfecto por
la mano de Dios, era hermosísimo y lleno de sabiduría pero
también era libre y corrompió su libertad con el orgullo.
En él surgió la maldad (Ezequiel 28:14-17).
La
maldad contaminó al mundo cuando Adán y Eva desobedecieron a
Dios tentados por la serpiente (Génesis 3:1-9).
Esa serpiente no era otra cosa que el ángel caído, el Diablo
y Satanás (Apocalipsis 12:7-9).
Dios responde al egoísmo y orgullo satánicos, con la
abnegación suprema de Cristo, que siendo Dios, por amor a
los hombres, se hizo hombre y se entregó hasta lo sumo en su
muerte de cruz (Filipenses 2:5-7).
Este regalo de Dios hecho en su hijo y aceptado por el
hombre, es nuestra esperanza de alcanzar la vida eterna (Juan
3:16).
Finalmente, la lucha entre Cristo y Satanás, entre el amor y
el egoísmo, terminará. El mal será eliminado, la tierra
será restaurada a su perfección primitiva y la familia
humana redimida por el amor, gozará de la perfecta dicha
para la cual Dios nos creó (Apocalipsis 22:1-5).
EL PERSONAJE CENTRAL DE LA
BIBLIA
CRISTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Cristo es el centro de toda la Biblia. La historia de su
vida está registrada en los evangelios, la primera parte del
Nuevo Testamento. Pero las profecías que señalan su
encarnación, su misión, su pasión y su triunfo fueron
escritas con siglos de anticipación en el Antiguo Testamento
y su cumplimiento es lo que da validez a los escritos del
Nuevo Testamento.
Podemos por lo tanto afirmar que la Biblia es un todo
centrado en Cristo.
Isaías 7:14.
La virgen concibe un hijo, su nombre es Emmanuel (con
nosotros Dios).
Isaías 9:6.
El niño que nos es dado tiene estos nombres: Admirable,
Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz.
Miqueas 5:2.
Nacería en Belén de Judea, pero su preexistencia es desde el
principio, desde la eternidad.
Isaías 53.
“Jesús fue herido por nuestras rebeliones y por su llaga
fuimos nosotros curados” (vers. 5). Daría su “vida en
expiación por el pecado” (vers. 10). “Derramaría su vida
hasta la muerte” (vers. 12). Pero “vería el fruto de la
aflicción de su alma y quedaría satisfecho” (vers. 11).
CRISTO EN EL NUEVO TESTAMENTO
La
vida de Cristo, sus enseñanzas, sus obras y su poder
transformador son el tema central del Nuevo Testamento.
Contemplarlo, escucharlo, aprender de él, ser tocados por su
amor y transformados por su poder, es nuestra oportunidad y
privilegio hoy a través de las páginas de la Biblia tanto
como lo fue para los habitantes de Judea en los días de su
ministerio terrenal, porque “Jesucristo es el mismo ayer,
hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8).
Mateo 1:18-25.
La historia de su nacimiento.
Mateo 4:23, 24.
El resumen de su misión.
Mateo caps. 5, 6, 7.
El resumen de su doctrina. El sermón del monte.
Juan 5:1-14.
Su encuentro con la enfermedad y su poder sanador.
Juan 8:3-11.
Su encuentro con el pecado y su poder perdonador.
CRISTO HOY EN SU SANTUARIO
Dios ordenó a Moisés que construyera un santuario (Exodo
25:8).
El
santuario debía ser construído de acuerdo al modelo revelado
por Dios (Exodo 25:40).
Todos los sacrificios para la expiación del pecado se hacían
en el santuario y simbolizaban el futuro sacrificio de
Cristo en la cruz.
El
santuario terrenal era una figura o bosquejo del celestial
en donde está ahora Cristo presentándose por nosotros ante
Dios (Hebreos 9:24).
Jesús el Hijo de Dios es nuestro Sumo Sacerdote y podemos
acercarnos confiadamente al trono de su gracia para alcanzar
misericordia (Hebreos 4:14 y 16).
CRISTO HOY EN NUESTRAS VIDAS
Juan 15:5.
La vid y sus ramas. Jesús explica la relación vital que
desea mantener con nosotros usando el ejemplo de la vid y
sus ramas. Las uvas sólo se producen y maduran en las ramas
que se mantienen unidas a la vid. Lo mismo ocurre con
nosotros, sólo viviendo en constante unión con Jesús
recibimos vida espiritual y el fruto del Espíritu se hace
evidente en nuestras vidas.
Exodo 20:3-17.
Los Diez Mandamientos.
Juan 14:15.
Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Apocalipsis 14:12.
Guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
Deuteronomio 5:10, 29.
Amar a Dios y temer a Dios es obedecer sus mandamientos.
Gálatas 5:22, 23.
El fruto del Espíritu. En este pasaje S. Pablo enumera los
preciosos rasgos de carácter que el Espíritu Santo produce
en las vidas de quienes mantienen constante su comunión con
Jesús.
1
Juan 2:1.
Jesús nuestro abogado. El pecado es lo único que puede
separarnos de Dios, pero Jesucristo, que es nuestro abogado,
por su sacrificio y su intercesión obtiene para nosotros el
perdón de Dios.
Romanos 6:23.
Jesús nuestro Señor. “La paga del pecado es muerte”. Las
leyes de Dios son la expresión de su sabiduría y de su
amor. Con ellas él rige el universo manteniendo el orden
imprescindible para la vida. El pecado es la transgresión
de esas leyes y su consecuencia natural es la muerte.
“Pero la dádiva de Dios es vida eterna”. Una dádiva es un
regalo inmerecido. Dios nos ofrece el regalo de la vida
eterna con una sola condición: que aceptemos el perdón y la
conducción de Jesús en nuestra vida.
“Vida eterna en Jesús Señor nuestro”. Aceptando a Jesús
como Señor en nuestras vidas estamos aceptando el regalo
divino de la vida eterna.
Apocalipsis 3:20.
Jesús llama a la puerta. Jesús no nos impone su presencia.
“Está a la puerta y llama”, si le abrimos la mente y el
corazón y aceptamos su íntima presencia nos dará ahora la
victoria y después un lugar en su trono.
CRISTO EN EL FUTURO
SU
ADVENIMIENTO
Juan 14:1-3.
La promesa de Jesús: “Vendré otra vez”.
La verdadera fe, creer en Dios y en Jesucristo, trae paz al
corazón y creer en su promesa “vendré otra vez y os tomaré a
mi mismo para que donde yo estoy vosotros también estéis”,
llena de gozosa esperanza nuestras vidas.
Mateo 24:30, 31.
La gloriosa segunda venida de Cristo. Jesús regresará a la
tierra con poder y gran gloria para cumplir sus más
preciosas promesas: buscar a los suyos, darles vida eterna y
llevarlos a vivir con él.
1
Tesalonicenses 4:16, 17.
La segunda venida y la resurrección. En su segunda venida
Jesús resucita a sus fieles. Para los redimidos de Dios ese
día será el más feliz de todos; al gozo de ver a nuestro
Salvador se suma la alegría del reencuentro con nuestros
amados y los salvados de todos los tiempos que ahora
“duermen en el Señor”.
Apocalipsis 19:11-16.
Jesús viene como Rey de reyes y Señor de señores.
La segunda venida de Cristo es el clímax de la salvación y
al mismo tiempo un acto de justicia divina.
Ese día desde el cielo descenderá a la tierra “el Verbo de
Dios que es fiel y verdadero y con justicia juzga y pelea”.
Los redimidos comienzan a gozar con su Rey y Señor y los
impíos son destruídos.
SU
REINO ETERNO Y LA TIERRA NUEVA
Apocalipsis 7:9, 10.
La gran multitud ante el trono de Dios. El Cordero es el
nombre de Cristo que más se exalta en el Apocalipsis.
Recuerda su sacrificio voluntario, suprema manifestación de
su amor por nosotros.
La
gran multitud de los redimidos están vestidos de ropas
blancas, símbolo del carácter purificado por la gracia de
Dios y tienen palmas en sus manos, emblema de la victoria
obtenida en su lucha contra el mal, mediante el poder de
Cristo.
Todos reconocen que la salvación “pertenece a nuestro Dios y
al Cordero” y que es la obra de su amor y su poder en
nuestras vidas.
Apocalipsis 21:1-5.
La vida en la tierra nueva. La santa ciudad, la nueva
Jerusalén será la capital de la tierra nueva.
Allí no habrá más pecado ni pecadores pues todo el universo
estará purificado, por lo tanto “ya no habrá muerte, ni
llanto, ni dolor”.
“Yo hago nuevas todas las cosas”, es la promesa “fiel y
verdadera de aquel que está sentado en el trono”.
Esta restauración del planeta tierra y de la familia humana
a su perfección original, ha sido la esperanza
bienaventurada de los hijos de Dios en todos los tiempos y
su cumplimiento, descrito en los dos últimos capítulos del
Apocalipsis, será la demostración completa del poder
creador, el amor redentor y la infinita sabiduría de Dios.
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