Algunos otros datos de los Aztecas, desde su forma de vivir, creencias, gobierno hasta cultura.
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A la salida de Aztatlan, el grupo mexica era una simple tribu gobernada por sus sacerdotes y jefes militares; pero después de instalado en Tenochtitlan, a partir de Itzcóatl, se produjo un cambio al surgir dentro de la tribu diferencias económicas que trajeron aparejadas las sociales (división en nobles y plebeyos). La transmisión del poder no se hizo ya por sucesión de padres a hijos, sino por elección, que hacía un consejo de nobles entre los miembros de la familia real, dando preferencia a la línea colateral, sí había hermanos del soberano, en defecto de éstos eran escogidos los hijos. La organización política era pues monárquica.
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ir al índice...La organización social y política.
La sociedad azteca estaba constituida fundamentalmente por dos estratos principales: el de los plebeyos (macehualtin) y el de los nobles (pipiltin). Debajo de los macehuales se encontraban los mayeques y los trabajadores asalariados. Había, además, niveles sociales intermedios, a los que pertenecían los comerciantes y algunos artesanos como los que trabajaban la pluma y los orfebres y lapidarios.
Entre los mexica, la unidad social más pequeña era la familia. Un conjunto de familias formaba un calpulli, y éste era una especie de clan (llamado "barrio" por los españoles) que tenía como base la descendencia por la línea del padre y la residencia de la familia en la comunidad a que pertenecía el marido.
El calpulli tenía no sólo importancia familiar sino militar, política y religiosa: las tierras del pueblo estaban repartidas en tantas partes como calpullis, los hombres del calpulli combatían juntos conducidos por sus propios jefes, las autoridades se elegían dentro del calpulli, entre los miembros más destacados; cada calpulli tenía su deidad particular, su templo, sus ceremonias especiales, su telpochcalli para jóvenes, etc.
El nivel social inferior era el de los esclavos. Se entraba en la esclavitud: por venta que el individuo hacía de sus servicios o de los servicios de quienes dependían familiarmente de él; por condena que imponían los jueces; y por guerra, los que caían prisioneros. De la esclavitud contraída por contrato se salía devolviendo la cantidad recibida como precio. La condición de los esclavos entre los mexicas era muy diferente de la que tenían aquéllos en el Viejo Mundo, pues aquí tal condición no se transmitía a los hijos.
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ir al índice...Las tierras bajo el dominio de la nación mexica estaban divididas en dos grandes sectores: el de las reservadas al pueblo y el de las reservadas a la nobleza.
La propiedad de las tierras correspondientes al pueblo era atribuida a éste en su conjunto, es decir, a la comunidad. Siendo la base de la organización social mexica el calpulli o "barrio", la tierra perteneciente a la comunidad se repartía en tantas partes como calpullis había y dentro de cada uno de ellos se subdividía en tres: l) la asignada para el aprovechamiento por los miembros del calpulli, que era distribuida entre los jefes de familia de este grupo, a quienes tocaba un solar en el pueblo para vivir y una parcela cultivable en el campo; 2) la señalada para cubrir los gastos públicos; y 3) la que se dedicaba a usos comunes.
Las tierras asignadas a la nobleza comprendían: l) las llamadas generalmente patrimoniales por estar adscritas a la familia (estirpe); su poseedor era el jefe de ella; y 2) las que cabría denominar "funcionales" por estar adscritas a un cargo público. En estas dos clases de tierras los nobles tenían, o siervos (mayeques), o cultivadores libres (renteros) .
Como los lagos dejaban poco terreno utilizable para la agricultura, la necesidad de intensificarla indujo a los mexicas a crear las chinampas, especie de balsas rectangulares rellenadas con carrizo, ramas de árbol y lodo que anclaban en el fondo del lago plantando sauces en sus bordes; las chinampas no requerían riego y eran abonadas con limo de los canales. En tierra firme tenían milpas o sementeras que colocaban en terrenos ganados por lo general al bosque mediante la roza; por medio de terrazas solían aprovechar también los terrenos en declive. Hicieron asimismo obras de riego y llegaron incluso a construir presas, como la de Coatépec, por ejemplo. Su único instrumento de labranza fue el bastón plantador (coa) .
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ir al índice...Desde la niñez se inculcaba al pueblo azteca el espíritu guerrero; a raíz del nacimiento, el varón recibía armas que sus propios padres ponían en sus manos ejecutando los movimientos que su manejo requería. Más tarde, en el telpochcalli, lo adiestraban en el manejo de ellas y acompañaba en las luchas, a manera de escudero, a un guerrero experimentado. Además, la carrera militar proporcionaba prestigio; los guerreros que lograban capturar mayor número de víctimas, futuros sacrificados, obtenían grandes honores y tenían derecho a usar trajes más ornamentados según el número de cautivos que hubieran hecho, a pertenecer a las órdenes militares de los Caballeros Aguilas o de los Caballeros Tigres y, en caso de proezas excepcionales, podían recibir como premio concesiones de tierras o retribuciones especiales de su calpullí. El guerrero, por otra parte, creía que, si llegaba a morir en combate, su alma iría a uno de los paraísos de Tláloc.
Pertenecían al ejército, en calidad de soldados, todos los hombres capacitados de la tribu. El ejército estaba organizado en cuerpos pequeños de veinte hombres, algunos de los cuales integraban conjuntos mayores de doscientos a cuatrocientos individuos. Los jefes ordinarios y los miembros de las órdenes guerreras mandaban las unidades menores. El conjunto de las tropas del clan se dividía en cuatro secciones que estaban al mando de los jefes de los cuatro barrios municipales. La autoridad suprema quedaba en manos de los caudillos militares de la tribu.
Las armas fundamentales de los mexicas eran la macana de madera con ángulos filosos de obsidiana, el dardo que lanzaban por medio del átlatl, el arco y la flecha, la honda y la lanza. Para la defensa corporal tenían escudos cubiertos de pieles, armaduras hechas de algodón acolchado que les cubrían todo el cuerpo: algunos utilizaban cascos de madera que tallaban con las insignias de las órdenes militares a que pertenecían.
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ir al índice...La educación doméstica y la pública.
La educación que recibía el niño desde aproximadamente los tres años era, como en todos los pueblos guerreros, muy rígida. Los padres tenían a su cargo la educación doméstica de los hijos y las madres la de las hijas. En los primeros años les enseñaban el empleo de los utensilios domésticos y las tareas caseras sencillas. Cuando los hijos menores de ocho años, cometían alguna falta, se limitaban a aconsejarlos y amonestarlos; pero después de esa edad, cualquier infracción a la disciplina se corregía por medio de castigos corporales diversos (golpear con palos, clavar espinas de maguey, arañar con púas, hacer aspirar humo de chile, encerrar en cuartos oscuros, etc.). A los 13 o 14 años, los varones debían empezar a trabajar por su cuenta y las niñas ayudar en la cocina, hilar y tejer, hasta el momento de su matrimonio, entre los 16 y 18 años.
La educación pública empezaba después de los quince años. Para los varones había dos centros educativos: el "telpochcalli", destinado a los plebeyos, donde se les entrenaba en el servicio militar, en los trabajos públicos y en las artes y en los oficios, inculcándoles al mismo tiempo obediencia a las normas religiosas comunes, y el "calmécac", reservado a los nobles, donde se les educaba para ocupar altos puestos en el estado o para ejercer el sacerdocio; los que escogían éste permanecían en el calmécac toda su vida. Desde su ingreso, se obligaba a los alumnos del calmécac a servir en el templo y a los del telpoehcalli a ayudar en las labores del campo y en la construcción de casas, o a ir a la guerra corno escuderos, etc.; permanecían allí hasta su boda, entre los 20 o los 22 años.
Existían también escuelas para preparar a las jóvenes como sacerdotisas: allí aprendían a tejer y a hacer trabajos de pluma para confeccionar objetos de carácter religioso.
La mujer estaba en una situación de inferioridad con respecto al hombre, por lo que a derechos toca. A diferencia del varón, se le exigía castidad premarital y fidelidad conyugal. Sus otras actividades, aparte de las del hogar y de la educación de las hijas, eran las de solicitante matrimonial, comadrona y curandera y, en ocasiones, participaba también en las comerciales.
El individuo que infringía los cánones morales establecidos por el grupo era severamente castigado por tribunales especiales o por el propio pueblo. Por ejemplo, el robo era castigado con la esclavitud y con la muerte por lapidación (sí se cometía en el mercado), la embriaguez era penada, en ocasiones, con la muerte, tolerándose sólo en los mayores de 60 años.
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ir al índice...Sistemas de numeración y cronología.
Tocó a los sacerdotes dirigir la vida intelectual del grupo azteca. Un aspecto muy importante de ésta fue el relativo al calendario, basado en observaciones astronómicas y en cálculos matemáticos. El calendario se dividía en ceremonial y solar.
El calendario ceremonial o "tonalpohualli" (cuenta de los días), confundida frecuentemente con el "tonalámatl" (papel de los días), que era el libro en que se registraba el tonalpohualli, constaba de 260 días, divididos en 20 períodos de 13 (trecenas). Los veinte nombres de los días (véase cuadro 4) se combinaban con los números del 1 al 13. Al concluir la serie de los números se repetía ésta al igual que la de los nombres. Así, la serie de los días empezaba con el número 1 en la primera vuelta, con el 8 en la segunda, con el 2 en la tercera, con el 9 en la cuarta, etc., hasta que después de la treceaba vuelta comenzaba de nuevo otro período semejante al descrito.
Cada uno de los días y de las trecenas era presidido por un dios. Las deidades de las trecenas seguían el mismo orden que las de los días, pero se quitaba la correspondiente al día décimo primero y las demás se corrían un lugar aunque respetando su orden. Al día vacante que quedaba en la última trecena, o sea la vigésima, le correspondían dos dioses que ejercían juntos su influencia. Por último, trece de estos dioses influían sobre las trece horas del día y nueve sobre las horas nocturnas.
Conforme al calendario solar o xiuhmolpílli ("atadura de años") cada año (xíhuitl) tenía 18 meses (metztli) de 20 días (tonalli) y un período de 5 días (nemontemi) que se consideraban nefastos, en los que sólo se hacían las cosas más indispensables (18 X 20 = 360 + 5 = 365). Los meses tenían nombres que en su gran mayoría se relacionaban con las fiestas celebradas en ellos, y los días se distinguían por números que corrían del 1 al 13, asociados a cada uno de los 20 nombres.
Como el número 260 (total de los días del tonalpohualli) no es submúltiplo de 365 (número de días del xíuhmolpillí), las fechas de los principios de cada año se desplazaban cinco unidades y, de ese modo, únicamente cuatro de los veinte nombres de los días -pedernal, casa, conejo y caña- coincidían con el del último día de la última veintena (inmediatamente antes de los nemontemí) , que era el que daba nombre al año. Así pues, cada año era designado con el signo y numeral correspondientes al de su último día. Hasta después de transcurridos 52 (13 X 4 = 52), es decir, un ciclo azteca, el último día del año, que le daba nombre, volvía a tener el mismo signo y número del ciclo anterior.
Los aztecas tuvieron un sistema de numeración vigesimal. Empleaban puntos para representar los números del 1 al 19, una bandera (pantlí) para el 20 y sus múltiples inferiores a 400; esta cifra, o sea el cuadrado de 20, por medio de una especie de pluma de ave (tzontlí), el cubo de 20 ( = 8000) por una bolsa o costal (xiquipillí). Estos signos les servían para hacer toda clase de combinaciones. Después de la conquista idearon otras señales para representar fracciones en las que se observa una indudable influencia europea.
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ir al índice...La escritura azteca se encontraba, a la llegada de los españoles, en una etapa de transición del estado pictográfico al ideográfico, en la que se apuntaba ya un fonetismo incipiente. Esto quiere decir que en unas ocasiones se representaba la idea mediante dibujos (pictogramas), en otras se recurría a ciertos símbolos convencionales (ideogramas) y, por último, en otras se intentaba relacionar el signo con sonidos del idioma (fonemas).
Utilizaban los aztecas su escritura para consignar en manuscritos pictográficos, denominados códices, conocimientos diversos, calendarios sagrados, hechos históricos, etc.
El material sobre el que escribían era, por lo general, de origen vegetal, aunque también utilizaban pieles de venado. Los aztecas empleaban la corteza del amate recubierto con una capa de engrudo y la fibra del maguey que entrecruzaban y alisaban a mazazos. Pegaban los trozos de "papel" así preparado para formar tiras de varios metros de longitud que después doblaban a manera de biombos protegiendo sus extremos con cubiertas de madera. Una vez listo el libro pasaba a manos del tlacuilo, que era la persona encargada de trazar los dibujos con vivos colores.
El principal códice azteca precolombino que se conoce es el Códice Borbónico, que consigna los calendarios ritual y solar. Entre los post-cortesianos destacan el Códice Mendoza, llamado Mendocino y la Matrícula de Tributos. Aquél trata de la historia mexica desde la fundación de Tenochtitlan hasta la llegada de los españoles, de los tributos que pagaban a los reyes aztecas las provincias sujetas a ellos y de las costumbres del pueblo tenochca.
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ir al índice...Los aztecas atribuían a las enfermedades un origen mágico o religioso, por ejemplo, la introducción de un cuerpo extraño o la influencia perniciosa de alguna divinidad o persona. En el ejercicio de la medicina se entrelazaban con las ideas que podríamos considerar propiamente científicas las creencias de índole mágico-religiosa, pues se admitía que las prácticas supersticiosas o la intervención de un dios podían sanar a los enfermos.
El reino vegetal constituyó el fundamento de su ciencia médica, aunque también, y aquí parece entrar ya la superstición, atribuían propiedades curativas a algunas piedras y animales.
Las plantas medicinales empleadas por los aztecas fueron bastante numerosas, como lo muestra, por ejemplo, la obra del Dr. Francisco Hernández, médico enviado por Felipe II, hacía fines del siglo XVI, con objeto de estudiar la flora medicinal de la Nueva España. En su obra, Historia de las Plantas de Nueva España, consignó Hernández unas 1500 plantas, descritas botánica y farmacológicamente, e incluyó asimismo notas sobre las propiedades terapéuticas de ellas.
Con aceites y resinas hacían los curanderos ungüentos y emplastos, y con hierbas, raíces, hojas y cortezas elaboraban cataplasmas, infusiones, pócimas, purgantes, polvos, etc. Utilizaban también el zumo de las plantas para preparar gotas.
Ejercían el curanderismo tanto hombres como mujeres y el acervo de conocimientos adquiridos solía ser transmitido de padres a hijos. El que trataba de ejercerlo sin haber pasado por el obligado aprendizaje, era considerado como charlatán.
Entre los males atendidos y las prácticas curativas más frecuentes estaban: la reducción de fracturas y luxaciones por medio de emplastos e inmovilización de la parte afectada; las sangrías con navajas de obsidiana o con púas de puerco espín o de maguey; la aplicación de diversos tipos de emplastos o cataplasmas, según el caso, en las quemaduras y en las mordeduras o picaduras de animales ponzoñosos. Además, los curanderos suturaban heridas, combatían hemorragias, curaban enfermedades de la piel, úlceras, inflamaciones, padecimientos del oído y de los ojos, trataban las caries dentales, atendían partos y llegaban incluso a practicar la embriotomía.
El empleo medicinas de las plantas, era más científico entre los aztecas que entre los europeos de la misma época.
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ir al índice...La ciudad de Tenochtitlan nos es conocida casi sólo por la información que nos dan diversas fuentes indígenas y españolas, pues de sus edificios y construcciones se conservó muy poco, ya que fue casi arrasada durante el largo sitio que padeció, y los materiales de sus monumentos fueron utilizados para la construcción de la gran urbe española que se levantó sobre ella, dejando tapados por los nuevos edificios los restos que aún quedaban de los antiguos.
El principal conjunto arquitectónico que tuvo Tenochtitlan fue el recinto del Templo Mayor, cuadrado de aproximadamente medio kilómetro por lado, que contenía numerosos edificios y templos, pequeños jardines, estanques y un manantial. Los templos tenían una plataforma, muros en talud interrumpidos por terrazas, escalinatas amplías y empinadas flanqueadas por alfardas, algunas de las cuales empezaban con enormes cabezas de serpiente con las fauces abiertas. En la parte superior se encontraba el pequeño recinto del templo cuyo techo estaba almenado. Al final de la escalinata estaba la piedra de los sacrificios donde eran extendidas las víctimas para ser inmoladas por los sacerdotes.
Entre los principales edificios estaban las casas de Axayácatl y de Moteczuma, que ocupaban grandes extensiones de terreno y estaban rodeadas de jardines.
La distribución de casi todos los edificios prehispánicos se hacía alrededor de patios cuadrados o rectangulares rodeados de banquetas y de vestíbulos que daban acceso a las habitaciones. Los que pertenecían a los personajes más importantes eran de dos pisos.
Los aztecas crearon numerosos modelos escultóricos propios, al principio de forma burda, pero que poco a poco se hicieron más libres y menos rígidos en su trazo y actitud. Los rasgos principales de la grandeza de esta plástica radican en su severidad y en su dramatismo, que refleja el concepto que del mundo tenía este pueblo. Los escultores mostraron una gran habilidad en las concepciones simbólicas y en las realistas. Una figura cargada de símbolos es la de la diosa de la tierra (Coatlicue).
Los relieves aztecas son ejemplos de imágenes realistas: los que reproducen hechos históricos como la Piedra de Tizoc la hacen por medio de figuras simbólicas: los de carácter religioso dan a conocer diversos aspectos de la religión azteca que tiene como centro el culto al Sol, cuyo monumento más señalado es la Piedra del Sol o Calendario Azteca, relieve que muestra en su parte central la imagen del Sol dividida en círculos concéntricos, el signo "4 movimiento" con el rostro del dios del sol, los símbolos de los cuatro "soles" o edades del mundo y de los cuatro puntos cardinales; a esto sigue un anillo con los veinte signos de los días y a su alrededor, de nuevo, un borde ornamental del disco solar circundado por dos grandes serpientes de turquesa, simbolizando que el cielo del día rodea y sostiene al sol.
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ir al índice...Entre las artesanías consideradas como distinguidas se hallaban las formadas por los que trabajaban la pluma (amantecas) y por los que se dedicaban a la orfebrería y la lapidaría. Estos también, a semejanza de los comerciantes, tenían barrios especiales, no labraban la tierra y estaban organizados independientemente.
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ir al índice...La música, a juzgar por los instrumentos, era de ritmo fuerte, pero carecía de tono; por ejemplo, las diversas clases de flautas no tenían escala fija, el tambor de lengüetas (teponaztlí) sólo poseía dos sonidos diferentes y el caracol marino tenía una gama musical muy reducida. Otros instrumentos musicales de los aztecas eran él tambor de cuero (huéhuetl) , los silbatos, las sonajas, los raspadores, etc. Ningún pueblo de la América precolombina llegó a conocer los instrumentos de cuerda. Casi toda la música indígena desapareció o sufrió fuertes modificaciones por influencia europea.
A pesar de la importancia que tuvo la danza también ésta experimentó el influjo extranjero y únicamente en los sitios más apartados se ha podido conservar algo de ella. Sabemos, por las crónicas, que las danzas aztecas eran ejecutadas por grandes conjuntos y acompañadas con cantos; de éstos, sólo algunas letras han sobrevivido. La música y la danza estaban íntimamente relacionadas con la religión. En la mayor parte de las danzas indígenas que hoy conocemos se percibe tina marcada influencia europea, en especial por lo que respecta a la música y al ritmo.
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ir al índice...Cerámica, orfebrería, arte plumario.
La cerámica "azteca" es menos variada en forma y riqueza que la de otros lugares corno Puebla y La Mixteca. En su evolución se distinguen cuatro fases. Los mexicas fabricaban también cerámica policroma hecha con un baño rojo o pintada y adornada con un motivo geométrico en negro y blanco.
Los aztecas trabajaban el oro y la plata, que obtenían de los pueblos sojuzgados. Azcapotzalco era el centro de los orfebres, cuyo dios patrono era Xipe. Hacían repujados en hoja delgadas de oro de formas variadas.
El arte de la incrustación, que parece provenir de los toltecas, era también muy estimado por el pueblo azteca.
Las plumas de ricos coloridos más preciadas para el arte plumario eran traídas por los mercaderes de las regiones tropicales. Cosidas las plumas por la parte del cañón y colocadas unas sobre otras para formar dibujos servían como adorno de trajes y para hacer tocados, divisas y, abanicos. En escudos y bases rígidas componían los aztecas verdaderas pinturas por medio de plumas cortadas y pegadas en papel de amate, que después recortaban arreglando los trozos según el diseño proyectado.
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ir al índice...Para los aztecas, el dios supremo Tonacatecuhtli y su esposa Tonacacihuatl, "señor y señora de nuestra carne", a quienes, por haberlos relacionado con la procreación y el parto, llamaron también Ometecuhtli y Omecihuatl, "señor y señora de una pareja", fueron los creadores del universo, de los dioses y de los hombres. Sin embargo, esta pareja no era propiamente objeto de culto como lo fueron los demás dioses.
Los aztecas creían que las fuerzas de la naturaleza podían ser benéficas o maléficas y que su bienestar estaba supeditado al dominio que lograran tener sobre ellas. Por eso su religión estuvo tan estrechamente ligada a dicha creencia.
Para ellos, el mundo, antes de llegar al momento actual, había pasado por cuatro edades o soles y cada una de esas edades había terminado en un cataclismo. En la primera edad, la tierra había tenido por dios a Tezcatlipoca, pero al transformarse éste en el Sol, vino la oscuridad nocturna y los jaguares devoraron a los hombres. En la segunda, gobernada por el dios Quetzalcóatl, los huracanes y las tempestades acabaron con el mundo y los hombres se convirtieron en monos. En la tercera, reinó el dios Tláloc, una lluvia de fuego terminó con él y los hombres hiciéronse aves. En la cuarta, regida por la diosa Chalchíuhtlicue, la tierra se inundó a causa de un diluvio y los hombres se volvieron peces. A la llegada de los españoles, vivían los aztecas en su quinta edad, bajo la égida de Tonatiuh, y, según su famosa Leyenda de los Soles, los terremotos serían los encargados de acabar con el mundo.
La concepción religiosa azteca dividía al universo en dos mundos: el horizontal y el vertical. El mundo horizontal se extendía hacía afuera y poseía cinco direcciones, que corresponden a los cuatro puntos cardinales y al centro. Cada dirección estaba dominada por divinidades y asociada a ciertas características geográficas o supersticiosas, lo mismo que a determinados colores. El oriente estaba asignado a Tláloc y a Tlahuízcalpantecuhtli (la estrella matutina); el sur a Huitzillopochtli; el occidente a Quetzalcóatl, y el norte a Tezcatlipoca. Los colores ligados a cada una de estas direcciones eran: el rojo para el oriente, el blanco para el occidente, el negro para el norte y el azul para el sur.
El mundo vertical comprendía los paraísos y los infiernos. Había originalmente nueve paraísos que luego se convirtieron en trece y en ellos habitaban los dioses según su jerarquía. A uno de ellos, el de Tláloc, iban los ahogados y los fulminados por el rayo; a otros los guerreros y las mujeres que morían de parto y los demás muertos iban al Míctlan.
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ir al índice...Los dioses venerados por los aztecas eran bastante numerosos. La mayoría de ellos pueden ser clasificados dentro de cinco grupos teniendo en cuenta ciertos rasgos que parecen compartir: dioses mayores o principales, dioses relacionados con la fertilidad, dioses del fuego, dioses planetarios y estelares y dioses de la muerte y de la tierra.
Tres de las deidades más importantes del panteón azteca son consideradas como los dioses mayores: Huitzillopochtli (Colibrí del Sur), dios de la Guerra y deidad tutelar de Tenochtitlan; Tezcatlipoca (Humo espejeante), el dios siempre joven y todopoderoso, patrón de Tetzcoco y Chalco: Quetzalcóatl (Serpiente de plumas de quetzal), dios de la Sabiduría y del Sacerdocio que tenía funciones de creador y era dios del Viento (Ehécatl) y dios del planeta Venus.
Los dioses relacionados con la fertilidad se subdividen en: a) deidades creadoras: Tonacatecuhtli, Ometecuhtlí, Tloque, Nahuaque (el Señor que siempre está cerca) y su esposa Tonacacíhuatl u Omecíhuatl. b) dioses de la fecundidad, por ejemplo, Tlazoltéotl (Diosa de la inmundicia), estimada como Madre Tierra y venerada bajo distintas advocaciones; Chicomecóatl (Siete serpiente), diosa del Maíz; Coatlícue (La de la falda de serpiente) , diosa de la Tierra que estaba asociada con la primavera;' Xochiquétzal (Quetzal florido) , diosa de las Flores: Xochipilli (Príncipe de las Flores) o Macuilxócbitl (Cinco flor), dios del Placer, de las Fiestas y de la Frivolidad; Xipe Tótec (el desollado), dios de las Sementeras y de la Siembra, patrón de los orfebres y c) dioses de la lluvia y de la humedad como Tláloc, el dios de la lluvia con sus ayudantes los Tlaloques: Chalchiuhtlicue (La de la falda de jade), diosa del Agua.
Los dioses del fuego eran Xiuhtecuhtli (Señor del año o de la Turquesa) o Huehuetéotl (Dios Viejo), dios del Fuego y la diosa Chantico, asociada con el hogar y el fuego volcánico.
Entre los dioses planetarios y estelares estaban: el dios solar Tonatiuh (el Sol), estrechamente relacionado con Huitzillopochtli y con Tezcatlipoca; Metztli (la Luna), diosa o dios lunar identificable a veces con Tezcatlipoca; Tlahuizcalpantecuhtli (Dios del Alba), Venus, la estrella de la mañana, que era un aspecto gemelo del de Quetzalcóatl.
De las deidades de la muerte y de la tierra sobresalen Mictlantecuhtli y su esposa Mictecacíhuatl (Señor y Señora de la Región de la Muerte), dioses de la Muerte; Tlaltecuhtli (Señor de la Tierra) , monstruo de la Tierra que personificaba a ésta en contraste con el sol.
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ir al índice...El holocausto de seres humanos fue una de las principales manifestaciones religiosas de los aztecas. Los dioses se habían sacrificado para dar vida al sol; y a fin de que éste brillara siempre, y no se adueñaran las tinieblas del mundo, había que alimentarlo con el líquido preciado de la vida: la sangre. Creían los aztecas que el derramamiento de sangre era la única forma de evitar las catástrofes que constantemente les amenazaban, según suponían.
El sacrificio ritual se llevaba a cabo de muy diversas maneras. La más común era la de extender a la víctima boca arriba sobre la piedra llamada de los sacrificios, y mientras cuatro sacerdotes sujetaban por las extremidades al cautivo, otro le abría el pecho con un cuchillo de pedernal y le sacaba el corazón. También existía lo que denominaron los españoles el sacrificio gladiatorio, que consistía en atar a la víctima a un disco de piedra, de modo que tuviera cierta libertad de movimiento para que, con armas de madera, sostuviera una lucha desigual contra guerreros bien armados, hasta sucumbir a sus golpes. Otras formas de sacrificio eran: arrojar a las víctimas atadas y anestesiadas con yauhtll a un brasero; asaetear a las víctimas para después desollarlas y cubrirse los sacerdotes con su piel; decapitar a mujeres; ahogar a niños como ofrenda a Tláloc.
Los mexicas propiciaban también a los dioses mortificándose a sí mismos con duras penitencias y torturas, como la de mutilarse y atravesarse partes del cuerpo con instrumentos agudos o cortantes. También solían practicar el canibalismo ritual con objeto de adquirir cualidades que no tenían y para participar en una especie de comunión.
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ir al índice...Alimentación del pueblo Azteca.
Por ser entonces el Valle de México una región esencialmente lacustre ofrecía grandes posibilidades para la pesca y para la caza de aves. Los mexicas atrapaban, con ayuda de anzuelos, tridentes y lanzadardos (átlatl) peces diversos y patos; también recogían larvas de batracio, huevos de mosquito y algas. De postes clavados en el fondo del lago colgaban redes que servían de trampa a las aves.
Para la caza de venados, liebres, conejos, etc., y aves terrestres, empleaban el arco y la flecha, la cerbatana y las redes fijas o manuales. Sin embargo, la caza era principalmente una actividad ceremonial y un deporte de nobles entre los aztecas.
La agricultura era la base de la vida económica azteca y el maíz la planta alimenticia por excelencia, cuyo grano preparaban en diversas formas: tortillas, tamales, atoles, etc. Además del maíz, sembraban frijol, calabaza, tomate, chía y huauhtlí. Traían grano de otros lugares para completar el abastecimiento de Tenochtitlan, y de las regiones subtropicales chile, cacao, vainilla, miel, tabaco y otros productos. Del maguey obtenían el pulque y los gusanos que cría dicha planta. Recolectaban plantas y yerbas comestibles, así como frutos silvestres, por ejemplo, tunas de diversas clases. El lago de Tetzcoco les proporcionaba la sal.
Tenían pocos animales domésticos; sólo pavos (guajolotes) y perros; cebaban, para comérselos, los perros de una cierta especie, a los cuales se les suele llamar "perros pelones".
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ir al índice...La capital tenochca era un centro productor muy importante donde se fabricaban, entre otras cosas, tejidos, mosaicos de pluma, orfebrería de oro y plata, artículos que los pochteca se encargaban de difundir hasta regiones tan alejadas como Chiapas y Guatemala. La función de estos comerciantes era no sólo económica, sino política y militar; en ocasiones hacían por sí mismos la guerra o servían al rey, disfrazados, para fines políticos, principalmente el espionaje. Vivían en barrios especiales y poseían deidades, jefes y tribunales propios.
La organización de los mercados interiores (tianguis) era también digna de llamar la atención. Los había cada cinco días en los pueblos pequeños, pero a diario en ciudades como Tenochtitlan, Tetzcoco, Tacuba y Tlatelolco. Aunque predominaba el trueque, ciertas mercaderías como el cacao, las joyas, las mantas, etc., eran admitidas como pago en las compras, realizando así la función de la moneda.
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