Artículo publicados en el diario Síntesis por: Miguel Santiago Reyes Hernández Para
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Publicado en Síntesis el 6 de Marzo del 2001 CORRIGIENDO A MI CORRECTOR Camilo Estrada Luviano Al escribir un artículo, en cada uno de ellos nos enfrentamos a varios problemas. No los enumeraré, porque cada quien mata pulgas como puede, pero para mí, una de las primeras dificultades que tengo que resolver el qué título ponerle al citado artículo que encierra frecuentemente varias ideas. Esto, naturalmente me hace perder valiosos momentos, porque tengo que convertirme en todo un maestro del malabarismo de ideas para lograr en unas pocas palabras dar idea de lo que se desarrollará después. Pero, junto con esto, por si fuera poco, tengo que ir hilvanando las ideas para no sobrepasar con mucho los cuatro mil espacios que me señalan es la extensión en la que tengo que decir lo que quiero expresar. No siempre lo logro con éxito porque las ideas nunca son aisladas, una encadena otra o una desata toda una avalancha que se escapan por el teclado imprimiéndose de manera impertinente y poco ordenada en la pantalla y, claro, cuando se impriman en el papel, rebasarán con mucho la extensión señalada. Esto de la extensión no es una camisa de fuerza, pero debe uno comprender que ni el diario es infinito ni uno tiene lectores fanáticos que lo vayan a soportar diga lo que diga. Con estos dos tópicos señalados es más que suficiente para comprender o por lo menos atisbar que el publicar un artículo uno lo hace no por puro placer, sino porque consideramos, en ocasiones con mucha pretensión, que tenemos algo que decir y, créanmelo no es fácil aunque, definitivamente sí es muy satisfactorio y placentero. Pero cuando uno, por fin logró más o menos salvar estos problemillas y entregamos el artículo con cierta satisfacción y cierta resignación por no haber logrado algo mejor, esperamos con verdadera ansiedad el verlo al día siguiente impreso y cuando nos lo publican tal cual lo entregamos nos quedamos con esa satisfacción y resignación, pero cuando, ya una vez entregado encontramos algún error, esperamos que el ángel de la guarda lo corrija y si sucede eso lo agradecemos pero no tenemos a quien darle las gracias. Muy diferente es cuando ese ángel de la guarda nos corrige de tal manera que se pierde toda relación con el título y el contenido o cuando nos publican la segunda o tercera parte antes que la primera o la segunda, entonces pensamos no en el acomedido que trató de hacernos un favor, sino en lo posibles lectores, porque todos estamos bien creídos de que alguien nos leerá, y, créanmelo, no renegamos contra el ofrecido corrector, pero no nos gusta que eso haya sucedido. El artículo de ayer, usamos en el segundo lugar un sujeto compuesto por lo que tenía que llevar una conjunción "Y" y por supuesto la conjunción del título era "E" para evitar la cacofonía, pero mi buen corrector no le pareció bien eso, no le sonó bien y que loe agrega una "D" a la "E" y así el título PRD, OPRIMIDOS Y EXPLOTADOS E IZQUIERDA lo convirtió en PRD, OPRIMIDOS Y EXPLOTADOS DE IZQUIERDA como si todos los oprimidos y explotados fueran de izquierda y no existiera ni la enajenación ni la lumpenización que son consustanciales al capitalismo en el que mal vivimos. La enajención es resultado de la apropiación privada de los medios de producción que hace que la producción sea cada vez más social y, por lo tanto, el obrero no ni tenga la menor idea de lo que está haciendo. El solamente tiene que hacer aquello que constantemente aumente la productividad que se traducirá en mayores ganancias para su patrón. A su vez este constante aumento de la productividad genera constantemente desempleo que llegará el momento que la ampliación de la planta productiva no logrará absorver y así surgirá la superpoblación relativa de donde una parte inevitablemente será degradada en grado superlativo. Esto se conoce como lumpenproletariado. Pero todos tienen que comer y vestirse y satisface otras necesidades ineludibles y si no tienen trabajo en el sistema se ocupan en donde puedan y esto puede ser en los órganos represivos del estado y si así sucede nunca de los nunca podríamos hablar de oprimidos y explotados de izquierda. Estoy seguro que esta contribución que me hizo mi corrector no fue de mala fe y eso me conforta pero, por otro lado, me obliga a darle una explicación a mis lectores, que creo tengo. Ojalá así sea. |