CON AMALIA GARCIA PARA QUÉ QUIERE MÁS LA IZQUIERDA

Camilo Estrada Luviano

Esta señora no debió haber salido de su casa particular donde debería estar atendiendo sus asuntos personales y familiares porque su capacidad no le da para más y no es que sea tonta, en absoluto, lo que pasa es que, a pesar de que militó en el PCM o quizá sea precisamente por eso, sus opiniones no traducen en absoluto el resultado de un análisis objetivo sino, al contrario, están tintos de voluntarismo. La presidenta del PRD expresó recientemente: "Es urgente que el gobierno de Fox tenga un punto de vista único, una unidad de criterios que refleje coherencia y dé confianza y certeza, porque de lo contrario sólo se genera desconcierto ante un tema que es importante para el país como el conflicto en Chiapas" (La Jornada, 31/I/01). La presidenta del PRD, partido que se define de izquierda, no puede ser destituida ni renunciada porque sus estatutos, que aprobaron las tribus que lo conforman, simplemente no contemplan esa situación, así que la o el presidente del PRD de hecho, por ese hecho, es el PRD: el partido soy yo y la compañera Amalia es consecuente, es incapaz de aceptar o siquiera de imaginarse que existen las clases sociales y que en ellas, en su interior, puede haber diferencias y contradicciones y también es más que incapaz de siquiera pensar que la lucha de clases existe, quiérase o no y, por lo tanto, el presidente de la república representa y debe, sobre todas las cosas, defender los intereses de los poderosos y no, nunca, los intereses de todos los habitantes del país, pues no somos iguales todos: unos, los mucho menos, dominan y otros, la inmensa mayoría de los mexicanos, sufrimos de una manera u otra tal dominación.

Precisamente por esto, es un dislate pedirle a Fox que su gobierno tenga un punto de vista único. Él representa los intereses de los capitalistas todos, pero principalmente de los grandes capitales que ineludiblemente se encuentran ligados al extranjero y a lo más ferozmente expoliador y, por ende, lo más atrasado dentro del sistema capitalista. Eso de pensar que los políticos deben ser imparciales y pensar en todo el pueblo es como creer que no tienen ombligo, como los ángeles. Los políticos son representantes de las clases sociales, defienden los intereses de la que los puso a dirigir. Por supuesto, para poder seguir beneficiándose de las relaciones sociales imperantes se tiene que luchar por medios pacíficos, para no llegar a la confrontación directa, pero los que en nada o casi nada de benefician de ello, pueden en ciertos momentos llegar a la confrontación directa por distintos medios y con diferentes métodos y cuando esto sucede entonces los más conspicuos y radicales representantes de los dominadores y explotadores hablan fuerte y amenazan aún más fuerte. Esto es lo han estado haciendo, en referencia al problema de Chiapas, el hacendado decimonónico y capitalista moderno Diego Fernández de Ceballos; el rancio ricachón pueblerino, expresidente del PAN Felipe Calderón Hinojosa y el patológicamente ignaro, intolerante y represivo gobernador de Querétaro Ignacio Loyola Vera que, parece ser que se sintió metamorfoseado en su homónimo fundador de una orden religiosa para luchar contra los protestantes, nada más que perdió sus puntos de referencia. Fox lo entiende a la perfección cuando a pregunta expresa de Carmen Aristegui respecto a su opinión sobre el tipo de voces de los duros él le contesta: "No es atribuible eso a nosotros" (Sistema Internet de la Presidencia de la República, entrevista concedida el 31/I/01).

Lo entiende Fox, al que consideran de pocas luces, pero que vemos que al lado de la inamovible presidenta del PRD, Amalia García Medina, quien se declara de izquierda y que militó en el Partido Comunista Mexicano, definitivamente el Presidente de la República le gana con varios cuerpos. Y que conste. La compañera Amalia abrevó en las fuentes del marxismo leninismo y, en cambio Fox y Quesada aprendió viendo las nubes de su pueblito guanajuatense.

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