UN JOVEN EN MONTELLANO, CRÓNICA DE
UNA MUERTE ANUNCIADA
Por Juan Carlos Biedma Moreno.
Ser un joven en Montellano tiene un significado personal, social y
político muy poco definido y de perspectiva casi inexistente. Desde el
punto de vista laboral el joven montellanero tiene tres opciones. La
primera opción es realizar simplemente unos estudios primarios, lo cual
lo condiciona a realizar trabajos esporádicos en el medio rural, en las
casi inexistentes empresas montellaneras como personal no cualificado,
normalmente sin contrato ni alta y mal remunerado. Al haber pocas empresas,
algunos optan por crear una, pero si no se dispone de alguien que la
financie (familia, amigos, etc.), resulta casi imposible, pues el
presupuesto en estos casos supera las posibilidades del emprendedor.
Como desde el equipo de gobierno del Ayuntamiento no se ha creado una
infraestructura con respecto a la creación de puestos de trabajo
(creación de zona industrial, cesión de terrenos, venta de terrenos y
naves con características económicas accesibles al joven, reclamo de
empresas ofreciendo ventajas a las que instalen aquí, etc.,), la mayoría
de los jóvenes opta por una segunda opción: emigrar de Montellano o
aceptar la humillación del sistema implantado por el grupo de gobierno
del PSOE de Montellano, que es el que tiene el poder absoluto para “dar
y quitar”, para señalar a dedo “tú si y tú no”, ese bien tan escaso que
es el trabajo. Pero esto entraña una usurpación de su libertad política
(si eres de los míos, todo lo que quieras, si no te defines o no vas con
nuestro sistema, te hundo).
Una tercera opción es la realizar unos estudios superiores, que
permitan acceder a trabajos de dirección, gestión, etc. Pero siendo en
Montellano casi inexistente el número de empresas y nula la colaboración
y el enfoque del equipo de gobierno del PSOE de Montellano en la creación
de infraestructuras y posibilidades de autodesarrollo, optan por buscar
empleo fuera de Montellano o como anteriormente he desarrollado, aceptar
(hay también excepciones) la humillación del sistema implantado por el
grupo de gobierno.
De todo lo anterior deducimos que solo existen dos posibilidades para
el joven montellanero: emigrar a pueblos o ciudades donde se ofrezcan
perspectivas de trabajo o adaptarse al sistema implantado por el poder
local, lo que acarrea una frustración social y política del joven, que
se ve forzado a doblegarse social y políticamente ante un futuro laboral
incierto y aterrador.
La existencia casi nula de empresas en Montellano no se debe a un
hecho casual o fortuito, sino a la gestión política de un equipo de
gobierno escondido tras las siglas del socialismo, que durante 20 años
ha intentado y conseguido manipular a un pueblo en lo más digno que posee
cualquier persona: el trabajo, para satisfacer beneficios personales y no
pocas vanidades.
La máxima de éstos señores ha sido: mientras no exista trabajo, tienen
que venir a pedírmelo: "Mira Cristóbal, que llevo más de dos meses sin
trabajar, a ver si me buscas algo por donde sea", "ven mañana a ver si
puedo hacer algo por ti", "mira, he hecho todo lo posible, y te he
conseguido 15 días, pero no se lo digas a nadie, que esto lo hago por ti".
Una persona que tiene trabajo es una persona libre socialmente y sobre
todo políticamente, al no depender de nadie; si se carece de trabajo y
además se tienen cargas familiares, se pierde la libertad y hay que
humillarse al sistema implantado por el equipo de gobierno del PSOE de
Montellano.
Los jóvenes de Montellano necesitamos que se invierta, se trabaje, se
decida para ofrecernos un futuro laboral, en vez de gastar el dinero
público en obras faraónicas que desbordan el presupuesto del pueblo,
como por ejemplo el nuevo recinto ferial, que debido a la pequeñez y
situación exige una continua y monstruosa inversión, hipotencando día a
día nuestro futuro.
Con este artículo he querido romper una lanza en favor de los jóvenes,
que como yo necesitan un futuro. Hay en el pueblo otras alternativas
políticas y es necesario un cambio. El grupo Izquierda Unida de
Montellano puede ser el principio de una solución.
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