Medidas

 
Las más necesarias se basan en la integración de la gestión del suelo. Es necesario aumentar su permeabilidad y la cantidad de agua disponible en el estrato donde se hallan las raíces. 

También tiene que incrementarse el aprovechamiento del agua disponible, reduciendo al mínimo todas las pérdidas improductivas. El propósito es llegar a la máxima producción por unidad de agua, en vez de de por unidad de tierra. 

Los modelos de desarrollo del pasado, en los que se daba por hecho el suministro abundante, tendrán que modificarse. 

La falta de agua restringirá la mayoría de las actividades de la sociedad dependientes de ella. Los países con escasez tendrán que aprovechar los recursos de los que estén bien provistos, como la energía solar. 

Hay que cambiar la estrategia: ¿cómo podemos aprovechar mejor la cantidad disponible? Se trata de elegir un modelo de desarrollo que contemple el ahorro de agua. Las inversiones deben encauzarse hacia actividades productivas que no dependan de una gran cantidad de agua. 

La producción de energías no contaminantes debe convertirse en un recurso importante para el desarrollo, y el manejo cuidadoso de los residuos tiene que llegar a ser una cuestión primordial. 

Las organizaciones políticas internacionales para preservar el agua mundial y prevenir los conflictos deben combinar la diplomacia con la planificación económica, los adelantos tecnológicos, la gestión y la financiación; se debe hacer, pues, un esfuerzo integrado de gestión y mantenimiento. 
 

Se necesitan proyectos a gran escala para transportar el agua de los sitios donde abunda a los lugares donde escasea. Pero, además, deben encontrarse fórmulas eficaces y rentables para explotar nuevas fuentes hídricas, p.ej., la desalinización del agua marina y la purificación del agua contaminada. Una buena gestión del agua comienza con la mejora del uso de la tierra y de las cuencas. Un aspecto importante es recoger el agua que se pierde, especialmente la de las lluvias torrenciales que producen erosión, corrimientos de tierra y efectos similares. La creación de una cobertura vegetal adecuada, sistemas de irrigación y pequeños estanques interconectados posibilita el almacenamiento de agua en previsión de estaciones secas y previene la erosión. Otro aspecto es es la racionalización del tratamiento del agua, reciclando cuando sea posible y siempre intentando evitar el desaprovechamiento. 

En ecosistemas desérticos o semidesérticos -donde la combinación de un clima seco, el agotamiento del suelo y la deforestación ha agravado la malnutrición de una población en crecimiento-, los sistemas de irrigación pueden rediseñarse para proporcionar a las plantas exactamente la cantidad de agua, sin inundar el suelo, como el uso de la irrigación por goteo informatizada, utilizando detectores de humedad bajo el suelo para reducir el gasto de agua al mínimo necesario para la producción óptima. Junto a los sistemas de irrigación por aspersión (gota a gota, pulverizadores...), mucho más eficaces que la irrigación de superficie, existe también la irrigación subterránea, que reduce las pérdidas por evaporación, mantienen el aspecto seco del suelo, dan menos trabajo, reducen los daños que causan a los conductos de plástico las radiaciones... 

En el mundo industrial, habría que atender a la purificación del agua usada para aprovecharla en otros usos y crear ciclos cerrados donde el agua utilizada se recupere en el mismo proceso industrial. 

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