En todas partes del país, hasta en la aldea más pequeña, la policía política abre mazmorras improvisadas, y el hacinamiento y las condiciones son de una dureza sin precedentes: hasta 300 detenidos en una celda de 100 m2.; raciones alimenticias de hambre, agotamiento por el trabajo; disciplina inhumana, con violencias físicas constantes, torturas variadas y sádicas. Las revueltas terminan en masacres: varios miles de los 20 mil prisioneros de los campos petrolíferos de Yanchang son ejecutados; en 1949, un millar de los 5 mil amotinados de un depósito forestal son enterrados vivos...
A partir de 1950 se inicia la campaña para la "eliminación de los elementos contrarrevolucionarios" y se desencadena una represión que hasta 1957 produce unos 800 mil muertos.
En 1958 Mao proclamó "el gran salto adelante": abrió
un nuevo frente, el de las "comunas del pueblo", en donde se unían
la actividad agraria, industrial, familiar y militar, y el salario igualitario.
Entre 1959-1961 se produjeron entre 20 y 43 millones de muertos, víctimas
de una hambruna provocada en su totalidad por los proyectos aberrantes
de Mao, incluso negándose a reconocer su error político aceptando
que se tomasen medidas contra sus desastrosos efectos.
La política de requisa forzosa y acumulación del arroz
por parte del régimen totalitario, sin que la mayoría de
los campesinos chinos se vean después compensados, provoca pues
la citada hambruna. En 1959 -al contrario de dos años antes-, se
produce un descenso de los ingresos estatales de cereales; se culpa a los
campesinos, "que esconden el grano". En otoño, contra el conjunto
de los habitantes rurales se desencadena una ofensiva de estilo militar:
por lo menos 10 mil campesinos son encarcelados, y muchos morirán
entonces de hambre. Se ordena romper todos los utensilios de cocina de
los particulares, para impedir de este modo la autoalimentación,
incluso se prohibe hacer fuego, además de torturas sistemáticas
a millones de detenidos (a algunos con hierro candente); niños muertos,
puestos a hervir, luego utilizados como abono; enterramientos en vida...
La mortalidad por hambre supera el 50% en ciertos pueblos; son numerosos
los casos de canibalismo, en particular a través de permutas donde
se intercambian los niños para comerlos.
Miles de hambrientos intentan comer caldos de hierbas, de cortezas
o de hojas de árbol... A esto se añade una mayor sensibilidad
a las enfermedades e infecciones, lo cual multiplica la mortalidad, y la
casi incapacidad de las mujeres agotadas para concebir o dar a luz a niños.
En algunos casos, individuos desesperados se veían obligados a buscar
granos de maíz no digeridos en los excrementos de los caballos,
y gusanos en las boñigas de las vacas. O a mezclar harina con pasta
de papel para la confección del pan, o el plancton de las marismas
con el caldo de arroz, ocasionando espantosos restreñimientos y
muertes.
En 1966 Mao puso en marcha la "gran revolución cultural proletaria",
impulsada por un sector del PC y de la guardia roja. La represión
llevada a cabo entre 1966-1976 provocó casi un millón de
muertos. Los primeros en empezar fueron los jóvenes guardias rojos,
muchos de ellos estudiantes, que se alzaron incluso contra sus propios
profesores, a quienes humillaban e incluso asesinaban; algunos guardias
hasta se hicieron servir carne humana en la cantina o se comían
los órganos de los ajusticiados.
Visceralmente antiintelectuales, estudiantes comunistas sádicos
y fanáticos obligan a profesores, técnicos, científicos,
escritores, artistas, etc., a hacer durante horas el "avión", hasta
el agotamiento, mientras los insultan; les hacen desfilar por las calles,
con orejas de burro, mientras los golpean. Algunos mueren por esa causa,
otros se suicidan.
Muchos templos budistas son destruidos, manuscritos antiguos quemados,
decorados y trajes de la Ópera son quemados, la Gran Muralla es
destruida en parte, se incrementa la xenofobia, está mal visto que
la gente plante flores en los propios jardines, se les corta por la fuerza
a quienes llevan el pelo largo o engominado, se destrozan los pantalones
apretados, se arrancan los tacones altos, se detienen a los transeúntes
para obligarles a recitar una cita de Mao...
Paradójicamente, cuando Mao ve que la Revolución Cultural está perjudicando al país y envolviéndolo en un caos, ordena al ejército que actúe contra los fanáticos jóvenes guardias, ocasionando con ello una guerra civil larvada. La segunda mitad de 1968 está marcada por el control generalizado que logra el ejército y las milicias a las órdenes del partido, por la disolución de los guardias, por el envío de millones (más de 5 hasta 1970) de aquellos jóvenes a centros de rehabilitación semicarcelarios. A los que se rebelan se les ejecuta en masa. La China de 1969 y de los años siguientes está sembrada de violencias, de campañas, de consignas...
El comunismo en China ocasionó de 6 a 10 millones de víctimas
directas, incluidos miles de tibetanos (unos 800 mil). Además, decenas
de millones de los llamados contrarrevolucionarios pasaron un largo período
de su vida en el sistema penitenciario (laogai) y tal vez 20 millones
murieron sufriéndolo, de los 50 millones de individuos que hasta
mediados de los años ochenta estuvieron presos.
El genocidio social y étnico en China se calcula en unos
60 millones de muertos.