Opiniones

En el Chile actual existen básicamente, dos tipos de amnesia. La primera la llamaremos el olvido cómplice, y la segunda el olvido del ambicioso.

El primer tipo es el que sufren los sectores políticos y económicos de nuestro país que participaron o apoyaron el golpe y el terrorismo de estado acaecido en los tiempos de la dictadura militar. Los grandes empresarios que vieron en el gobierno popular una amenaza para sus sucias practicas de explotación y lucro. También los grandes latifundistas, acostumbrados a vivir del trabajo del campesino, no pudieron tolerar siquiera la posibilidad de tener que trabajar con sus propias manos para vivir y desesperados, tras noches de insomnios, hacían planes para exterminar el cáncer marxista. Los burócratas por excelencia, esos personajes que creen que un mandato divino los hizo administradores de los recursos del país (me refiero a los de la flechita), los que idas antes del golpe pedían a las FFAA que se pronunciaran, creyendo cándidamente que una vez perpetrada la traición, serian ellos los que tomarían el timón de la nación.

Todos ellos, sin excepción, ahora nos piden que miremos hacia el futuro, que no nos quedemos entrampados en el pasado, pero solo es un sucio argumento para no quedar en la historia como cómplices de homicidio.

El segundo tipo es aún mas grave. Esta forma de amnesia afecta a los sectores que lucharon por el gobierno popular, que creyeron en el socialismo como el fin de la injusticia social, que siguieron a Salvador Allende en su lucha por una sociedad mejor, y que ahora, mantienen el poder político a costa de transar lo fundamental y se llaman renovados, lo que significa, lisa y llanamente defensores de la injusticia neoliberal.

Ahora los podemos ver como altos ejecutivos de empresas usureras o como ministros que venden hasta el derecho de transitar por la calle. Su olvido es consecuencia de la ambición de poder y son capaces hasta de darle la mano (literalmente) al tirano para demostrarle que ya no son peligrosos, que ya no atentaran contra la propiedad privada, y así obtener su permiso para gobernar. Nosotros, los comunistas no olvidamos, exigimos que se haga justicia, que se paguen los crímenes cometidos, que las penas carcelarias de los militares se cumplan en cárceles normales para criminales, y no en una cárcel de cinco estrellas como Punta Peuco. Levantamos nuestra voz, nuestras canciones y banderas para aunar voluntades, y con la razón que nos da la historia, construir una alternativa de IZQUIERDA, que tenga como norte la REVOLUCIÓN SOCIALISTA.