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Artemia, diferentes formas de cultivo para diferentes necesidades.

Autores: Miguel Angel Saiz y José L. Blanco.


Las artemias son unos pequeños crustáceos muy utilizados en la alimentación de peces, son muy apropiados tanto por su valor nutritivo como por su facilidad de producción. Es un animal cosmopolita que se encuentra tanto en zonas costeras como en aguas continentales siempre que estas sean saladas; efectivamente, en la naturaleza se desarrolla mejor en aguas hipersalinas (más salinidad que la del agua de mar, unos 35 gr. por litro) en las que encuentra pocos competidores por el alimento y casi ningún depredador, en estas condiciones pueden desarrollarse sus poblaciones hasta alcanzar una densidad tal que literalmente tiñen el agua con su color (a veces rojo, rosado o incluso verdoso).

En la acuariofilia son muy utilizadas sus larvas (nauplios de 0'45 mm) vivas como alimento para los alevines pues tienen bastantes ventajas, la primera y fundamental, como hemos dicho antes, es su alto contenido proteínico, en torno al 65%; otra ventaja es que su movimiento errático y nada temeroso la hacen una presa fácil para los inexpertos alevines; además y esta es muy importante, al provenir de un medio salino no es un vector adecuado para la transmisión de enfemedades en peces de agua dulce.

Pero sobre todo la facilidad con la que se puede "fabricar" en casa es donde encuentra su principal ventaja. Para ello, primero hemos de conseguir los "huevos" (que no son tales sino quistes recubiertos de un grueso corion), estos suelen venderse en las tiendas del ramo en dos formatos, secos o descapsulados en una suspensión líquida. La primera presentación es más barata pero también ofrece una menor tasa de eclosión y sobre todo que además de los nauplios de artemia , algunos alevines también comerán los restos de las capsulas protectoras que no hayamos separado y que pueden provocar problemas gástricos en algunas especies de peces.

Una vez conseguidos estos, y según nuestras necesidades en cuanto a cantidad, podríamos cultivar de manera doméstica estos animales de tres maneras diferentes.

La primera y más sencilla es llenar un plato o una fuente baja con agua con aproximadamente 1 cm de altura, añadir un poco de sal y dispersar unos pocos huevos sin que se amontonen y esperar un 24-36 horas (a unos 25ºC), cuando veamos unos animalillos moviéndose, podríamos succionarlos con una pequeña jeringuilla, filtrarlos con un trozo de pañuelo y añadir el contenido de éste al agua del acuario de cría donde estén los alevines.

Sin embargo este método es de muy poca productividad, sobre todo habida cuenta que los alevines son amenudo muy voraces y que necesitan mucha más comida en comparación que sus progenitores adultos, si necesitamos una mayor cantidad o simplemente asegurar el suministro de artemias, bastaría preparar un bote con agua del mismo acuario (agua sin cloro) a la que se le añade un poco de sal (una cucharada sopera de sal de cocina no yodada por litro de agua bastará) y poner una pequeña cantidad de quistes, agitar un poco y poner un pequeño difusor de aire que agite el agua pues los quistes que vayan al fondo apenas se desarrollarán. Algunos aficionados introducen este bote flotando dentro del acuario para que mantenga una temperatura adecuada, pues es necesaria para la eclosión temperaturas superiores a 22ºC (según cepas de origen). A las 24 horas más o menos, veremos al trasluz unas pequeñas formas anaranjadas que son los nauplios vivos de las artemias. Es necesario dar cuanto antes a nuestros pequeños peces estos nauplios para que sean verdaderamente alimenticios. Para ello sacaremos el bote del acuario, pararemos la aireación, lo cubriremos con una cartulina a la que habremos practicado un agujero por el que pasará la luz y esperaremos unos minutos, las larvas se desplazarán hacia la luz (fototropismo positivo) y es entonces cuando introduciremos en medio de esta nube de nauplios un pequeño tubo con el que sifonaremos los nauplios cuidando de no arrastrar también  los quistes no eclosionados que se habrán depositado en el fondo y las conchas vacías que flotarán en la superficie. El líquido extraido lo pasaremos por un fino tamiz (un simple pañuelo) que se teñirá ligeramente de rojo. Cuando hayamos terminado mojaremos esta cara del pañuelo en el acuario de los alevines, estos se verán inmediatamente atraidos por estos minúsculos animalillos a los que identificarán prontamente con sus presas preferidas. Los nauplios de artemia viven algunas horas en agua dulce por lo que aquellos que no sean inmediatamente ingeridos pueden dejarse hasta que sean consumidos, esto nos ayudará a fijar la "dosis" de huevos que necesitaremos diariamente para mantener nuestro cultivo.

A una escala superior en cuanto a fiabilidad y constancia en la producción sería este criadero en miniatura cuya idea general vimos en una antigua revista francesa. Hay que tener en cuenta que según la cantidad de peces que tengamos y la voracidad de los mismos necesitaremos una mayor fuente de suministro. Este método trata de tres botellas (o más según nuestra necesidad) invertidas puestas al lado una de la otra y sujetas mediante una "estantería" hecha a medida, tal vez sea más fácil la explicación si echamos un simple vistazo a la siguiente figura:

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La construcción es súmamente fácil, no necesitando de ninguna "pericia" manual especial y habremos de tener encuenta que está diseñada para ser colgada de la pared no ocupando apenas sitio. El único defecto que le encontramos es su falta de control de temperatura para lo que deberíamos de contar su instalación en habitaciones calefactadas o al menos en lugares cercanos a una fuente de calor; en nuestro caso mantenemos en marcha este aparato en los meses cuya temperatura es más benigna (de abril a septiembre) fechas que coinciden con la máxima frecuencia de reproducciones de peces.

Como vemos en el siguiente croquis, necesitaremos cuatro tablas de aglomerado, melaminado en blanco (creemos es lo más práctico) cuyas medidas en centímetros también se adjuntan. La lista de materiales se complementan con algunos tornillos "roscachapa" unas gomas elásticas, unos metros de tubo conductor de aire, unas llaves de paso y al menos cuatro pequeñas escuadras para ensamblar y sujetar en su sitio las diferentes tablas.

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Pararelamente, (ver figura siguiente) prepararemos tres botellas de refresco de dos litros de capacidad, De cada una, separaremos el tapón y taladraremos éste con dos agujeros hechos con una broca o barrena de 5 mm, pasaremos y pegaremos cualquier tubo rígido para acoplar luego un tubo flexible "standard" de los usados en acuariofilia; podemos utilizar para este fín el acople de un difusor viejo que ya no utilicemos. Cuando esté bien seco volvemos a roscar y ya montamos el conjunto "botella-tapón".

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Finalmente fijamos a la pared nuestra estantería e introducimos las botellas "boca abajo" en los agujeros de la base a tal fin, las fijamos con las gomas elásticas y acoplamos los tubos flexibles y llaves, teniendo en cuenta que cada botella dispone de una entrada regulada de aire y una salida para cuando queramos "cosechar" el interior. Solo resta llenar de agua, añadir la sal, regular el burbujeo y tendremos una pequeña "estacion de cultivo" cuyas botellas pueden ir alternándose para obtener un constante suministro de artemias que harán de nuestros alevines unos peces fuertes y vigorosos. Tal vez la máxima ventaja de este sistema reside en que una vez montado la manipulación es mínima y su comodidad máxima. Además este montaje puede ser utilizado para producir otros alimentos como daphnia (pulga de agua dulce) e incluso como incubador artificial de huevos de los cíclidos africanos llamados "incubadores bucales" como los del Tanganika o Malawi.

 

Unas notas finales:

La tasa de eclosión aumenta si tras la inmersión en agua de los quistes se exponen a una fuerte luz (atención al calentamiento) durante al menos tres horas.

Algunas cepas aumentan su viavilidad y también su contenido nutritivo si son incubadas a una salinidad inferior a la del mar (hasta 6 gr/litro), debería de hacer diferentes pruebas jugando con la salinidad y la temperatura hasta obtener los resultados más satisfactorios para usted.

La temperatura óptima de mantenimiento está entre 18ºC y 30ºC, la de eclosión entorno a 25ºC pero esto puede variar en función del origen de los quistes.

Si usted necesita nauplios de artemia menores (para alevines muy pequeños), escoja la calidad de huevos denominada "A", si los necesita mayores los "C".

Los quistes descapsulados necesitan una agitación del medio mayor, pues tienden a sedimentarse con más facilidad.

Existe un completo FAQ (Preguntas Más Frecuentes) sobre artemia circulando por internet bastante bueno pero en inglés, como las direcciones electrónicas cambian a menudo es mejor encontrarlo mediante algún "buscador" de información tipo Altavista, Google o similar.

 

© Miguel A. Saiz y José L. Blanco, 07/1999.

 

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