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Sinónimos: Cichlasoma managuense, Heros managuense, Herichthys managuense, Parachromis gulosus.
Por: José L. Blanco.
El cíclido jaguar, es un pez originario de la vertiente Atlántica Centroamericana, desde el río Ulua en Honduras hasta la cuenca del río Matina en Costa Rica aunque por su tamaño y buen sabor ha sido introducido en otras localidades incluyendo la vertiente pacífica Centroamericana.
Parachromis managuense, adulto. |
Es un pez de boca grande, típico depredador ictiófago, con la mandíbula inferior prominente. El iris es de color cobrizo , el cuerpo y las aletas moteadas de negro sobre un fondo variable pardo verdoso con flancos dorados y/o rojizos. El vientre suele virar hacia el amarillo. Además del moteado aparece con claridad una banda negra desde el ojo hasta la cola por la zona media. Su tamaño se aproxima a los 30 cm (en acuario).
En la naturaleza se le encuentra en aguas lentas o estancadas a muy poca altitud (entre 0 y 45 m. s.n.m.), se refugia bajo la maleza litoral o entre piedras y troncos esperando a sus presas que, al menos, cuando adultos se componen fundamentalmente de pequeños peces y algunos crustáceos.
Aprovechando un viaje de Juan Miguel Artigas a España durante el mes de diciembre de 1998, éste tuvo la amabilidad de traerme 9 crías de Parachromis managense F1 (1ª generación proveniente de peces salvajes) que rápidamente acondicioné en un pequeño acuario de 100 litros, la verdad que no hubo problema para su aclimatación, pues al día siguiente por la mañana ya se alimentában ávidamente de artemia congelada.
De juveniles son unos peces "graciosos", con sus desmesuradas bocas solo comparables a su apetito, recuerdo que comían de todo, desde comida seca en escamas y pellets hasta croquetas para gatos; alguna vez, cuando volvía del campo, traía Gambusia holbrooki, un pequeño pez americano introducido en nuestra geografía y que era rápidamente consumida por la noche hasta que a la mañana siguiente me encontraba el acuario despoblado y con unos pequeños managuenses rollizos con el abdomen muy, muy hinchado.
Parachromis managuense, juvenil. |
Con frecuentes cambios de agua fueron creciendo rápidamente y sin ninguna baja hasta los 10 cm por lo que una mañana decidí cambiarlos a un acuario de 600 litros donde por fín pudieron desarrollar su comportamiento "a sus anchas".
Este acuario de 200 X 60 X 50 cm tiene un substrato de grava gruesa (±1 cm) con una altura de tan solo 1 cm, la filtración está a cargo de un filtro mixto de esponjas (mecánico) y canutillos (como biológico) de vidrio sinterizado Siporax () movidos por una bomba de 1.200 l/h; aparte tengo un filtro de "lodos" hecho con un tubo de metacrilato de 80 cm de alto por 12 de diámetro relleno de arena silícea hasta una tercera parte, lo mueve una bomba de 600 l/h. Complementa el movimiento del agua del acuario un cabezal de 1200 l/h. situado en la otra esquina del acuario.
La decoración se basa en algunas grandes piedras, un par de cepas de vid convenientemente envejecidas y un papel sobre el vidrio trasero representando troncos y raíces. La iluminación consta de 4 tubos fluorescentes de 30 W cada uno, el fotoperíodo lo varío, según la época del año, entre 15 h en verano y 8 en invierno. La calefacción está asegurada por dos termocalentadores de 300 W que no dejan que la temperatura baje de 22ºC. Durante el verano la temperatura llega de forma natural con facilidad a los 30ºC.
Los parámetros químicos del agua son muy constantes habida cuenta de la frecuencia con que cambio el agua; en verano, cuando el agua de la cañería está templada cambio hasta un 50% semanal, en invierno reduzco hasta un 10% durante el mismo período. Suelo mantener, con pocas excepciones, peces que se adapten aproximadamente a los parámetros del agua de mi ciudad por lo que normalmente los cíclidos Centroamericanos se desarrollan bien en mis acuarios; Ph 7.8, Dh 20, Kh 5-8º este último a veces un poco bajo para algunas especies, pero en fín...¡nada es perfecto! Se comprende fácilmente que debido a la filtración biológica los amoníacos y nitritos son casi inexistentes y por la tasa de renovación del agua los nitratos son bastante bajos, las pocas veces que he medido este parámetro antes de un cambio de agua no superó nunca los 10 ppm.
Como compañeros de acuario, al principio tenía algunos Nandopsis salvini y Amphilophus citrinellus aunque poco después, cuando fueron madurando los managuenses, los descarté al prepararme para su reproducción. Al principio dejé los 9 peces para que ellos mismos eligieran pareja, aproximadamente con 15 cm ya se notaban los primeros "escarceos" que dejaban paso a un cortejo típico en otros cíclidos: Un gran macho delimita un territorio y poco a poco solo deja entrar a una hembra, ésta durante varios días no parecía muy interesada en el lugar elegido por el macho, pero finalmente se fijaron en el interior de un cono de barro tumbado bajo una cepa de vid. Aquí empezaron con los típicos "temblores" por ambas partes frente a su cónyuge además de golpearse de forma más o menos suave.
Las inmediaciones fueron limpiadas de grava dejando el cristal de la base del acuario al descubierto. En este momento puse una separación de policarbonato semitransparente donde los demas peces hubieron de contentarse con un volumen de tan solo 200 l. Esta separación fue muy conveniente ya que la pareja derramaba sus "iras" contra las siluetas de los demás; claro está, sin dañarlos en absoluto. También quisiera comentar que tal vez esta separación translúcida contribuyó a asegurar el vínculo de pareja imprescindible para una buena crianza de los futuros alevines.
La primera puesta empezó una tarde y continuó durante la mañana del siguiente día. El número de huevos fue muy grande, calculé que serían, a pesar de que eran peces no totalmente desarrollados (20 cm) y siendo su primera vez, de unos 2.000; las paredes internas del cono estaban repletas y aún tuvieron que utilizar parte del cristal del fondo como substrato de puesta. La temperatura era de 28ºC y no había habido un cambio previo de agua ni una bajada de presión atmosférica patente. Posteriormente comprobé que, al menos esta pareja, no necesitaba de ningún estímulo especial, haciendo puestas después de solo algunos días de la desaparición de los alevines de la anterior camada.
Parachromis managuense, incubando su puesta. |
Los huevos no tardaron en eclosionar y era todo un espectáculo tener a esos miles de pececillos nadando torpemente con su gran saco de vitelo mientras los padres, ambos, pero especialmente la hembra los recogían pacientemente para tenerlos agrupados. Durante esta fase inicial el macho arremetía muchas veces contra la separación de policarbonato en cuanto veía alguna silueta reflejada en la misma, a veces era ayudado por la hembra y varias veces me encontré dicha lámina descolocada a pesar de mis precauciones.
A los pocos días los alevines absorbieron sus reservas y tuve que plantearme aportar comida para la progenie de mis "managuenses", como era inviable, dado su número, alimentarlos con nauplios de artemia, opté por darles comida para alevines en polvo, que por cierto, aceptaron muy bien. También tuve la precaución (esta primera vez) de sacar unos 50 alevines a un acuario de 20 litros ya que las contínuas peleas de sus padres contra la separación del acuario me hacía temer por la suerte de los alevines. Esta precaución se volvió inútil ya que los pececillos fueron creciendo a buen ritmo.
Parachromis managuense, eclosión y cuidados. |
Los cuidados parentales no duran en esta especie mucho tiempo, al cabo de tres semanas se veía a los padres, sobre todo al macho, perder interés en su progenie y prepararse para una nueva puesta, aunque nunca canibalizaron sobre sus crías, normalmente, solía separarlos para así dejar a los padres sacar adelante una nueva generación.
La cosa se "complicó" un poco cuando al otro lado de la separación se formó otra pareja con muchas ganas de que el resto de sus congéneres confinados se mudaran a otro lugar. Hubo peleas con resultados variados (nunca fatales) así que tomé la decisión de sacar a los otros 5 peces y ponerlos en otro acuario de 200 l; cuando coincidía que ambas parejas estaban cuidando a sus huevos y crías las peleas contra la silueta de la otra pareja reflejada en la separación eran constantes, así que determiné deshacerme de ella permutándola a un comerciante acuariófilo de mi ciudad; esta pareja sigue desovando, cada mes aproximadamente, ante el público sin ningún problema.
Parachromis managuense, macho defendiendo su territorio. |
Terminar diciendo que aunque los "guapotes" pueden contentarse con volúmenes relativamente pequeños no son peces que puedan desarrollar su especial comportamiento en un pequeño acuario por lo que desaconsejo totalmente su adquisición a aquellas personas que no puedan darles unas condiciones mínimas de mantenimiento.
Bibliografía:
Bussing, W. A. (1998): "Peces de las aguas continentales de Costa Rica". Editorial Universidad de Costa Rica.
© José L. Blanco 06/01/2001
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