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Haplochromis nubilus
Nombre comercial: Haplochromis nubila.
Sinónimias: Haplochromis desfontainesii, Haplochromis nuchisquamulatus, Paratilapia victoriana, Tilapia nubila, Astatotilapia nubila, Haplochromis nubila, Haplochromis annectidens.
Por: José L. Blanco: jlblanco@ciclidos.org (diciembre 2001).
Haplocrhromis nubilus
es
un bonito Cíclido de unos 10 cm, procedente de la zona del lago Victoria así
como de los lagos, ríos y canales cercanos: Kyoga, Nabugabo, Edward, George,
Kachira, Navakali, Kijanebalola... El pez tiene la típica forma de
Haplochromis. La coloración del macho en celo es de un bonito cuerpo azul
oscuro cercano al negro con parte de las aletas anal y caudal en rojo fuerte, la
dorsal también recibe al menos un ribete del mismo color. Las hembras
sensiblemente más pequeñas, se conforman con una coloración gris verdosa
tirando al oliva Los juveniles y machos no dominantes imitan esta coloración
aunque los cambios de una fase a otra pueden ser muy bruscos.
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Haplocrhromis nubilus, ejemplar macho dominante. Foto José L. Blanco. |
La alimentación de estos peces
en la naturaleza es omnívora con preferencia sobre las larvas de insectos y
otros invertebrados, en cautividad se le puede alimentar de casi cualquier cosa
ya que no es nada selectivo: alimento natural (incluso los caracoles de nuestro
tanque verán pronto reducida su población), congelado, croquetas, pellets,
escamas... ya sean de origen vegetal o animal cualquier cosa que quepa en su
boca es susceptible de servir como alimento.
La temperatura en su medio
natural está normalmente entre 20 ºC y 30 ºC aunque en acuario resiste
perfectamente extremos entre los 16 ºC y los 34 ºC sin mostrar daños
aparentes. No es uno de los cíclidos más especializados de su zona y quizás
por ello, al ser más “generalista” resiste el acoso de la introducción de
la perca del Nilo (Lates niloticus) que ha llevado a casi todas las
especies del Victoria a la práctica extinción.
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Haplocrhromis nubilus, hembra. Foto José L. Blanco. |
La experiencia en mis acuarios,
es la siguiente:
De la visita a un buen amigo criador, traje a mi domicilio una decena de juveniles de esta especie, los peces no tenían aún 2 cm y aún así, después de una cuarentena de 7 días, dado su magnífico aspecto y conducta los metí en un acuario de120 X 40 X 30 cm (144 litros); el acuario tiene un filtro interior Biolife, mod 55, con filtración mecánica y biológica (seco-húmeda) así como un termocalentador de 150W integrado. La decoración del tanque la conforma una base de grava más o menos clara (5 – 8 cm de espesor y 4-5 mm de granulometría) y algunas grandes piedras calizas diseminadas por toda la superficie. Como especies vegetales, caben destacar Anubias, Cryptocoryne, Crinum y algún Microsorium (Helecho de Java).
El mantenimiento del acuario se reduce a limpiezas frecuentes de la etapa mecánica del filtro (un par o tres de veces a la semana) y cambios de agua semanales entre un 25 y un 30% ...aunque en períodos vacacionales esta rutina se ha interrumpido llegando al mes sin ningún cambio de agua, pero en esos casos no he observado ninguna variación en la conducta de los peces. Los parámetros del agua, habida cuenta de los cambios, normalmente, de la misma, apenas fluctúan dando un pH entorno a 8 y una dureza superior a 20º dGH y KH aproximadamente de 6; Amoniaco y Nitrito entorno a cero y tasa de Nitratos inferior a 15 ppm. La iluminación está a cargo de dos tubos fluorescentes trifosfóricos de 30 W que dan una luz muy blanca, el fotoperíodo suelo variarlo en función de la época del año, entre 8 y 14 horas de luz diaria.
En este acuario, donde casi se perdían estos “pequeñajos” a no ser por su constante ir y venir en busca de comida, esta constaba de casi cualquier cosa, intentando ser lo más variado posible... mejillón, pescado, lombrices de tierra, artemia y larva de mosquito congelada, algunas papillas caseras, complementando con algún alimento seco de buena calidad. Con esta dieta fueron creciendo y a los pocos meses uno de los pequeños machos empezó a cambiar de coloración dando paso, de un conspicuo verde oliváceo, a un magnífico pez con la coloración de celo descrita al principio de este artículo. La verdad que la madurez de los peces en este acuario fue general ya que de pronto los tres pequeños machos que quedaban (ratio 4/6), enseguida adoptaron la misma coloración, aunque después de algunas escaramuzas pronto se decidió quien la ostentaría de continuo y quien solo puntualmente. Los machos no dominantes tienen una coloración intermedia más próxima a las hembras, esto impide agresiones de parte del macho dominante.
Retomando el “hilo del asunto”, en aquellos momentos dejé que la “naturaleza obrara por su cuenta” y aunque la talla promedio no era muy grande, 6 cm los machos y 5 cm las hembras, dejé que se empezaran a reproducir sin ninguna ayuda o restricción por mi parte. Las puestas se sucedían pero las hembras no aguantaban mucho los huevos en su boca, normalmente los perdían a los pocos días generalmente en el momento de dar de comer a los peces. El macho delimitó un territorio a donde intentaba, tras un breve cortejo, que todas las hembras entraran. Recordemos ahora que estos peces son incubadores bucales y tienen una puesta y fecundación clásica en forma de “T” en la que los cónyuges se mantienen en posición perpendicular por turnos (cuando la hembra pone los huevos y cuando el macho los fecunda y esta los recoge en su boca)... esto es más fácil de ver que de explicar por lo que hemos puesto un vídeo en la sección “Archivos” del grupo “Ciclidos-Sp” captando el apareamiento de esta especie.
Poco tiempo después, seleccioné una hembra (la más grande, en ese momento con 6 cm) y esperé a verla recoger los huevos fecundados por el macho con su boca, cuando terminó el apareamiento, apagué las luces del acuario y al cabo de una hora, esperé a que todo se calmara, y casi en la oscuridad total, atrapé a la hembra con un salabre; sin sacarla del agua la metí en una jarra pues así quería evitar que la hembra, al verse fuera del agua intentando respirar, expulsara los “preciosos” huevos que contenía en su boca. Trasladé a la hembra a un pequeño acuario de 20 litros sin substrato de fondo y con agua del acuario original, algunas plantas (Anubias y Ceratophyllum) y un filtro de esponja movido por un compresor de aire.
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Haplocrhromis nubilus, fecundación y recogida de huevos. Foto José L. Blanco. |
Durante la fase de
incubación se dice que las hembras no se alimentan aunque yo he observado a
algunas hembras de más edad y por tanto más experimentadas comer en una
postura característica (casi completamente pararela a la superficie)
seguramente para permitir comer sin tragar todos los huevos que ocupan la parte
baja de su mandíbula inferior. Al cabo de tres semanas, un buen día, la hembra
separada en el pequeño acuario “escupió” toda su prole consistente en una
cuarentena de pequeños alevines (pequeños para lo que yo estaba acostumbrado
con otros incubadores bucales). A la hembra la dejé en el pequeño acuario con
sus crías para que se repusiera antes de devolverla al acuario principal, en
ningún momento observé que las crías volvieran a su boca en momentos de
peligro o por la noche como había visto en
Oreochromis o Tilapia. La alimentación de las crías fue
muy bien, ya que consumían casi cualquier cosa, nauplios de artemia y comida
para alevines al principio y después larvas de mosquito y comida para adultos
troceada en relación a su tamaño. Con esta dieta crecen sin problemas y tengo
que decir que no se observa casi ninguna baja después de las primeras 48 horas.
Una semana después del
“alumbramiento” devolví a la hembra al acuario comunitario quedando preñada
otra vez a los pocos días, con franqueza pienso que habría que dejar a las
hembras quizás un poco más de tiempo reponiéndose, ya que el largo ayuno
motivado por la incubación debe dejarlas exhaustas y además de lo prolífica
que es esta especie tenemos que tener en cuenta que apenas se pierde ningún
alevín durante el crecimiento.
Por último reseñar que este pez es más que recomendable, ya que además de su resistencia y vivacidad combina una bonita coloración y su conducta variada, es susceptible de ser observada y estudiada para aprender más sobre el interesante grupo de especies al que pertenece.
© José L. Blanco: jlblanco@ciclidos.org (diciembre 2001)
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